La compañía de automóviles china Geely Holding completó la compra del fabricante de autos de lujo sueco Volvo en una transacción valorada en US$1.300 millones, la mayor compra realizada hasta la fecha por una empresa de automoción china.
"Este acuerdo refleja la debilidad de las industrias automovilísticas europea y estadounidense y las ambiciones de sus rivales emergentes en China", sugirió el analista de la BBC Theo Leggett.Durante los últimos años, Volvo –una de las marcas más conocidas de la industria sueca junto con Saab- fue propiedad del gigante estadounidense Ford.
"Ford pretendía explotar la buena reputación de la ingeniería de Volvo, pero la disminución de las ventas y los costos de producción hicieron que la empresa decidiera vender sus filiales europeas a partir de 2006", agregó Leggett.
En 2007, la empresa estadounidense vendió la marca británica de automóviles deportivos Aston Martin a un consorcio de inversores y en 2008 cerró un acuerdo con el fabricante indio Tata por la venta de Jaguar y Land Rover.
El mayor mercado
Ahora, Geely tiene por delante el reto de hacer que Volvo vuelva a tener beneficios a medio plazo.El año pasado, la empresa sueca presentó unos ingresos de US$12.400 millones, pero sus pérdidas fueron de US$653 millones.
"Geely espera que la adquisición de Volvo le permita expandir sus operaciones en China, que ha superado a Estados Unidos como el mayor mercado de automóviles mundial", destacó Leggett.
En un principio, los representantes sindicales de los trabajadores de Volvo, se mostraron contrarios a la operación ante los temores de que parte de la producción –y de los empleos- fuera trasladada a China.
Sin embargo, de acuerdo con la agencia de noticias Reuters, esta posición cambió tras el compromiso de Geely de conservar las plantas europeas.
"La producción, la investigación y el desarrollo permanecerán en Suecia y China es el mercado que más rápidamente está creciendo, así que esperamos que esto tenga un efecto positivo sobre el empleo. Es bueno que se haya cerrado el trato", comentó Stefan Lofven, director del Sindicato Sueco de Trabajadores de la Industria y el Metal.
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