Vengo con asiduidad a Silicon Valley, en California, porque es un lugar en el que se puede aprender cómo nacen los negocios y cómo, a veces, prosperan.
Durante décadas, una plétora de compañías se hizo grande e influyente en el valle, que agrupa a empresas basadas en las nuevas tecnologías.Organizados con base en las distintas necesidades de una compañía en ciernes -los consultores, los abogados, y los socios capitalistas- los pequeños pueblos que salpican el valle son un foco de atracción para las mentes más brillantes del mundo, seducidas por un lugar donde suceden cosas.
Es fascinante, por eso, tropezarse con un edificio que sintetiza el microcosmos que es Silicon Valley.
Alfombras
Está regentado por Said Amidi, cuya familia escapó de Irán al estallar la revolución islámica en 1979. Asistía a una escuela de negocios en el valle cuando se vio sorprendido por la sugerencia hecha por su padre de que debía empezar a trabajar para ganarse el pan.Su familia había abierto una tienda de alfombras persas en la calle principal de la pequeña y próspera Palo Alto, al lado de la Universidad de Stanford y de la ingente concentración de riqueza controlada por inversores en nuevos negocios en Sand Hill Road.
La tienda, Medallion Rugs, aún está allí. Es un buen lugar para encontrar a gente que se acaba de hacer rica gracias a sus nuevas empresas.
Necesitan alfombras para sus nuevas casas, una de las primeras cosas que los nuevos ricos suelen comprar.
Said Amidi decidió empezar sus propios negocios: inmobiliarias, empresas de capital riesgo y una empresa embotelladora.
Historias de éxito
Cuando vi el edificio por primera vez, hará unos diez años, todavía tenía un adhesivo en la puerta perteneciente a un reciente inquilino: Google.Antes de que llegara Google, fue sede de Logitech, una empresa originaria de Suiza famosa por artefactos periféricos como teclados o cámaras web.
Las pequeñas empresas que llegan a tener éxito no se quedan mucho tiempo en el número 165 de la Avenida Universidad. En sus locales pueden trabajar alrededor de 20 empleados pero se quedan pequeños si la empresa crece hasta tener 60, algo que suele suceder, muy rápidamente, con los nuevos negocios radicados aquí.
Después de la mudanza de Google, llegaron la empresa de pagos por internet Paypal y el diseñador de celulares Danger. Ambos proporcionaron a sus fundadores cientos de millones de dólares poco después de trasladarse fuera del 165 de Avenida Universidad, cuando fueron adquiridos por compañías más grandes.
Y el astuto arrendador Said Amidi consiguió quedarse con un pequeño paquete de acciones en Paypal junto con su renta.
Con un amplio historial de inversiones de éxito detrás de sí, ahora alquila espacio a otras empresas nacientes en un edificio cercano más grande, con la esperanza de que la buena suerte del 165 de la Avenida Universidad se contagie a una nueva generación de emprendedores.
Cuando toca iniciar un negocio, no puedes despreciar la importancia del factor suerte.
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