Hace una semana el videochat aleatorio fundado en 2009 por un adolescente ruso anunció el cierre temporal de sus puertas debido al lanzamiento inminente de «una versión renovada y actualizada» que atajase los problemas de «vouyerismo» y exhibicionismo sexual de este servicio.
Unos inconvenientes que, a juzgar por el resultado, no han logrado eliminar en la nueva versión Chatroulette , estrenada una semana después de la clausura del «experimento#1», y que busca convertirse en una herramienta más libre de desnudos y económicamente rentable que su antecesora.
Según explica Techcrunch, el sitio creado por Andrei Ternovskiy regresa con un lavado de cara apenas imperceptible, que sitúa el botón de 'next' o siguiente usuario entre el vídeo y la caja de chat, incluye controles de volumen, micrófono y webcam y permite redimensionar la pantalla pinchado en la parte superior derecha de la misma. «Por el momento el sitio es realmente sospechoso, pero cuando el videochat funciona parece que el problema de penes está lejos de irse tanto por mi experiencia personal como por lo que he escuchado de otros usuarios. De hecho, parece que va a peor», considera la redactora de este portal especializado.
El hecho de que Chatroulette apenas haya sufrido cambios da mayor credibilidad a los rumores que apuntaban que este portal no cerró voluntariamente, sino que utilizó sus vacaciones «offline» para tapar un agujero de seguridad que evitase el robo de datos de sus usuarios.
Hace unos días distintas fuentes señalaron al fundador de Napster y ex consejero de Facebook, Sean Parker, como el encargado de poner en marcha el lavado de cara de Chatroulette, cuya principal novedad podría ser un algoritmo que destaque a los usuarios más interesantes frente a aquellos que han recibido demasiados 'next' (la fórmula de este videochat para pasar al siguiente internauta). Una fórmula que, de momento, parece no haber sido implantada con éxito en este paraíso para exhibicionistas, con tinte pornográfico.
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