Empresas privadas bajo contrato de la Administración francesa iniciaron esta semana una titánica operación de unos dos millones de euros para extraer el agua de un inmenso lago concentrado bajo el hielo del glaciar Tête Rousse del célebre Mont Blanc, el techo de Europa occidental. La bolsa de agua, que amenazaba con reventar y llevarse por delante una ciudad, fue detectada a partir de 2007 gracias a la queja del alcalde de la localidad: protestaba por el abandono de las galerías artificiales que, construidas por el Estado y operativas durante un siglo, habían estado extrayendo el agua bajo el glaciar.
Está en juego toda una pequeña ciudad, Saint-Gervais les Bains, de unos 5.000 habitantes en verano y muchos más en invierno, dadas sus pistas de esquí y su capacidad de alojamiento. El término municipal es extenso y se enorgullece de ser "el gran municipio con más desnivel de toda Francia"; entre el pico, a unos 3.800 metros de altitud, y la parte baja de la ciudad, a unos 800, va una auténtica bajada de montaña rusa.
El lado negativo de ese asunto es que el valle que aloja el núcleo urbano se sitúa exactamente debajo de los glaciares de Tête Rousse et Bionnassay. El 12 de julio de 1892, la vida de lo que entonces era un simple pueblo de ganaderos quedó paralizada por completo: una avalancha de agua, hielo, rocas, lodo y árboles arrasó decenas de edificios y mató a 175 personas. Y fue precisamente porque la presión de una bolsa de agua subglaciar de la Tête Rousse había reventado la tapadera de hielo de la parte baja del endemoniado glaciar. Una riada difícil de imaginar, de más de 25 metros de altura según los puntos, aplastó la ciudad.
Galerías excavadas
Aún hoy, en la web de Saint-Gervais se recuerda esa catástrofe. Pero, además, desde ese fin de siglo XIX, "este glaciar es purgado cada año mediante una galería excavada bajo el casco de hielo por los servicios del RTM, para impedir que se reproduzca tal acontecimiento", dice la web municipal.¿Entonces, si es purgado, por qué se produce el problema que obliga a gastar unos dos millones de euros en la operación en sí, y medio millón más en tareas de seguridad y protección civil? La sigla extraña, RTM, oculta en realidad el nombre de un servicio muy específico de la legendaria Oficina Nacional de Bosques (ONF) francesa. Se trata del servicio de Restauración de Terrenos de Montaña (RTM). Este servicio se ocupó de la fontanería corriente del glaciar de Tête Rousse durante un siglo, que estuvo rindiendo fieles y leales servicios hasta 2007.
Ese año, y coincidiendo con un periodo de recortes presupuestarios, los servicios del Estado anunciaron el abandono de la galería. Como reza un documento fechado el 23 de agosto pasado y firmado por el alcalde de Saint-Gervais, Jean-Marc Peillex, al que tuvo acceso Público: "En 2007, el abandono por el Estado del mantenimiento de esta galería no recibió mi acuerdo. Y fue así como se decidió confiar una misión de estudio" a varios glaciólogos del Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS), añade el alcalde, con el fin de "probar que el glaciar ya no representaba un peligro".
Tras varios estudios, en particular de los glaciólogos Christian Vincent y Marc Descloitres, la utilización de radares permitió detectar las anomalías bajo el casco de hielo en 2008. A finales de junio y principios de julio pasado, la utilización de una sonda de resonancia magnética permitió determinar con certeza que las cavidades detectadas en el fondo del glaciar y en su curso intermedio estaban, efectivamente, repletas de agua.
"Aunque la presencia de agua no ofrece dudas, evidentemente es imposible saber desde cuándo esa bolsa de agua está presente bajo el glaciar. Por lo tanto, nadie puede afirmar que el riesgo es inminente, como nadie puede afirmar que no existe riesgo", destaca el alcalde, satisfecho de haber logrado hacer aplicar el "principio de precaución".
Un principio de precaución que va a obligar al Estado, que corre a cargo con el 40% del coste de las nuevas obras, y a la UE -que asume otro 40%-, a gastar mucho más de lo que le hubiera costado el mantenimiento de las galerías centenarias. En el servicio responsable de estas galerías, el RTM de la ONF de la región de Alta Saboya, uno de los directivos, Nicolas Cart, aseguró a Público que "la galería evitó a lo largo de todas esas décadas una nueva catástrofe, pero esta vez ya no era útil". Una afirmación incuestionable en su primera parte: un siglo, cero accidentes. Pero una afirmación demasiado fácil en su segunda parte: el Estado ya había decidido abandonar la galería en 2007, antes del descubrimiento de los glaciólogos.
Según la revista Sciences et Avenir, una de las más solventes de Francia en información científica, el problema ahora es la incógnita que representan unas obras de tres meses como mínimo que nunca antes se han efectuado a tal escala.
"No sabemos si se trata de una única bolsa, o de una red de galerías. En el segundo caso, muy probable, después de la extracción del agua quedaría una especie de gruyere bajo el glaciar, y todo eso puede aguantar", explica el glaciólogo del CNRS Emmanuel Le Meur. Por el contrario, si los 65.000 m3 de agua están en una bolsa única, el escenario más probable es el hundimiento de toda una porción del glaciar.
Como el glaciar de Tête Rousse se encuentra en la vía real de ascenso al Mont-Blanc, los responsables turísticos de la región ya planean desplazar unas decenas de metros ese camino, así como los váteres públicos que se habían colocado allí para los montañeros, algo que exigirá más obras de fontanería.
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