El fabricante alemán ofrece unas previsiones muy cautas, preocupado por cómo la presión sobre los precios de venta afectará a los ingresos de la compañía.
Siemens quiere ser cauto y no arriesgarse prediciendo un año en el que mejoren sus cifras sustancialmente. La compañía asegura que las condiciones de cambio siguen siendo duras, y que la presión sobre los precios de venta puede afectar en demasía a su cuenta de ingresos.
Es por eso que ha realizado unas previsiones 'a la baja', según han considerado algunos analistas. El gigante alemán ha señalado que espera terminar su año fiscal -que termina en septiembre de este año- cerrará sus cuentas perdiendo unos 73.000 millones de euros en ventas, frente a los 77.000 millones de euros que perdió el año anterior.
Así lo ha asegurado el director financiero de Siemens, Joe Kaeser, que asegura que no hay motivos para ver una recuperación en la economía. "Las condiciones en el sector de la manufactura y los mercados financieros mundiales siguen difíciles", aseguró ayer en Nueva York.
Reconoció el directivo que los recortes de gastos de la compañía están funcionando, pero fue claro: "pasarán años hasta que las cifras record de 2007 y 2008 vuelvan a estar al alcance".
Es por eso que cifró en 6.000 o 6.500 millones de euros los beneficios operativos anuales que obtendrá la compañía. El año fiscal anterior obtuvo 7.470 millones de euros.
La próxima comunicación de resultados trimestrales por parte de Siemens tendrá lugar el próximo día 26 de enero.
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