Se suponía que Google y Apple eran las empresas más «enrolladas» y mejor avenidas de Silicon Valley, la pesadilla progre (Google) y de diseño (Apple) de Microsoft. Sin embargo, en los últimos tiempos la rivalidad entre ambas firmas se está calentando mucho y pronto competirán a cara de perro, si no es que lo están haciendo ya. Por de pronto, las dos se disputan cuál va a ser el producto estrella de 2010: ¿el Nexus One o la iSlate?
Refuerzo de marca
El superteléfono inteligente Nexus One, la respuesta de Google al iPhone, acaba de salir y dicen que ya tiene problemas. Hay quejas del servicio técnico postventa. Y es que en este negocio el «yo me lo guiso, yo me lo como», no es tan fácil. No es tan sencillo hacerse responsable del hardware y del software de un producto sin ayuda de nadie, como pretende hacer Google al poner en el mercado el único teléfono inteligente que se puede comprar enteramente libre, no uncido a ningún operador.
El superteléfono inteligente Nexus One, la respuesta de Google al iPhone, acaba de salir y dicen que ya tiene problemas. Hay quejas del servicio técnico postventa. Y es que en este negocio el «yo me lo guiso, yo me lo como», no es tan fácil. No es tan sencillo hacerse responsable del hardware y del software de un producto sin ayuda de nadie, como pretende hacer Google al poner en el mercado el único teléfono inteligente que se puede comprar enteramente libre, no uncido a ningún operador.
Pero Google puede estar dispuesta a arrostrar estas y otras molestias a cambio de reforzar la marca de la casa, que es el monopolio de lo virtual. Al monopolio físico de Microsoft, a su encarnizada lucha por hacer de cada PC en Vietnam, cautivo de sus propios buscadores y sistemas operativos, Google opuso una aparente e ilimitada libertad. El usuario podía conectar con ellos desde donde le daba la gana. Vendían un servicio, no una máquina. Te vendían la red, que ya es tuya... debidamente filtrada por el tamiz de ellos.
Calculan los expertos que en 2011 ya habrá en el mundo más teléfonos inteligentes que ordenadores personales y que en 2015 los «smartphones» acapararán el grueso de las conexiones a internet. El negocio estará en la computación o en la navegación asistida: todos los programas y todo el software que uno necesite estarán no en una máquina sino en una «nube» virtual a la que se accederá con el supermóvil. Se calcula que este negocio moverá más de 5.000 millones de dólares al año.
Armarse ante lo que viene
Ante eso, todas las grandes empresas del sector se están armando, aunque unas más que otras. La comparación ni siquiera se mantiene estable. Aunque Google fue la pionera en apostar antes por el uso que por la posesión de la informática, eso no significa que a veces no se equivoque o que no se pueda ver adelantada por los aciertos de otros.
Ante eso, todas las grandes empresas del sector se están armando, aunque unas más que otras. La comparación ni siquiera se mantiene estable. Aunque Google fue la pionera en apostar antes por el uso que por la posesión de la informática, eso no significa que a veces no se equivoque o que no se pueda ver adelantada por los aciertos de otros.
Por ejemplo no está claro que el Nexus One, incluso si soluciona los problemas de asistencia técnica a los usuarios, consiga desbancar al iPhone. O a su relevo que podría estar a punto para 2010. Aunque, por parte de Apple, se espera que éste sea el año de la iSlate.
Incontables rumores sitúan su presentación oficial para el 27 de este mes, y muchos creen que será la bomba: un tablet PC, un cruce de iPhone y de finísimo ordenador portátil. Un lujoso panel táctil a todo color con un a pantalla que oscilará entre las 7 y las 10 pulgadas (se dice que Apple trabaja en las dos versiones) y que servirá lo mismo para ver la tele que para escuchar música, leer libros y la prensa, etc. Aparte de por su indudable fotogenia, que a un producto de Apple se le supone, como el valor al soldado, se espera que la iSlate pegue fuerte por incorporar usos y funciones ausentes de todos los «tablet PC» anteriores. Renovarse o morir.
Joya de la corona
No es que la iSlate entre en competencia directa con el Nexus One. No en lo referente al uso directo. Pero sí en su aspiración por convertirse en la joya de la corona de cualquier cazatesoros informáticos. Un Nexus One libre cuesta más de 500 dólares. La iSlate dicen que se venderá a partir de ese precio y hasta los 1.000 dólares. O uno ha nacido con un cuerno de la abundancia en cada mano, o tendrá que darse un capricho por vez.
No es que la iSlate entre en competencia directa con el Nexus One. No en lo referente al uso directo. Pero sí en su aspiración por convertirse en la joya de la corona de cualquier cazatesoros informáticos. Un Nexus One libre cuesta más de 500 dólares. La iSlate dicen que se venderá a partir de ese precio y hasta los 1.000 dólares. O uno ha nacido con un cuerno de la abundancia en cada mano, o tendrá que darse un capricho por vez.
Por lo demás las compañías se buscan las cosquillas silenciosamente la una a la otra en multitud de campos. Su último gran campo de batalla ha sido el de los anuncios en el móvil. Hace unos meses Google consiguió desbancar a Apple en la compra de AdMob y ahora Apple se ha «vengado» adquiriendo Quattro Wireless. De plataforma en plataforma y tiro porque me toca.
El tercero en discordia
¿Acabarán haciéndose daño dos empresas que hasta ahora parecía que tenían tanto en común, empezando por el archienemigo Microsoft? La guerra entre Google y Apple puede dar un respiro al histórico imperio fundado por Bill Gates, y que hasta ahora ha visto fracasar todos los intentos de situar su propio buscador, Bing, por delante del de Google.
¿Acabarán haciéndose daño dos empresas que hasta ahora parecía que tenían tanto en común, empezando por el archienemigo Microsoft? La guerra entre Google y Apple puede dar un respiro al histórico imperio fundado por Bill Gates, y que hasta ahora ha visto fracasar todos los intentos de situar su propio buscador, Bing, por delante del de Google.
Otro respiro puede venir de China. Esta semana Google anunció a bombo y platillo que dejaba de aceptar las restricciones -en cristiano, la censura- a su buscador impuestas por el Gobierno chino, lo cual, en la práctica, equivale a dejar de operar en China. Google anunció esto alegando un ataque masivo a sus cuentas -y a las de otras firmas, entre las que dejó caer que podría estar Yahoo- por parte de sofisticados hackers a sueldo de Pekín.
La noticia causó un gran impacto selectivo. Por ejemplo en China casi no se habla de ello. Fuera de China las reacciones mayormente se han agrupado entre los que se emocionan por esta tardía defensa de la libertad de expresión (¡ya era hora, «don´t be evil!») y los que creen que Google no daría este paso de no haber constatado que no tiene nada que hacer en el gigante asiático. Que tiene todo el terreno comido por el buscador chino progubernamental Baidu. Entonces tratarían de convertir una derrota en una retirada digna y en una brillante operación de marketing de cara al resto del mundo.
La pregunta es si esto abrirá puertas en China a Microsoft y a Yahoo, mejor posicionadas en ese mercado. Sin ir más lejos, en 2005 Yahoo vendió sus operaciones en China a una empresa próxima al gobierno chino; Yahoo conserva la titularidad de las acciones pero no de la gestión, con lo cual «su» navegador está mucho menos sujeto a la censura y el escrutinio.
En cualquier caso sí parece innegable es que el crecimiento de Google decrecerá en algún punto. Oído Apple. Pero también, ojo: ¿y si Google, tan pionera en otras cosas, hubiese sido la primera gran empresa informática occidental que se da cuenta de que hay que huir del mercado chino como del diablo?
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