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2010/01/20

El sucesor de Mozart no tiene alma

Fuente: Publico.

Como a su gran ídolo, Mozart, su pasión y su casi milagrosa capacidad musical han llevado a Emilly Howell a completar su primera gran obra antes de cumplir los diez. Entre ellos, sólo una diferencia: Emily es un revolucionario programa informático creado hace seis años por el músico y profesor de la Universidad de California Santa Cruz (UCSC) Dave Cope. La próxima primavera verá la luz su primer disco, From Darkness, Light (De entre las sombras, luz), una composición en seis actos interpretada por dos pianistas humanos.

A pesar de que los expertos de publicaciones como The Times o The Guardian han calificado a Emily como la nueva sensación de la música sinfónica y a sus composiciones como "obras maestras", muchos puristas dudan de la capacidad de un ordenador para crear melodías a la altura de los grandes genios.

Este rechazo ha calado e importantes orquestas filarmónicas se han negado a interpretar sus composiciones, incluso hay voces que han pedido al profesor Cope "que asesine" a Emily, algo a lo que él no está dispuesto. En una entrevista con Público en Los Ángeles, Cope defendió a su alumna y aseguró que "puede ser tan buena como cualquier ser humano". "Los aficionados van a quedarse boquiabiertos cuando descubran que es un programa informático", vaticinaba.

Su música es similar a la de cualquier maestro del siglo XX, como Stravinsky o Rajmaninov, "aunque con un estilo propio y diferenciado", explica Cope, que ha dedicado más de cuatro décadas a dar vida al compositor virtual perfecto. Emily Howell es una versión mejorada de su precursora Emmy, un programa creado por Cope en los años 80 capaz de analizar a los grandes compositores y copiar su estilo. A ella le debe la primera parte de su nombre, mientras que Howell es el nombre de su padre.

Lo que hace especial a Emily respecto a Emmy es que tiene criterio musical propio. "Su principal meta es complacer a la audiencia", señala Cope. Entre Emily y él existe "un diálogo" para intercambiar ideas que no existía con su antecesora. "Yo le explico qué partes me gustan y cuáles creo que debe cambiar, aunque no siempre me hace caso. Es muy cabezota", bromea. El método de trabajo es sencillo: Emily estudia las composiciones de cientos de músicos, luego compone y el profesor Cope juzga. Presionando una tecla aplaude la creación, con otra la abuchea y Emily la rehace. "Es un proceso lento que lleva entre 30 y 40 horas por pieza".

Una muestra del talento de Emily bastó para que las discográficas se peleasen por editar su álbum debut. Pero Cope es realista y no quiere que a Emily se le suba el éxito a la cabeza. "Hasta la fecha he editado seis discos, unos han tenido mucho éxito y otros, ninguno. No espero nada. Puede que sea un fenómeno de masas o que a nadie le interese", asegura. En cualquier caso, Dave y Emily ya trabajan en su próximo proyecto, una ópera.

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