Corría el año 1999 y el mundo se preparaba para el efecto 2000, el nuevo milenio, el fin de los días. Todo empezaría con las centrales energéticas. Dejaría de llegar suministro eléctrico a las ciudades y tras un cinematográfico apagón durante la cuenta atrás para dar la bienvenida al nuevo año todo comenzaría a venirse abajo.
Las compañías bancarias podrían perder los datos de todos los clientes y saldos bancarios, todo el mundo vería su saldo reducido a cero. Los transportes controlados mediante equipos informáticos no responderían, los teléfonos dejarían de funcionar, los servicios de emergencias se colapsarían, el pillaje y el saqueo serían la puerta de entrada para que la anarquía se adueñara del mundo y la civilización humana sería tan solo un lejano rumor en un desierto y derruido planeta Tierra.
Así lo advertían expertos mundiales: "Estad preparados" era el mantra repetido una y otra vez en el sector de las tecnologías de la información (TIC). El mundo se hacía consciente por primera vez en su historia de lo mucho que se dependía de ellas. Las TIC se convertían en un importante actor del mundo empresarial y así lo demostraban las bolsas mundiales con las empresas del sector marcando máximos históricos.
Dos dígitos que pudieron cambiar el mundo
Los culpables pudieron haber sido tan solo dos números. Cuando se almacenaban fechas en los equipos informáticos se utilizaban dos números en lugar de cuatro en el año para ahorrar espacio y memoria. El problema conocido como 'efecto 2000' se basaba en la tesis de que, una vez alcanzado el año 2000, los equipos lo marcarían como año 00 sin tener en cuenta el cambio de siglo, por lo que en lugar de entrar en el nuevo milenio, el mundo, a efectos informáticos, viviría en 1900.
El entonces vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, aseguraba que España estaba preparada para afrontar el nuevo milenio: "Todas las pruebas realizadas han sido satisfactorias, por lo cual es preciso emitir un mensaje de tranquilidad".
El Banco de España garantizó el suministro de dinero de todos los cajeros automáticos asegurando la posible retirada de efectivo para los días anteriores y posteriores al temido 1 de enero del año 2000.
Mientras el Gobierno preparaba un plan de contingencia para supervisar la transición desde la mañana del 31 de diciembre, para monitorizar las consecuencias en países con diferente zona horaria, hasta el 7 de enero para evaluar los posibles daños. Según Álvarez Cascos, "el objetivo es transmitir tranquilidad a los ciudadanos y hacer frente a las posibles contingencias que puedan surgir".
Durante la Nochevieja que daba paso al año 2000 todas las grandes empresas tenían a su disposición un equipo de expertos informáticos preparados para un posible colapso en sus equipos y las miradas se fijaron en Nueva Zelanda, Australia y Japón, los países que serían los primeros en recibir el nuevo milenio y por tanto campo de pruebas de las posibles consecuencias del 'efecto 2000'.
1 de enero de 2000
El reloj finalizó su particular cuenta atrás hacia el próximo año y el mundo contuvo la respiración mientras esperaba que algo sucediese y confirmar si las alarmas que se habían disparado durante los meses anteriores eran infundadas o justificadas.
Llegó la hora de Nueva Zelanda y no hubo noticias de interés. Australia, nada nuevo. Japón, fallos leves en las centrales nucleares de Fukushima, Onagawa y Shiga. En Estados Unidos ocho centrales nucleares detectaron también fallos leves que no tuvieron ninguna consecuencia.
En España, al igual que Japón y Estados Unidos, también se registraron problemas en las centrales nucleares de Garoña y Zorita, aunque de poca importancia y salvo algún fallo en dos gasolineras de Valencia que no pudieron abastecer a sus clientes y en la DGT, que dejó de recibir datos durante un escaso margen de tiempo.
En el resto del mundo también hubo pequeños incidentes que recorrían el camino de la anécdota más que el de la catástrofe. Páginas web con fecha 1900 o 19100, Telecom Italia envío facturas a sus clientes con fecha de 1900 o una biblioteca escolar de Pennsylvania intentó cobrar a algunos alumnos prestamos por valor de 100 años de alquiler.
El día 1 de enero de 2000 el mundo se despertó como cualquier otro primer día del año y la pregunta que había en el aire era si todas las medidas que se habían tomado habían evitado mayores catástrofes o si se había generado una excesiva alarma.
Gasto público y privado
"La adaptación de los sistemas al 'efecto 2000' era un proceso necesario y no tenemos que lamentar ningún incidente. Sobre si se ha exagerado o no, es posible, cuando se decía que lo que había que hacer era irse al campo provistos de mantas, alimentos y armas, son los que al final hayan podido crear una situación de alarma", declaró en su día Antonio Cimorra el director de la Asociación Española de Empresas de Tecnologías de la Información (SEDISI) a Dealer World.
Además Cimorra añadió que su postura "siempre era contraria a mensajes alarmistas" y que, sin embargo, "la inversión efectuada era una necesidad" y si no se hubiera hecho se estaría lamentando "el fallo en muchos sistemas", cuyas repercusiones habrían llegado a la sociedad.
John Gantz, responsable en la consultora IDC de monitorizar los efectos del cambio de año declaró que "viendo el impacto que el Efecto 2000 ha tenido en países como Rusia, Bulgaria y Vietnam podemos hacernos una buena idea de lo que hubiera pasado si en países como Estados Unidos, Gran Bretaña o Suecia no nos hubiéramos preparado tanto. Parece que hemos gastado demasiado".
El gasto público en España ascendió a los 420 millones de euros del total de los 900 millones de euros que se gastaron en total en el país. Las cifras mundiales son mucho mayores. Según IDC el gasto que se hizo tanto a nivel mundial como en Estados Unidos fue superior a los daños que hubiesen supuesto las consecuencias del cambio de milenio.
Según la consultora, en Estados Unidos se gastó un total de 93.379 millones de euros por los 67.595 de pérdidas que se hubiesen registrado en el peor de los casos, una diferencia de 25.784 millones de euros. A nivel mundial la diferencia fue aún mayor, el gasto total alcanzó de 214.634 millones de euros, la pérdida potencial de dinero hubiese sido de 165.156 millones, por lo que hubo, según Gantz un exceso de gasto por valor de 49.477 millones de euros.
Reflexiones en el año 2009
Para bien o para mal el 'efecto 2000' supuso un cambio radical para la economía de las TIC. Benny Lasiter antiguo analista de Texaco declaró al portal ComputerWorld que "el 'efecto 2000' fue una llamada de atención, sobre todo a los altos ejecutivos que empezaron a entender la importancia de las TIC en la organización interna de la empresa".
Sin embargo, también hubo voces críticas con las medidas tomadas, en su momento. El entonces vicepresidente de la Confederacion de Pequeñas y Medianas Empresas (COPYME), Salvador Bellido declaró a Crónica que los más beneficiados fueron "sin duda las grandes empresas tecnológicas" que "han hecho el agosto a costa de las PYMES".
"Los anuncios que salían día y noche por televisión anunciando el fin del mundo si no se renovaban los ordenadores, fotocopiadoras, faxes y hasta lavadoras ha provocado que muchas empresas cambiaran equipos que no tenían ni tres años de antigüedad".
Bruce Schneier, jefe de seguridad de BT Global Services, añadió que "el problema fue que todos tenían miedo de lo que pudiera pasar y al final no ocurrió nada, la mayor consecuencia que hubiese tenido el 'efecto 2000' habría sido el enfado ante pequeños fallos más que la catástrofe".
Las compañías bancarias podrían perder los datos de todos los clientes y saldos bancarios, todo el mundo vería su saldo reducido a cero. Los transportes controlados mediante equipos informáticos no responderían, los teléfonos dejarían de funcionar, los servicios de emergencias se colapsarían, el pillaje y el saqueo serían la puerta de entrada para que la anarquía se adueñara del mundo y la civilización humana sería tan solo un lejano rumor en un desierto y derruido planeta Tierra.
Así lo advertían expertos mundiales: "Estad preparados" era el mantra repetido una y otra vez en el sector de las tecnologías de la información (TIC). El mundo se hacía consciente por primera vez en su historia de lo mucho que se dependía de ellas. Las TIC se convertían en un importante actor del mundo empresarial y así lo demostraban las bolsas mundiales con las empresas del sector marcando máximos históricos.
Dos dígitos que pudieron cambiar el mundo
Los culpables pudieron haber sido tan solo dos números. Cuando se almacenaban fechas en los equipos informáticos se utilizaban dos números en lugar de cuatro en el año para ahorrar espacio y memoria. El problema conocido como 'efecto 2000' se basaba en la tesis de que, una vez alcanzado el año 2000, los equipos lo marcarían como año 00 sin tener en cuenta el cambio de siglo, por lo que en lugar de entrar en el nuevo milenio, el mundo, a efectos informáticos, viviría en 1900.
El entonces vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, aseguraba que España estaba preparada para afrontar el nuevo milenio: "Todas las pruebas realizadas han sido satisfactorias, por lo cual es preciso emitir un mensaje de tranquilidad".
El Banco de España garantizó el suministro de dinero de todos los cajeros automáticos asegurando la posible retirada de efectivo para los días anteriores y posteriores al temido 1 de enero del año 2000.
Mientras el Gobierno preparaba un plan de contingencia para supervisar la transición desde la mañana del 31 de diciembre, para monitorizar las consecuencias en países con diferente zona horaria, hasta el 7 de enero para evaluar los posibles daños. Según Álvarez Cascos, "el objetivo es transmitir tranquilidad a los ciudadanos y hacer frente a las posibles contingencias que puedan surgir".
Durante la Nochevieja que daba paso al año 2000 todas las grandes empresas tenían a su disposición un equipo de expertos informáticos preparados para un posible colapso en sus equipos y las miradas se fijaron en Nueva Zelanda, Australia y Japón, los países que serían los primeros en recibir el nuevo milenio y por tanto campo de pruebas de las posibles consecuencias del 'efecto 2000'.
1 de enero de 2000
El reloj finalizó su particular cuenta atrás hacia el próximo año y el mundo contuvo la respiración mientras esperaba que algo sucediese y confirmar si las alarmas que se habían disparado durante los meses anteriores eran infundadas o justificadas.
Llegó la hora de Nueva Zelanda y no hubo noticias de interés. Australia, nada nuevo. Japón, fallos leves en las centrales nucleares de Fukushima, Onagawa y Shiga. En Estados Unidos ocho centrales nucleares detectaron también fallos leves que no tuvieron ninguna consecuencia.
En España, al igual que Japón y Estados Unidos, también se registraron problemas en las centrales nucleares de Garoña y Zorita, aunque de poca importancia y salvo algún fallo en dos gasolineras de Valencia que no pudieron abastecer a sus clientes y en la DGT, que dejó de recibir datos durante un escaso margen de tiempo.
En el resto del mundo también hubo pequeños incidentes que recorrían el camino de la anécdota más que el de la catástrofe. Páginas web con fecha 1900 o 19100, Telecom Italia envío facturas a sus clientes con fecha de 1900 o una biblioteca escolar de Pennsylvania intentó cobrar a algunos alumnos prestamos por valor de 100 años de alquiler.
El día 1 de enero de 2000 el mundo se despertó como cualquier otro primer día del año y la pregunta que había en el aire era si todas las medidas que se habían tomado habían evitado mayores catástrofes o si se había generado una excesiva alarma.
Gasto público y privado
"La adaptación de los sistemas al 'efecto 2000' era un proceso necesario y no tenemos que lamentar ningún incidente. Sobre si se ha exagerado o no, es posible, cuando se decía que lo que había que hacer era irse al campo provistos de mantas, alimentos y armas, son los que al final hayan podido crear una situación de alarma", declaró en su día Antonio Cimorra el director de la Asociación Española de Empresas de Tecnologías de la Información (SEDISI) a Dealer World.
Además Cimorra añadió que su postura "siempre era contraria a mensajes alarmistas" y que, sin embargo, "la inversión efectuada era una necesidad" y si no se hubiera hecho se estaría lamentando "el fallo en muchos sistemas", cuyas repercusiones habrían llegado a la sociedad.
John Gantz, responsable en la consultora IDC de monitorizar los efectos del cambio de año declaró que "viendo el impacto que el Efecto 2000 ha tenido en países como Rusia, Bulgaria y Vietnam podemos hacernos una buena idea de lo que hubiera pasado si en países como Estados Unidos, Gran Bretaña o Suecia no nos hubiéramos preparado tanto. Parece que hemos gastado demasiado".
El gasto público en España ascendió a los 420 millones de euros del total de los 900 millones de euros que se gastaron en total en el país. Las cifras mundiales son mucho mayores. Según IDC el gasto que se hizo tanto a nivel mundial como en Estados Unidos fue superior a los daños que hubiesen supuesto las consecuencias del cambio de milenio.
Según la consultora, en Estados Unidos se gastó un total de 93.379 millones de euros por los 67.595 de pérdidas que se hubiesen registrado en el peor de los casos, una diferencia de 25.784 millones de euros. A nivel mundial la diferencia fue aún mayor, el gasto total alcanzó de 214.634 millones de euros, la pérdida potencial de dinero hubiese sido de 165.156 millones, por lo que hubo, según Gantz un exceso de gasto por valor de 49.477 millones de euros.
Reflexiones en el año 2009
Para bien o para mal el 'efecto 2000' supuso un cambio radical para la economía de las TIC. Benny Lasiter antiguo analista de Texaco declaró al portal ComputerWorld que "el 'efecto 2000' fue una llamada de atención, sobre todo a los altos ejecutivos que empezaron a entender la importancia de las TIC en la organización interna de la empresa".
Sin embargo, también hubo voces críticas con las medidas tomadas, en su momento. El entonces vicepresidente de la Confederacion de Pequeñas y Medianas Empresas (COPYME), Salvador Bellido declaró a Crónica que los más beneficiados fueron "sin duda las grandes empresas tecnológicas" que "han hecho el agosto a costa de las PYMES".
"Los anuncios que salían día y noche por televisión anunciando el fin del mundo si no se renovaban los ordenadores, fotocopiadoras, faxes y hasta lavadoras ha provocado que muchas empresas cambiaran equipos que no tenían ni tres años de antigüedad".
Bruce Schneier, jefe de seguridad de BT Global Services, añadió que "el problema fue que todos tenían miedo de lo que pudiera pasar y al final no ocurrió nada, la mayor consecuencia que hubiese tenido el 'efecto 2000' habría sido el enfado ante pequeños fallos más que la catástrofe".
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