Ir al cine es caro y podría serlo aún más. La disputa que mantienen algunos estudios de Hollywood con las cadenas de salas de cine por el coste de las gafas especiales de tres dimensiones, amenazan con desembocar en un aumento de precio para los espectadores de hasta 3 dólares por entrada, además del extra que ya tienen que pagar por ver películas con la nueva tecnología incorporada.
De momento, Sony ha sido el primer estudio en asegurar que quiere dejar de pagar por la gafas, algo que le cuesta diez millones de dólares por película. En un comunicado, aseguran que dejarán de abonar los 45 centavos por entrada a la empresa RealD para cubrir el precio de la gafas, un movimiento que ha provocado las cadenas de cine hayan amenazado con dejar de proyectar las películas en 3D si eso sucede.
Nadie parece querer hacerse cargo de ese coste añadido que suponen las tres dimensiones, un negocio que ha disparado la taquilla en la mayoría de los títulos que se han estrenado en los últimos dos años. Sin embargo, la consideración de Sony llega con el primer bajón de audiencia en determinadas películas que no han dado los frutos esperados.
La crisis económica y la dudosa calidad de la conversión de algunas cintas han hecho que el público opte por la opción más barata y tradicional. Sin embargo, desde los estudios de Hollywood saben que hay apetito por el 3D si la propuesta es la adecuada, como es el caso de "The Lion King", todo un fenómeno en taquilla pese a tratarse de una cinta antigua, estrenada en 1994. De momento ha recaudado 65 millones de dólares.
Sony quiere que se haga en Estados Unidos lo que ya es costumbre en otras partes del mundo: que el espectador alquile o pague por sus gafas para llevárselas a casa, con la opción de volver a usarlas en los cines siempre que quieran. Todo ello mientras algunas cadenas investigan la posibilidad de ofrecer las tres dimensiones en televisiones sin necesidad de usar gafas, algo que acabaría con este conflicto.
De momento, Sony ha sido el primer estudio en asegurar que quiere dejar de pagar por la gafas, algo que le cuesta diez millones de dólares por película. En un comunicado, aseguran que dejarán de abonar los 45 centavos por entrada a la empresa RealD para cubrir el precio de la gafas, un movimiento que ha provocado las cadenas de cine hayan amenazado con dejar de proyectar las películas en 3D si eso sucede.
Nadie parece querer hacerse cargo de ese coste añadido que suponen las tres dimensiones, un negocio que ha disparado la taquilla en la mayoría de los títulos que se han estrenado en los últimos dos años. Sin embargo, la consideración de Sony llega con el primer bajón de audiencia en determinadas películas que no han dado los frutos esperados.
La crisis económica y la dudosa calidad de la conversión de algunas cintas han hecho que el público opte por la opción más barata y tradicional. Sin embargo, desde los estudios de Hollywood saben que hay apetito por el 3D si la propuesta es la adecuada, como es el caso de "The Lion King", todo un fenómeno en taquilla pese a tratarse de una cinta antigua, estrenada en 1994. De momento ha recaudado 65 millones de dólares.
Sony quiere que se haga en Estados Unidos lo que ya es costumbre en otras partes del mundo: que el espectador alquile o pague por sus gafas para llevárselas a casa, con la opción de volver a usarlas en los cines siempre que quieran. Todo ello mientras algunas cadenas investigan la posibilidad de ofrecer las tres dimensiones en televisiones sin necesidad de usar gafas, algo que acabaría con este conflicto.
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