Movistar desató a principios de junio una guerra de precios en telefonía móvil destinada a acabar con dos enemigos: Yoigo y los operadores virtuales. Pero cuando ya se conocen los datos del primer trimestre de contienda, el resultado es que los teóricos rivales a batir están más vivos que antes: la incitadora ha perdido casi 78.000 clientes celulares entre junio y agosto, mientras que Yoigo suma 200.000 en el mismo periodo y las operadoras virtuales se destapan con más de medio millón de nuevos clientes, según los datos oficiales de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT).
Las explicaciones a este fenómeno pueden ser muchas. Una posible es que los precios de Movistar siguen siendo superiores al resto incluso con la rebaja de precios decidida por esta compañía en junio y que llevó su tarifa más económica hasta los seis céntimos por minuto. Sin embargo, uno de los principales representantes de los operadores virtuales, Másmovil, tiene otra explicación. "La guerra de precios es ficticia", es la sencilla conclusión de su cofundador y consejero delegado, Meinrad (Maini) Spenger, en una entrevista con este diario.
"Los clientes no se han creído la guerra de precios. Es una batalla ficticia y publicitaria", añade. Spenger justifica su afirmación, entre otros elementos, en las trabas que pone la propia Movistar para que sus clientes puedan contratar la tarifa de seis céntimos, pero amplía la crítica a todas las operadoras tradicionales, lo que supone sumar a Vodafone y Orange a la lista.
"La telefonía móvil en España es cara y está alejada de las necesidades de los clientes", explica. "La letra pequeñas de las ofertas, las tarifas planas y las cuotas fijas encarecen los precios y hay mucha falta de transparencia con respecto a las penalizaciones por romper el compromiso de permanencia, por ejemplo". "Por eso no ha funcionado la guerra de precios", añade.
De hecho, solo Vodafone y Orange reaccionaron a la andanada de Movistar y rebajaron sus tarifas unas horas (o como mucho días) después de que lo hiciera el líder del mercado. El resto no se inmutó. Ni Yoigo ni las operadoras virtuales han cambiado sus ofertas por la guerra de precios, más allá de algún movimiento concreto en algún servicio. Y pese a ello han seguido ganando clientes, según constatan las cifras de la CMT.
Másmovil es una de las que no ha movido sus precios, que siguen en tres céntimos por minuto para los clientes de contrato que tengan un consumo mínimo de 9,90 euros al mes (todos los precios son sin impuestos). Pero su intención es ir más allá y crear un esquema de tarifas que permita a los clientes hacerse un modelo a su medida, explica Spenger.
La idea es que cada usuario escoja un precio base y a partir de ahí pueda ir sumando desde la web de la compañía los bonos que quiera para distintos servicios, como la navegación por internet, llamar a otros clientes de la compañía a bajo precio u otros que se vayan añadiendo en el futuro. Con esta herramienta, los usuarios podrían cambiar de tarifa en todo momento y ajustar su factura al consumo que creen que van a tener cada mes.
Esta estrategia responde a la consigna que ha lanzado la compañía de implantar el "sentido común" en la telefonía. "Si los españoles hablan una media de 163 minutos al mes por el móvil, ¿por qué no hay ninguna tarifa plana que se ajuste a este perfil?", se pregunta el cofundador de Másmovil. ¿La respuesta? "Porque las grandes operadoras ganan con una estrategia de tarifas planas donde unos clientes pagan por un consumo que no realizan y otros son penalizados a altos precios por consumir por encima de su tarifa plana". Lo mismo sucede con las cuotas fijas, que muchas veces se confunden con consumo mínimo, pero suponen un coste añadido a cualquier uso, añade.
Pero las grandes operadoras siguen contando con un arma de la que carecen las pequeñas: los terminales. En los últimos meses la posibilidad de conseguir un teléfono inteligente no ha frenado la salida de clientes de Movistar, pero la andanada que ha comenzado a lanzar esta compañía con los nuevos iPhone, y a la que se sumarán en breve Vodafone y Orange, puede cambiar algo las tornas a partir de este mismo mes. Los datos, como han hecho en el pasado, lo dirán.
Las explicaciones a este fenómeno pueden ser muchas. Una posible es que los precios de Movistar siguen siendo superiores al resto incluso con la rebaja de precios decidida por esta compañía en junio y que llevó su tarifa más económica hasta los seis céntimos por minuto. Sin embargo, uno de los principales representantes de los operadores virtuales, Másmovil, tiene otra explicación. "La guerra de precios es ficticia", es la sencilla conclusión de su cofundador y consejero delegado, Meinrad (Maini) Spenger, en una entrevista con este diario.
"Los clientes no se han creído la guerra de precios. Es una batalla ficticia y publicitaria", añade. Spenger justifica su afirmación, entre otros elementos, en las trabas que pone la propia Movistar para que sus clientes puedan contratar la tarifa de seis céntimos, pero amplía la crítica a todas las operadoras tradicionales, lo que supone sumar a Vodafone y Orange a la lista.
"La telefonía móvil en España es cara y está alejada de las necesidades de los clientes", explica. "La letra pequeñas de las ofertas, las tarifas planas y las cuotas fijas encarecen los precios y hay mucha falta de transparencia con respecto a las penalizaciones por romper el compromiso de permanencia, por ejemplo". "Por eso no ha funcionado la guerra de precios", añade.
De hecho, solo Vodafone y Orange reaccionaron a la andanada de Movistar y rebajaron sus tarifas unas horas (o como mucho días) después de que lo hiciera el líder del mercado. El resto no se inmutó. Ni Yoigo ni las operadoras virtuales han cambiado sus ofertas por la guerra de precios, más allá de algún movimiento concreto en algún servicio. Y pese a ello han seguido ganando clientes, según constatan las cifras de la CMT.
Másmovil es una de las que no ha movido sus precios, que siguen en tres céntimos por minuto para los clientes de contrato que tengan un consumo mínimo de 9,90 euros al mes (todos los precios son sin impuestos). Pero su intención es ir más allá y crear un esquema de tarifas que permita a los clientes hacerse un modelo a su medida, explica Spenger.
La idea es que cada usuario escoja un precio base y a partir de ahí pueda ir sumando desde la web de la compañía los bonos que quiera para distintos servicios, como la navegación por internet, llamar a otros clientes de la compañía a bajo precio u otros que se vayan añadiendo en el futuro. Con esta herramienta, los usuarios podrían cambiar de tarifa en todo momento y ajustar su factura al consumo que creen que van a tener cada mes.
Esta estrategia responde a la consigna que ha lanzado la compañía de implantar el "sentido común" en la telefonía. "Si los españoles hablan una media de 163 minutos al mes por el móvil, ¿por qué no hay ninguna tarifa plana que se ajuste a este perfil?", se pregunta el cofundador de Másmovil. ¿La respuesta? "Porque las grandes operadoras ganan con una estrategia de tarifas planas donde unos clientes pagan por un consumo que no realizan y otros son penalizados a altos precios por consumir por encima de su tarifa plana". Lo mismo sucede con las cuotas fijas, que muchas veces se confunden con consumo mínimo, pero suponen un coste añadido a cualquier uso, añade.
Pero las grandes operadoras siguen contando con un arma de la que carecen las pequeñas: los terminales. En los últimos meses la posibilidad de conseguir un teléfono inteligente no ha frenado la salida de clientes de Movistar, pero la andanada que ha comenzado a lanzar esta compañía con los nuevos iPhone, y a la que se sumarán en breve Vodafone y Orange, puede cambiar algo las tornas a partir de este mismo mes. Los datos, como han hecho en el pasado, lo dirán.
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