Ha pasado un siglo desde que el primer estudio de cine, el modesto Nestor Motion Picture, se instaló en una esquina de Hollywood. También un siglo desde el estreno del corto del prolífico director D.W. Griffith que se considera el primero enteramente rodado en locaciones de California.
Desde entonces, esta sureña región de Estados Unidos ha construido su reputación como la meca del cine, que aquí es mucho más que pasatiempo: es el mayor centro de producción del mundo, la industria fílmica emplea a unas 160.000 personas y constituye una de las principales fuentes de ingresos para la economía estatal.Pero ni siquiera Hollywood está a salvo en tiempos de crisis: los grandes estudios ven peligrar el programa de beneficios impositivos que, desde 2009, funciona como incentivo para atraer a esta tierra soleada a centenares de producciones de cine, televisión y publicidad.
En septiembre, los legisladores del estado aprobaron una ley que prorroga hasta 2013 la exención de impuestos de la que gozan muchos rodajes.
Pero los representantes de la industria no salieron a celebrar: pretendían, más bien, que el plazo se extendiera por cinco años.
“Un año no es suficiente: necesitamos certezas de largo plazo. Una película tiene un tiempo de desarrollo de 18 meses y, si un productor está hoy en la búsqueda de locaciones en California pero no sabe si las exenciones van a seguir en pie cuando comience a filmar, directamente buscará en otro lugar”, dijo a BBC Mundo Thom Davis, representante de la Alianza Internacional de Empleados del Espectáculos (IATSE, según siglas en inglés), un sindicato que congrega a la mayoría de los gremios que trabajan “detrás de escena”.
A la incertidumbre decidida por ley se suma la competencia cada vez más fuerte de otros estados, como Luisiana, Georgia o Nueva York, que tienen programas de ventajas impositivas cuatro veces mayores al de California.
En campaña
Aprobado inicialmente en 2009, el programa de beneficios impositivos tuvo el apoyo de un político cercano a los estudios: el entonces gobernador y exactor Arnold Schwarzenegger.Así, California estableció un presupuesto de US$100 millones anuales para fomentar la producción audiovisual, recortando hasta 25% de impuestos en filmes y series que requieran una inversión menor a US$75 millones.
La rebaja en las tasas fue una respuesta a una tendencia alarmante: mientras que en el año 2000 se rodaron en Hollywood 272 películas, en 2008 las producciones fueron sólo 160, según datos del think tank Milken Institute.
Un estudio de la Corporación para el Desarrollo Económico de Los Ángeles afirma que el plan impositivo ha permitido la generación de 20.000 puestos de trabajo y una actividad total de US$3.800 millones.
En un contexto de crisis generalizada, y en un estado con el segundo índice de desocupación más alto del país, Hollywood no puede permitirse bajar el telón.
“Gran parte de la economía local depende del cine y, cuando experimentamos la caída en el número de producciones, el impacto sobre el empleo es directo. El dinero que se ahorra en impuestos no va a pagar eventos costosos y fiestas de lujo, sino a generar trabajos de mediano rango: alquiler de equipos, carpintería, ferretería… muchos pequeños negocios asociados a la industria”, señaló Davis a BBC Mundo.
Para defender al sector, la compañía sin fines de lucro FilmLA, que gestiona permisos de rodaje, lleva adelante una campaña de vistosos afiches amarillos, que van pegados sobre trailers y camiones de rodaje o estampados en las camisetas de los técnicos: “El cine funciona”, dicen.
Prueba de ello –señalan- es el crecimiento de casi 15% en las producciones de 2009 a 2010, aunque con un menos auspicioso 3% entre el año pasado y lo que va de éste.
Mejor, en educación
Sin embargo, la tendencia podría revertirse el año próximo. En la sesión de septiembre, en la que se aprobó la prórroga de 12 meses, los legisladores se opusieron a comprometer US$500 millones para los próximos 5 años, que es lo que le costaría al estado mantener el programa de beneficios impositivos.Con un déficit fiscal acuciante y recortes en áreas de salud y educación, los críticos consideran “un absurdo” beneficiar a una industria privada que obtiene ganancias astronómicas, sobre todo con el cine globalizado y los mercados internacionales en expansión.
“Las investigaciones hechas en otros estados demuestran que estos programas de exención impositiva no son una buena inversión de fondos públicos. Ese dinero debería destinarse a escuelas, hospitales e infraestructura”, reclamó Jean Ross, del Proyecto de Presupuesto de California, una organización independiente que evalúa el impacto de las políticas económicas en los sectores medios y bajos.
El argumento de la creación de empleos, señala Ross, es también cuestionable.
“La mayoría de los subsidios van a producciones que se hubieran hecho de todos modos si tuvieran que pagar impuestos. Y hay mejores maneras de generar empleo, como invertir en educación”, señaló a BBC Mundo.
La disputa continuará en la legislatura: el republicano Chris Norby, quien votó en contra del programa, anunció que mantendrá su oposición a cualquier intento de extenderlo.
“¿Por qué Hollywood se lo merece más que los productores de fresas o los vitivinicultores?”, cuestionó el legislador.
En tanto, su par demócrata Felipe Fuentes, aseguró que presentará un nuevo proyecto, a comienzos de 2012, para conseguir otra extensión de cuatro años que permita a Hollywood escribir su propia historia… con final feliz.
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