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2011/10/21

El "pleno empleo", una promesa en el olvido

Una sociedad sin desempleados, la que llegó a ser la inevitable promesa de los políticos del mundo, parece una idea prácticamente desaparecida de la arena del debate público.

Los políticos europeos hablan de rebajar las tasas de desempleo de sus altos niveles actuales. Pero no hace mucho que eso no hubiera bastado, el objetivo indudable era el "pleno empleo".
El expresidente de EE.UU. Bill Clinton lo puso en terminología moderna: "No creo que se pueda reparar la esencia de nuestra sociedad hasta que quienes quieran trabajar tengan un empleo".
Pero la mera idea de que el gobierno deba ser capaz de crear una economía en la que todos puedan conseguir trabajo podría sonar caducada para muchos.
Las últimas cifras de empleo en las economías muestran lo lejos que está la idea. En España, la tasa de desempleo es del 21,2%, en Grecia del 16,7%, en EE.UU. del 9,1% y en el Reino Unido del 8,1%.

¿Un mito?

¿Ha existido jamás el pleno empleo? Como todo en economía, eso depende de qué definición se use.

"Pleno empleo nunca significó una tasa de desempleo del 0%", explica Christopher Pissarides, profesor de la London School of Economics (LSE).
En cambio, hay lo que el economista liberal Milton Friedman llamó la "tasa natural" de desempleo, donde nadie permanece sin trabajo demasiado tiempo mientras la cifra oficial oscila entre el 5% y el 6%.
Para otros economistas esa cifra es demasiado alta. William Beveridge, considerado el inspirador del estado del bienestar británico de posguerra, dijo que para hablar de "pleno empleo" se requeriría una cifra de desempleo del 3%.
Pissarides argumenta que el plena empleo fue una realidad en los EE.UU. de Bill Clinton, y entre 1997 y 2007 en el Reino Unidos, así como en la actual China.
Otros economistas afirman que no es justo comparar una democracia con una sociedad autocrática.
Los niños aprenden en historia la masiva movilización de hombres en la Alemania de Hitler para producir armamento e infraestructuras.
"Reclutar conscriptos a punta de pistola en una sociedad totalitaria no es pleno empleo como los economistas entienden el concepto", comenta el experto en Historia Económica Tim Leunig.

Bueno contra la inflación

Ahora que el desempleo vuelve a crecer, hay políticos que en voz baja admiten que tiene su lado bueno.
En 1992, el ministro de Economía del Reino Unido, Norman Lamont, dijo que "el desempleo y la recesión fueron el precio pagado para mantener baja la inflación; y valió la pena pagarlo".
La teoría es que, con la pérdida de trabajos, la presión de los salarios sobre los precios disminuye. Aunque los conservadores de hoy discuten que esa fuera la estrategia real de los gobiernos de Margaret Thatcher, a quien le atribuyen medidas más sensatas.

Pissarides dice que el problema es que con Thatcher, la subida del desempleo no fue algo temporal sino una situación que continuó por muchos años.
Pero está de acuerdo en que algo de desempleo es mejor que nada. "Conviene estar en el 1% o 2% más que en un cero porque es cierto que una cifra muy baja provoca escasez de mano de obra y provoca inflación".
Otros no están de acuerdo. James Tobin, cuyas teorías se piensa que están detrás de los paquetes de estímulo del presidente Barack Obama, no creía que hubiera algo que se pudiera llamar nivel óptimo de desempleo.
"Escribí un artículo en el que analizaba la tasa de desempleo ideal. Tobin se ponía furioso con el asunto. Para él, la tasa óptima era cero", explicó el Premio Nobel de Economia Joseph Stiglitz, citado por la agencia Bloomberg.
El diputado conservador británico John Redwood coincide en que lo ideal es que todo el mundo tenga empleo. "No estoy seguro de que haya pasado de moda".
El problema no es el deseo de que todos puedan trabajar, sino de cómo se ha dejado de hablar del asunto porque se considera algo casi imposible.
Para el historiador David Kynaston es una cuestión más psicológica que económica. Para el experto hubo un cambio de actitud en los años 80 que llevó a la sociedad a aceptar que va a haber quien no consiga empleo.
Así, la perspectiva del desempleo cambió para siempre. "En tanto la mayoría del la gente tuviera trabajo, no importaba si muchos, una minoría, no. Así el desempleo perdió su categoría de gran problema".
Y con millones de personas perdiendo su trabajo en el mundo desarrollado, el clima no es precisamente el más propicio para hablar de pleno empleo.

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