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2011/10/24

Bono y U2 se aliaron con Steve Jobs para promocionarse ante un público más joven

'La Vanguardia' reproduce en exclusiva extractos de la biografía de Steve Jobs que hoy sale a la venta en inglés y el día 28 en castellano (Debate) y catalán (Rosa dels Vents). Su autor, Walter Isaacson, entrevistó al genio de Apple en 40 ocasiones durante los últimos dos años, así como a gente de su entorno. Lo que sigue pertenece al capítulo sobre su intensa relación con los autores de 'With or without you' y su líder Bono.

Bono, el cantante de U2, estaba convencido de que su banda dublinesa seguía siendo la mejor del mundo, pero en 2004, después de casi treinta años juntos, estaba tratando de darle un nuevo ímpetu a su imagen. Habían creado un disco nuevo increíble con una canción que, según The Edge, el guitarrista principal de la banda, era "la madre de todas las melodías del rock". Bono sabía que necesitaba encontrar la forma para tener algo de tirón, así que llamó a Jobs.
"Quería algo muy concreto de Apple –recordaba Bono-. Teníamos una canción titulada Vertigo que contaba con un potente riff de guitarra que yo sabía que sería contagioso, pero solo si la gente llegaba a escucharla muchas, muchas veces". Le preocupaba que el tiempo de promocionar canciones mediante repeticiones radiofónicas hubiera terminado, así que fue a visitar a Jobs a su casa de Palo Alto, y le presentó una propuesta poco común. Durante años, U2 había rechazado ofertas de hasta 23 millones de dólares por aparecer en anuncios. Ahora quería que Jobs los sacara en un anuncio del iPod sin cobrar nada, o como parte de un intercambio que los beneficiara a ambos. "Nunca habían hecho un anuncio –recordaba Jobs después–, pero se veían atacados por las descargas gratuitas, les gustaba lo que estábamos haciendo con iTunes y pensaron que podíamos promocionarlos ante un público más joven".
Bono no solo quería que apareciera la canción en el anuncio, sino todo el grupo. Cualquier otro consejero delegado habría dado lo que fuera con tal de tener a U2 en un anuncio, pero Jobs se resistió un poco. Apple no incluía a personajes reconocibles en los anuncios del iPod, solo siluetas. "Ya tienes siluetas de los fans –replicó Bono–, ¿qué tal si la siguiente fase fueran las siluetas de los artistas?". Jobs respondió que pensaría en ello. Bono le dejó una copia del disco que todavía no había salido, How to dismantle an atomic bomb, para que Jobs lo escuchara. "Era la única persona ajena al grupo que tenía uno", afirmó Bono.
Entonces se sucedieron una serie de reuniones. Jobs fue a hablar con Jimmy Iovine (cuyo sello discográfico, Interscope Records, distribuía la música de U2) a su casa de Holmby Hills, en Los Ángeles. The Edge estaba allí, junto con el representante de U2, Paul McGuinness. Otra de las reuniones se celebró en la cocina de Jobs, donde McGuinness redactó los términos del acuerdo en la parte de atrás de su agenda. U2 aparecería en el anuncio, y Apple haría una gran promoción del disco a través de diferentes canales, desde carteles publicitarios hasta la página web de iTunes. El grupo no cobraría honorarios, pero sí el porcentaje de sus derechos de autor por la venta de una edición especial del iPod con la imagen de U2. Bono creía que los músicos deberían recibir un tanto por ciento por cada iPod vendido, y aquel era su pequeño intento de defender este principio, aunque limitado, para su grupo. "Bono y yo le pedimos a Steve que preparara un iPod negro –recordaba Iovine–. No solo estábamos hablando de patrocinio, estábamos firmando un acuerdo para unir nuestras marcas".
"Queríamos nuestro propio iPod, algo diferente del modelo blanco habitual –recordaba Bono–. Lo queríamos en negro, pero Steve dijo: "Hemos probado con otros colores distintos al blanco y no funcionan". Sin embargo, cuando nos volvimos a ver nos mostró uno negro y nos pareció fantástico".
El anuncio intercalaba planos muy potentes de la silueta del grupo con la silueta habitual de una mujer bailando mientras escuchaba un iPod. Pero ya durante el rodaje en Londres, el acuerdo con Apple se estaba viniendo abajo. Jobs no estaba a gusto con la idea del iPod especial en negro, y el porcentaje de derechos de autor no había quedado del todo fijado. Llamó a James Vincent, que estaba supervisando el anuncio para la agencia publicitaria, y le pidió que interrumpiera el rodaje. "No creo que vayamos a hacerlo –anunció Jobs–. No se dan cuenta de lo mucho que les estamos ofreciendo, así que no va a funcionar. Pensemos en algún otro anuncio que podamos preparar". Vincent, que durante toda su vida había sido fan de U2, sabía lo importante que sería aquel anuncio, tanto para el grupo como para Apple, y le rogó que le diera la oportunidad de llamar a Bono y de intentar que la cosa volviera a encarrilarse. Jobs le dio el número del móvil de Bono y Vincent encontró al cantante en su cocina, en Dublín.
"Creo que esto no va a funcionar –le dijo Bono a Vincent–. El grupo no lo tiene claro". Vincent preguntó cuál era el problema. "Cuando éramos adolescentes en Dublín, prometimos que pasaríamos de cutreces", respondió Bono. Vincent, a pesar de ser inglés y estar familiarizado con la jerga del mundo del rock, contestó que no sabía a qué se refería. "Que no vamos a hacer ninguna chapuza solo por dinero –explicó Bono–. Lo que más nos importa son nuestros seguidores. Si saliéramos en un anuncio sentiríamos como si los estuviéramos decepcionando. No nos parece bien. Lamento haberos hecho perder el tiempo".
Vincent le preguntó qué más podría hacer Apple para que aquello funcionara. "Os estamos entregando lo más importante que os podemos ofrecer, nuestra música –respondió Bono–, ¿y qué nos estáis dando vosotros a cambio? Publicidad, y los fans pensarán que lo hacéis en beneficio propio. Necesitamos algo más". Vincent respondió que la oferta de la edición especial del iPod y el acuerdo de derechos de autor era muchísimo. "Esto es lo más valioso que podemos ofrecer", le dijo a Bono.
Vincent llamó inmediatamente a Jony Ive, director de diseño de Apple, otro gran fan de U2 (los había visto en concierto por primera vez en Newcastle en 1983), y le describió la situación. Después llamó a Jobs y le sugirió que enviara a Ive a Dublín para que les mostrara el aspecto que tendría el iPod en negro. Vincent volvió a llamar a Bono y le preguntó si conocía a Jony Ive, porque no sabía que ya se conocían y se admiraban mutuamente.
"¿Que si conozco a Jony Ive? –Bono se rió–. Me encanta ese hombre. Es uno de mis ídolos".
"Qué fuerte –replicó Vincent– ¿qué te parecería que él te visitara y te mostrara lo genial que sería vuestro iPod?".
"Voy a ir a recogerlo en mi Maserati –respondió Bono–. Se quedará en mi casa, lo sacaré de fiesta y lo emborracharé a lo bestia".
"Jony llegó a Dublín y lo instalé en la casa de invitados, un lugar muy tranquilo sobre una antigua vía de tren y con vistas al mar –recordaba Bono–. Me enseñó un iPod negro precioso con una rueda de un rojo intenso y yo le dije: 'De acuerdo, lo haremos'". Se fueron a un pub cercano, aclararon algunos de los detalles y después llamaron a Jobs a Cupertino para ver si estaba de acuerdo. Jobs discutió sobre cada uno de los puntos del acuerdo y sobre el diseño, pero aquello impresionó a Bono. "En realidad, es sorprendente que un consejero delegado se preocupe tanto por los detalles", aseguró. Cuando todo quedó resuelto, Ive y Bono se dedicaron a emborracharse con gran disciplina. Ambos se sienten a gusto en los pubs.
Tras unas cuantas pintas, decidieron llamar a Vincent a California. No estaba en casa, así que Bono le dejó un mensaje en el contestador, que Vincent se aseguró de no borrar nunca. "Estoy aquí sentado en la bella Dublín con tu amigo Jony –dijo–. Los dos estamos un poco borrachos, y nos encanta este iPod tan maravilloso, tanto que no me lo puedo ni creer, y lo tengo ahora mismo en la mano. ¡Gracias!".
Jobs alquiló una sala de cine en San José para la presentación del anuncio televisivo y del iPod especial. Bono y The Edge subieron con él al escenario. El álbum vendió 840.000 copias en su primera semana e irrumpió en el número uno de la lista de los más vendidos. Bono le contó después a la prensa que había grabado el anuncio sin cobrar porque "U2 sacará tantos beneficios de él como Apple". Jimmy Iovine añadió que aquello permitiría al grupo "llegar a un público más joven".
Lo más curioso fue que asociarse con una empresa de ordenadores y aparatos electrónicos resultó ser la mejor opción para que una banda de rock le pareciera moderna y atractiva a la juventud. Bono explicó después que no todos los patrocinios empresariales eran pactos con el diablo. "Analicemos la situación –le dijo a Greg Kot, el crítico musical del Chicago Tribune–. El diablo, aquí, es un grupo de mentes creativas, más creativas que muchas personas que tocan en grupos de rock. El cantante del grupo es Steve Jobs. Estos hombres han colaborado en el diseño del objeto artístico más hermoso en la cultura musical desde la guitarra eléctrica: el iPod. El objetivo del arte consiste en ahuyentar la fealdad".
Bono consiguió llegar a otro acuerdo con Jobs en el 2006, en esta ocasión para la campaña Product Red, que recaudaba fondos y promovía la sensibilización en la lucha contra el sida en África. A Jobs nunca le interesó mucho la filantropía, pero accedió a producir un iPod especial rojo como parte de la campaña de Bono. No era un compromiso sin reservas, en cualquier caso. Puso pegas, por ejemplo, a la costumbre de aquella campaña de poner el nombre de la compañía entre paréntesis junto a la palabra "RED" en letra volada a continuación, como en "(APPLE)RED". "No quiero que Apple aparezca entre paréntesis", insistió Jobs. Bono replicó: "Pero Steve, así es como mostramos unidad por nuestra causa". La conversación se fue encendiendo –hasta llegar a la fase de los improperios–, y hasta que decidieron consultarlo con la almohada. Al final, Jobs llegó a una especie de acuerdo. Bono podía hacer lo que quisiera en sus anuncios, pero Jobs no estaba dispuesto a poner el nombre de Apple entre paréntesis en ninguno de sus productos ni en ninguna de sus tiendas. Por tanto, el iPod quedó etiquetado con "(PRODUCT)RED", no como "(APPLE)RED".
"Steve puede ser muy vehemente –recordaba Bono–, pero aquellos momentos nos hicieron más amigos, porque no hay mucha gente en la vida de uno con la que se puedan mantener discusiones tan sólidas. Tiene unas opiniones muy firmes. Después de nuestros conciertos iba a hablar con él, y siempre tenía algo que decir". Jobs y su familia visitaron alguna vez a Bono, a su esposa y a sus cuatro hijos en su casa cerca de Niza, en la Riviera francesa. Durante unas vacaciones, en 2008, Jobs alquiló un barco y lo atracó junto a la casa de Bono. Comieron todos juntos, y Bono les tocó algunos extractos de las canciones que U2 y él estaban preparando para lo que después pasó a ser su disco No line on the horizon. Pero a pesar de su amistad, Jobs seguía siendo un negociador duro. Intentaron hacer un trato para rodar otro anuncio y preparar una presentación especial de la canción Get on your boots, pero no llegaron a ponerse de acuerdo. Cuando Bono se lesionó la espalda en 2010 y tuvo que cancelar una gira, Powell, la esposa de Jobs, le envió una cesta de regalo con un DVD del dúo cómico Flight of the Conchords, el libro Mozart's brain and the fighter pilot, un poco de miel de su jardín y una crema analgésica. Jobs escribió una nota, que adjuntó a este último detalle, en la que decía: "Crema analgésica: me encanta el invento".

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