Esta es una pregunta que se escucha desde hace tiempo en muchas  reuniones de comité de dirección, de consejo de administración:  "¿Tenemos que estar en Facebook? ¿Y en Twitter? Y si estamos, ¿para qué nos servirá?".
El auge de las redes sociales no es nuevo, pero a la mayoría de las empresas  las ha pillado desprevenidas. Y como sucede siempre con los avances  sociotecnológicos, no hay pautas fijas a seguir, y lo que hacen la  mayoría es ir escribiendo el camino al andar. Pero una cosa es evidente:  las redes sociales se han convertido en una plataforma a nivel mundial  en la que los ciudadanos se sienten cómodos relacionándose (Facebook ya  tiene 800 millones de usuarios). Y las empresas se están dando cuenta de  que quizás no deban ¿o no puedan permitirse? dejar pasar la  oportunidad.
"Es el sueño de todo director de marketing: las redes sociales sirven  para segmentar audiencias y permiten relacionarse con grupos de  personas reunidos alrededor de un interés común", explica Genís Roca,  socio de la consultora especializada Roca Salvatella. Pero esto no  significa que todo el mundo lo esté haciendo, ni que lo esté haciendo  bien. "Muchas empresas van a las redes sociales sin pensar qué objetivos  persiguen. Lo hacen por moda, o por no parecer carcas. Pero así puede  llegar a ser muy contraproducente". Las redes sociales son medios no  invasivos (uno accede y hace amigos voluntariamente), pero una actuación  mal dosificada puede percibirse como spam.
Para una empresa, la decisión de estar o no estar en Facebook o en  Twitter, debe estar condicionada a un objetivo concreto, explican Elisa  Merino, Begoña Lozano y Amanda Sainz, socias de la agencia web Malabars.  "Hay que preguntarse qué buscamos. ¿Ganar ventas? ¿Nuevos clientes?  ¿Notoriedad de marca?".
Pero también hay que saber medir los resultados. En la red todo va  muy deprisa, y demasiadas empresas viven en el corto plazo. Pero el  verdadero potencial de estas redes es a largo plazo. El cliente sabrá  que la empresa le escucha, y si se mantiene el feedback, si la empresa  le conoce más y mejor y se lo demuestra... sólo entonces el cliente se  fidelizará. Los más avezados en las redes sociales hablan de ese  ejército de soldaditos que son los fans incondicionales, a quienes una  marca puede movilizar cuando los necesita. Pero no es (sólo) un tema de  cantidad, también de calidad. "Si sólo medimos el número de fans, porque  queremos tener más fans que la competencia, vamos muy mal", asegura  Genís Roca.
Para Roca Salvatella, hay cuatro grandes motivos por los que una  empresa quiera estar en las redes sociales. 1) Desarrollar la marca  (demostrar la sensibilidad hacia un tema, detectar comentarios y  actuar). 2) Establecer relación con los clientes (qué opinan de nuestro  producto, atención al cliente). 3) Vender (por ejemplo, ofertas para un  público objetivo). 4) Tener base de datos (el Barça tiene 100.000 socios  y 20 millones de fans en Facebook).
"Normalmente los directivos estan muy alejados de la web 2.0. Hasta  que un día descubres eso de que 'tu no lo sabes, pero están hablando de  tí", dice Miquel Montes, director general de Operaciones y Desarrollo  Corporativo del Banc Sabadell. "Cuando nos dimos cuenta de eso, en 2009,  decidimos correr el riesgo y estar en Facebook y crear una red social  interna". El Sabadell está considerado como una de las entidades más  avanzadas en el 2.0. "Está cambiando la forma de interactuar  socialmente", reflexiona Montes. "Empiezas escuchando lo que se dice de  tí, y piensas que sólo es un tema reputacional. Pero en realidad se  traslada a casos de negocio".
"Escuchando las conversaciones que los usuarios establecen alrededor  de nuestros productos obtendremos información muy valiosa sobre qué es  lo que les importa, cómo usan en realidad los productos, cuales son sus  necesidades y prioridades –explican en Malabars–. Con esta información  podremos optimizar nuestros productos y los mensajes que los acompañan.  Teniendo una página en Facebook, una empresa o la Administración  muestran su predisposición a escuchar a sus usuarios, y éstos la  perciben como cercana, transparente y accesible". Pero, "ojo, que no  perdamos el foco: la estrategia no la deben marcar los fans, tiene que  ser siempre la empresa quien la decida", alerta Xavier Berneda, director  de marketing de la empresa de calzado deportivo Munich.
También hay razones para no estar en Facebook, explican las socias de  Malabars. Por ejemplo, cuando se trata de una empresa cuyos clientes  son otras empresas (un b2b), es más difícil llegar por esta vía al  interlocutor adecuado. O cuando "una empresa, por su filosofia, no esté  dispuesta o preparada para recibir críticas de forma pública".
Y hay cosas que una empresa nunca debe hacer en las redes sociales.  "No polemizamos ni discutimos", dice Montes. "Sería contraproducente. Si  detectamos a alguien que se queja de nosotros, nos presentamos para  ofrecernos a escucharle en privado. Hay que distinguir muy bien qué se  puede decir en público y qué no".
Las áreas de marketing, de producto, es donde ahora las empresas  experimentan. Pero las redes sociales pueden servir para mucho más.  Genís Roca apunta que "en finanzas, pueden servir para investigar a  proveedores, prevenir morosidad de clientes. En recursos humanos puedes  buscar candidatos, detectar problemas de clima laboral...". De hecho  este uso ya está consolidado. Una encuesta (Career Enlightenment)  asegura que en 2011 el 89% de las empresas habrán usado LinkedIn,  Facebook... para buscar empleados, y 14,4 millones de personas las han  utilizado para encontrar su último trabajo (no lo explicita, pero  probablemente sea en EE.UU.). Aunque son un arma de doble filo: se usan  para contratar, pero también hemos oído muchos casos de despidos por  decir o enseñar lo que no debía en Facebook...
Porque el 2.0 de las redes sociales lo que aporta es una interacción  que no es otra cosa que un contacto entre personas. Y en la actual  efervervescencia de las redes sociales se vive un notable caos, el que  provoca que todavía no se hayan establecido estándares, y sea cada  usuario, de forma individual, quien determine el grado de uso  personal/profesional de su avatar. Por eso en el muro de Facebook o el  Timeline de Twitter se mezclan esas entradas de "#estoy tomando un café  con @fulanito en @talsitio" (realmente, ¿me interesa saberlo?), con los  mensajes corporativos, los flashes de actualidad, los artículos en  profundidad, las reflexiones sarcásticas de genios anónimos o las  meteduras de mata de celebrities. No es tan extraño que, con este  mezclum, empresas y personas, no sepan cómo manejarse.
Moritz: Un solo fan conquistó a 4.000
El  grupo de fans de Moritz en Facebook no lo creó la empresa, sino   que fue  un fan, de forma espontánea, quien lo hizo. Y cuando Moritz   aterrizó de  forma corporativa en la red, el fan les cedió el grupo   (gratuitamente.  aseguran). Entonces ya tenía 4.000 amigos.
La compañía cervecera  barcelonesa está presente en Facebook y en   Twitter, pero también en  Flickr, Foursquare, Youtube e Instagram. En   todos los canales, "tenemos  seguidores muy activos, que participan e   interactuan mucho y muy a  menudo", explica la empresa. "Tenemos fans de   calidad, por lo que no nos  preocupan las cifras de crecimientos de   fans, sino las interacciones  reales que tenemos con ellos".
A través de estas redes sociales,  Moritz ofrece a sus seguidores   participar en acciones que patrocina  (como el Festival de Cinema de   Sitges), pero también "comunicamos qué  somos y qué hacemos", como la   campaña que les llevó a Bruselas para  entregar cerveza etiquetada en   catalán a los europarlamentarios. Y ha  lanzado el #trwitter, un   concurso de recetas de tortilla en 140  caracteres, para ganar una cena   en el bar Velódromo.
Banc Sabadell: El taxista que vale por diez
"Sigo  innovando @bancoherrero me ofrece el primer Terminal para   taxista para  pago con tarjeta TPV portatil Y sin papel: firmas en la   pantalla". Con  este mensaje en Twitter, un taxista asturiano anunciaba   el producto que  contrató con el Sabadell: luego hizo un vídeo, lo  colgó  ... y diez  taxistas, seguidores de Twitter, fueron al Herrero a   contratar el  servicio. "Permite difundir acciones para ganar clientes:   un cliente  contento es un prescriptor" y en la red su efecto se   multiplica, explica  Pol Navarro, director de canales del Banc Sabadell.
"La gente que  está en la red espera que le aportes algo, no lo   siente como una  publicidad invasiva", dice Miquel Montes, director   general del Sabadell.  "Tenemos una tradición reconocida de servicio al   cliente y ahora la  hemos trasladado al 2.0", añade. "Las redes  sociales  ponen a personas a  tu disposición". La estrategia está en  manos de los  departamentos de  cumplimiento normativo, de atención al  cliente...  Todos los mensajes  corporativos llevan las iniciales para  identificar a  la persona que lo  emite. "Y ahora el debate está en si  la gente de las  oficinas también se  pone en la red", dice Montes.
Sita Murt: Estilismos y concursos
La  empresa de moda Sita Murt tiene página web, tienda electrónica   (desde  hace un año), un blog, página de Facebook y cuenta de Twitter.   Lo  gestiona de forma interna el departamento de comunicación, con una    community manager. Tienen un plan de comunicación 2.0 paralelo al de la    comunicación convencional. "El objetivo último es interactuar con  esas   personas que han elegido seguirnos", explican.
"En la web  proponemos un lookbook con propuestas de combinaciones de   nuestras  prendas, y las clientas van a las tiendas a buscarlas: ese   jersey  combinado con ese pantalón que han visto". También cuelgan las   fotos y  el video del desfile... En el blog, explican los valores de la   marca a  través de cosas que pasan en el mundo. En su Facebook, se   cuenta lo que  le sucede en el día a día de la marca, también se   proponen estilismos,  se sortean entradas para sentarse en el front row   del desfile,  "conseguimos el feedback de las clientas, nos dicen lo  que  más les  gusta, nos preguntan". Cada canal tiene su propio código.  "En  Facebook  es importante no ser repetitivo, en Twitter puedes emitir  más  cantidad  de mensajes".
Munich: ¿Cómo quieres tu zapatilla?
"Antes  era imposible saber qué pensaba el consumidor final. De por   medio  estaba el director comercial, el representante, el distribuidor,   la  tienda, el dependiente... La información llegaba difusa, y las   buenas  noticias no llegaban nunca", dice Xavier Berneda, director de   marketing  de Munich. "Ahora sabemos mucho mejor cómo actuar sobre una   colección:  hemos tomado decisiones de modelaje, colores, productos que    descatalogar, sobre cómo comunicamos". La firma de calzado de moda es    especialmente activa en el mundo digital. "Gran parte de nuestro    marketing está basado en el 2.0, y siempre hemos ido un poco por    delante". El resultado de esta estrategia es que "en reconocimiento    estamos entre las 25 primeras marcas de calzado del mundo".
En  Facebook, Munich tiene más de 128.00 amigos: les informa de   novedades de  producto, convoca concursos...y moviliza fans: 8.000   asistieron al  último mercadillo Munich organizado en Capellades. Y a   través la web  MyWay ha vendido en el último año 9.000 pares de   zapatillas  personalizadas a Tailandia, Argentina, Australia o Rusia.
Redes sociales corporativas
"La  siguiente gran ola serán las redes sociales corporativas"   asegura Lluís  Font, consejero delegado de Zyncro, empresa que desde   Barcelona  desarrolla este concepto para todo el mundo. "En cuatro años   todas las  empresas tendrán una red social interna. Las ventajas son   claras:  control de la información y facilidad para comunicar; mejora de   la  productividad, trabajo en equipo, colaboración; mejora el   sentimiento de  pertenencia de los empleados, y eso incide en el clima   laboral y en el  trato al cliente".
Sólo el 12% rentabiliza la web
El 54% de  las empresa españolas tiene página web, pero sólo el 12%   la  rentabilizan. Lo dice un estudio de la  Fundación Banesto sobre el   uso  de las redes sociales en pymes. Dice que el 45% de usuarios de   Facebook  siguen al menos a una o dos marcas. Que el 60% de las marcas   usan  Facebook como herramienta de branding, o que el 34% mantienen   canales  propios en Youtube para estar en contacto con su público. Unas   cifras  muy optimistas, que seguro que se justifican por la elección de   la  muestra.
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