El Pais
Una camiseta de La Roja cuesta 60 euros. Un videojuego nuevo ronda los 50. Para dar vueltas en una furgoneta por las afueras de Sevilla basta menos, unos 40 euros de gasolina. Y, llevando una cámara y una buena dosis de talento, hasta puede que salga el primer capítulo de una serie que, un año y medio después, ha recibido 8.944.587 visitas en Internet. Así nació Malviviendo.
En noviembre de 2008 comenzaba su andadura "la historia de unos chavales normales en un barrio marginal", como cuenta el director y actor David Sainz. Ningún actor de la serie cobra. Es el currículo de un grupo de cineastas en paro.
El pionero era un poco menos normal. Cálico Electrónico (animación flash de un superhéroe castizo) había comenzado a propagarse por Internet en junio de 2004, cuando YouTube aún no era la página de inicio de miles de adolescentes. Cálico se mantuvo en la Red hasta el pasado mayo, cuando tuvo que enfrentarse a un enemigo que no pudo derrotar: la falta de financiación.
Hay varios caminos que llevan al éxito en la web, pero el problema de la escasez de dinero afecta a todos por igual. Puedes dibujar a una Niña Repelente y a su alocada familia y tener un millón y medio de visitas por capítulo. O puedes abandonar la televisión porque tu serie sobre una ONG ecologista, Green Power, no tiene tirón para la cadena y lograr el apoyo del público en la Red. O quizá, disfrazarte de hippie, pijo o macarra y, con tres planos y un análisis hilarante de la sociedad, conseguir seguidores hasta en Latinoamérica, como MundoFicción, autores de La Trilogía sevillana.
No existe la fórmula perfecta para obtener la estabilidad económica suficiente que permita seguir grabando. Es el gran temor de no pasar de la primera temporada. Los de Niña Repelente venden camisetas, los de Malviviendo organizan fiestas en las que estrenan los capítulos y cobran las entradas, y Freaklances -la serie de animación que comenzó como una campaña publicitaria sobre los freelance- ha comenzado a introducir publicidad en sus capítulos.
Cualquier cosa vale, hasta pedir a los fans que apadrinen a los actores: "Somos unos tiesos, esto es ruinoso", aclara Alfonso Sánchez, de MundoFicción.
Casi todos han recibido ofertas de las televisiones pero las rechazaron por considerarlas irrisorias desde un punto de vista económico. "Piensan que, como somos chavales, no sabemos lo que tenemos entre manos y pretenden engañarnos con contratos ridículos", explica José Antonio Pérez, uno de los creadores de Niña Repelente. Los chicos de Qué vida más triste sí dieron el salto a la televisión con una serie web que empezó como un videoblog, sobre dos perdedores al uso, amigos desde la infancia. Después de tres temporadas en Internet, llegó una oferta convincente de La Sexta que incluía la garantía de respetar el formato original.
"Tanto la cadena como la productora han querido la idea y le han dejado a Rubén [el productor] manga ancha para realizarla, no han puesto pegas de ningún tipo ni en los guiones ni en nada", explica Joseba Caballero, el protagonista junto a Borja Pérez de la serie. Sin embargo, nadie les ha asegurado la continuidad. Actualmente, la cadena no les ha pedido que continúen con los capítulos.
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