El cráneo fosilizado del nuevo homínido hallado en Suráfrica esconde su cerebro en miniatura, según apunta un análisis preliminar del cráneo con rayos X. El hallazgo se ha realizado en el sincrotrón europeo ESRF de Grenoble (Francia), cuyos potentes rayos de luz han permitido ver el interior del fósil del Australopitecus sediba sin dañarlo. Sus descubridores creen que esta nueva especie de homínido fue la que originó el género humano hace unos dos millones de años, según publicaron en Science la pasada semana.
Un primer análisis de los datos sugiere que una de las cavidades que contiene el cráneo es la que ocupaba el cerebro "momificado" del homínido, explicó a Público el paleoantropólogo Paul Tafforeau, que ha dirigido el análisis del fósil en el ESRF. "Lo que vemos puede ser el cerebro tras perder toda el agua que contenía, pero conservando sus formas complejas", detalla.
Después de que el encéfalo se momificara, el cráneo fue arrastrado por corrientes de agua hasta un lugar más profundo de la cueva donde se halló. La calavera se llenó de sedimentos que cubrieron el cerebro en miniatura en cuestión de minutos u horas, explica el experto. En un segundo paso, cuya duración no está clara, este se fosilizó, conservando la extraña forma y densidad que los investigadores han encontrado con los rayos X y que no se corresponde con el resto de sedimientos en la calavera.
Tafforeau no tiene esperanzas de que queden restos de tejido cerebral, pero sí vestigios de tejido blando fosilizado. Advierte que los datos son aún preliminares y podrían ser refutados cuando los investigadores analicen los resultados de la radiografía más a fondo, lo que podría llevar un año.
Los expertos también han encontrado restos de larvas de insectos dentro de la calavera. Podría tratarse de los mismos que se comieron parte del cerebro del sediba en descomposición, explica el paleoantropólogo Lee Berger, que lidera el equipo que estudia el fósil. "Si es así, podremos llegar a saber cuánto tiempo llevaba muerto en el momento en que quedó cubierto por el barro en el que se fosilizó", aventura.
Disección en 3D
Una de las encargadas de analizar esas larvas ha sido Carmen Soriano, una paleoantropóloga española que trabaja en el ESRF. Con la luz del sincrotrón ha analizado la estructura de insectos fósiles que llevan encerrados en ámbar más de cien millones de años. Los rayos X son mucho más potentes que los de un escáner biomédico y permiten hacer una reconstrucción en 3D de la anatomía detallada, explica. Permitirán comprobar si la forma de las larvas se corresponde con las especies que vivían en Suráfrica hace 1,9 millones de años, cuando vivió el sediba, o si son más recientes. "Sería un hallazgo único, nunca antes se han conseguido fósiles de un homínido en descomposición", explica Soriano.Si el análisis no resuelve las dudas, la única manera de datar las larvas sería perforando el cráneo. Berger señala que no descarta abrir un agujero en el fósil, pero que antes agotará todas las posibilidades no invasivas, incluyendo nuevos análisis con rayos X. "Debemos esperar y ser cautos", explica. "Nadie se ha encontrado con un problema así hasta ahora".
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