Nokia (la parte de la empresa finlandesa que no fue adquirida por Microsoft) hoy presentó la N1, su primera tableta con Android Lollipop.
La Nokia N1 tiene una pantalla IPS de 7,9 pulgadas (relación de aspecto 4:3) y resolución de 2048 x 1536 pixeles, 2 GB de RAM, un chip Intel Atom Z3580 de cuatro núcleos a 2,3 GHz con gráficos PowerVR G6430 y soporte para 64 bits, 32 GB de almacenamiento interno, cámara frontal de 5 megapixeles y trasera de 8 megapixeles, batería de 5300 mAh y un cuerpo hecho en una sola pieza de aluminio anodizado. Además del 3G, Wi-Fi, GPS y Bluetooth, el mayor cambio en lo que refiere al hardware respecto de otros modelos está en los parlantes estéreo, el microfóno hiper sensible y en ser el primer equipo conocido en usar el nuevo conector USB reversible. Pesa 318 gramos y tiene 6,9 mm de grosor, 200 mm de alto y 138,6 mm de ancho (tamaño casi idéntico al de un iPad Mini 2 o 3).
El equipo corre Android Lollipop sin modificaciones, pero usando el lanzador Z Launcher que la compañía presentó en junio último, y que simplifica el acceso a las aplicaciones; alcanza con escribir la primera letra en pantalla para mostrar una lista de aplicaciones que la contienen, al tiempo que reorganiza su lista inicial en función de la hora (aprende qué aplicaciones usa el usuario a la mañana, tarde y noche).
Estará disponible en China en el primer trimestre del año a un precio de 249 dólares.
Como dato de color, uno de los responsables del diseño de la tableta es el argentino Axel Meyer, hoy jefe de plataformas emergentes de Nokia, y responsable del N95 y del N9, entre otros dispositivos (y que obviamente se quedó en Nokia después de la venta de la división de móviles a Microsoft).
Un panorama complejo
Después de la venta de su división de móviles a Microsoft, Nokia tiene prohibido por contrato hacer smartphones hasta 2016, pero no está impedida de hacer otros dispositivos, como tabletas; la semana última el CEO de Nokia había adelantado que la compañía pensaba entrar en el mercado de dispositivos pero asociada a otros fabricantes, que harían el desarrollo -y correrían con los costos- mientras ella ponía la marca y hacía control de calidad. En este caso, la construcción del dispositivo está a cargo de Foxconn, que también tiene la licencia del diseño industrial y la marca, según The Verge.
Nokia fue un pionero en tabletas, primero con las Internet Tablet hace una década (la 770, la 800, la 810) que usaban el Linux que fue la base de lo que sería el sistema operativo del Nokia N9. Cuando ya estaba en proceso de desmantelamiento presentó la Nokia Lumia 2520 con Windows, que pasó sin pena ni gloria, opacada -entre muchas otras- por la Surface de Microsoft. Ahora apuesta por Android Lollipop, intentando diferenciarse con su lanzador (a propósito: ya está disponible en Google Play para cualquier dispositivo con Android 4.1 o superior).
La apuesta es difícil: aunque la marca sigue teniendo buen nombre, el mercado de tabletas tiene múltiples marcas (aunque líderes claros: Samsung, Apple y Amazon en la punta) y depende mucho del volumen para lograr beneficios. Es, también, un lugar donde la diferenciación es importante, pero difícil de lograr.
Pero el otro problema es que el mercado de tabletas, rozagante cuando Nokia (o su proveedor de hardware) tomó la decisión de ir adelante con la tableta, ahora pierde aceleración. Según Gartner, en 2014 la venta de tabletas crecerá un 11 por ciento respecto de 2013, mucho menos que lo que creció entre 2012 y 2013: 55 por ciento. A la vez, la mayor parte de las ventas está en el segmento de 250 dólares o menos, según IDC, que es directamente al que apunta Nokia con este producto.
Mientras, algunos analistas especulan con que es un globo de ensayo para ver si la marca sobrevive hasta 2016, cuando no tendrá ataduras contractuales con Microsoft. Por lo pronto, está claro que la compañía seguirá en un camino que involucra licenciar su marca y algunos conceptos para que otras compañías -como Foxconn- las hagan realidad y corran con los riesgos financieros asociados; la idea parece ser que Nokia se enfoque en las divisiones que ya tiene, que son rentables y jugadores importantes en sus propios segmentos (mapas, telecomunicaciones, investigación y desarrollo) y use su flamante división de dispositivos emergentes para crear conceptos, licenciarlos y permitir que otros (supervisados por la compañía para no dañar su imagen) los fabriquen y los vendan.
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