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2014/11/07

'Freemium', un modelo de éxito en internet

Como su propio nombre indica, el freemium es un modelo de negocios que mezcla, en un mismo producto, lo gratuito (free) con servicios añadidos y de mayor calidad (premium), de los que obtiene la financiación. Es decir, ofrece las prestaciones básicas sin coste alguno y cobra si se estas se amplían. Spotify, Dropbox, y LinkedIn son claros ejemplos de éxito de esta clase de proyecto.

El freemium, además, se estructura en varias categorías según el tipo de límite que establezca y es casi exclusivamente digital, ya que requiere de una automatización extrema para que no se destine dinero a los recursos y tenga un coste inexistente o cercano a cero. Por ejemplo, la restricción puede referirse al tiempo durante el que se emplea el servicio y al tipo de cliente –ofrecer una aplicación gratuitamente a un determinado colectivo de profesionales–.

El límite con anuncios es otra de sus variantes, y precisamente respecto a estos últimos los empresarios de YouTube han tratado de ir más allá durante los últimos días, y han anunciado que se encuentran trabajando en una modalidad de pago para ver los vídeos sin publicidad así como en un servicio de música en streaming.

En cuanto a la acotación por uso, el caso más sencillo de comprender es el del software, que el cliente no podrá emplear más de un número determinado de veces a no ser que se suscriba. A pesar de que podría pensarse que la mayoría no está dispuesto a hacerlo, el experto en modelos de negocios y CEO de Startupxplore Javier Megias, afirma que “los freemium son estupendos porque permiten que el cliente pruebe el producto antes de comprarlo y se haga una idea de su valor”.

En la limitación por capacidad, cuyo mayor exponente es Dropbox, se emplean, además, otros métodos como la fidelización de amigos y las recompensas, que permiten a las empresas incentivar el uso.

Las apps son también grandes protagonistas del freemium. Sin embargo, “en el sector mobile está dejando de funcionar en favor de las compras impulsivas dentro de la aplicación”, comenta Megias. ¿La razón? Que el freemium implica una suscripción “que cada vez menos gente quiere y limita los beneficios potenciales cuando el usuario podría pagar mucho más por la compra de bienes virtuales dentro del juego, etcétera”.

A pesar de sus evidentes virtudes, el freemium requiere de grandes inversiones, pues las empresas necesitan cubrir las pérdidas hasta que alcanzan el volumen apropiado de clientes Premium. Según nuestro experto, “ese es su principal desafío, y es algo muy difícil, ya que habitualmente solo un 1% de los usuarios paga”.

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