El éxito preliminar de Memoto, un emprendimiento sueco que fabricará una cámara fotográfica ultraportable, demuestra la creciente penetración del “lifelogging”,
una práctica de las tecnologías de la información y la comunicación por
la cual una persona informa casi instantáneamente lo que hace.
Esta tendencia se ve reflejada en estas cámaras de registro de vida y en otros equipos embebidos en la indumentaria.
Estos dispositivos captan en forma automática imágenes, audio y video
que después el usuario puede recuperar para que nunca se escape un
detalle importante de su existencia.
Memoto es un fiel ejemplo de esta práctica: es una pequeña cámara cuadrada que se cuelga de la ropa por medio de un clip y que toma una foto en forma automática cada 30 segundos.
La idea de los fabricantes es utilizar el dispositivo todo el día y a
la noche descargar la memoria en la computadora donde se podrán elegir
las imágenes o, incluso, animarlas para generar videos.
Por ahora, el dispositivo es un prototipo que inicia su camino de
financiamiento a través de la plataforma de “crowdsourcing” en la web Kickstarter.
Allí, cualquiera puede apoyar la iniciativa con diferentes montos para financiarla. Yasí sucedió: en sólo cinco horas consiguió la financiación que buscaba de unos 50.000 dólares. Al momento del cierre de esta nota de iProfesional.com llevaba recaudados más de 371.000 dólares.
Si se quiere comprar una de estas cámaras hay que desembolsar 279 dólares y el dispositivo será enviado en abril de 2013, cuando está prevista la producción real de los equipos.
Memoto tendrá GPS, acelerómetro, 8 GB de memoria interna y una
autonomía de dos días. Mediante un socio de negocio se pueden almacenar
las fotos “online”, catalogarlas y organizarlas.
El dispositivo mide 36x36x9mm. Las fotos serán
encriptadas y de difícil acceso, incluso, para los sistemas de análisis
de Memoto. Una vez que el usuario se conecte al servicio, éste será
capaz de seleccionar fotogramas clave que representan “momentos”.
La compañía calcula que cada equipo generará 1,5 TB (terabyte) de datos al año aunque, por supuesto, será capaz de eliminar lo que el usuario no quiere recordar.
Quienes utilicen estos equipos pagarán una suscripción anual para el
almacenamiento de las fotos proporcionando a Memoto una segunda fuente
de ingresos además de las ventas de dispositivos.
¿Qué pasa si el usuario no puede mantenerse al día con sus cuotas de suscripción? ¿Perderá su memoria digital?
Desde la empresa dicen que se pueden descargar imágenes individuales o
a granel. También habrá una interfaz de aplicación para que los
desarrolladores externos puedan construir sus aplicaciones de
‘lifelogging’”.
Antecedentes
Memoto
cuenta con antecedentes de otros equipos con mayor capacidad para
carcasas cada vez más diminutas. Por ejemplo, la cámara Pivothead y los famosos anteojos o gafas Google Glasses.
El “lifelogging” no está exento de polémica: si uno fotografía su
vida cada 30 segundos está registrando también a quienes están al lado
de uno o pasan cerca sin saber que lo están fotografiando.
El registro de la vida en soportes tecnológicos no es algo nuevo. Steve Mann trabajó en esta tendencia en la década de 1980, al igual que Gordon Bell en la década de 1990.
Pero este año la tendencia comenzó a tomar fuerza: hace sólo dos
meses, Microsoft hizo una solicitud de patente para sacar provecho de
sus años de investigación en este campo.
Gordon Bell fue citado en el comunicado de prensa de Memoto: “Una
pequeña cámara portátil con imágenes que van a la nube es justo lo que
necesitamos para el ‘lifelogging’. Estoy ansioso por probar la cámara
Memoto”, señaló el experto.
Otro ejemplo de cámara de “lifelogging” es Autographer, con 5 megapíxeles y pensada para llevar colgada del cuello.
Cuestión de hábitosUna
variante del “lifelogging” fue protagonizada en octubre por miles de
personas, que tomaron parte en un proyecto tecnológico para monitorizar
sus hábitos a través de una aplicación móvil que les preguntaba desde
los kilómetros que recorrieron en un día hasta sus costumbres sexuales.
El proyecto, titulado “The Human Face of Big Data” e
impulsado por empresas del sector tecnológico, tuvo por objetivo
obtener información de todo tipo sobre la vida de los participantes, que
descargaron una aplicación gratuita en su móvil con la que contestaron a una encuesta anónima con preguntas de todo tipo.
Además de los kilómetros recorridos, la aplicación les preguntó, por
ejemplo, el número de correos electrónicos que han enviado, sus
creencias sobre lo que hay después de la muerte, quién protagoniza sus
sueños, cuál es su definición de familia o cuáles son sus costumbres
sexuales, según el proyecto.
Estas respuestas permitirán sacar conclusiones sobre ámbitos como la
salud, el medioambiente, la seguridad, el nivel educativo o las
costumbres de los ciudadanos, con las que se elaborará un documental y
un libro, que estará escrito por el fotoperiodista Rick Smolan.
“The Human Face of Big Data” es uno de los proyectos más populares de
los últimos años basado en la recopilación, procesamiento y análisis de
amplios datos.
El presidente del área EMEA de la compañía tecnológica EMC, Adrian McDonald -que
participó en la inauguración del proyecto- cree que estas iniciativas
tendrán un gran impacto en muchos aspectos de la vida cotidiana y las
empresas que están detrás de ellas impulsarán la próxima “revolución
industrial”.
“Se calcula que por cada niño que nazca en 2012 la cantidad de
información que esta persona genere y la que se produzca relacionada con
él será más grande que toda la que se ha creado desde la Edad de
Piedra”, afirmó McDonald, quien agregó que el 10 por ciento de las
fotografías tomadas a lo largo de la historia se sacaron en 2011.
Según este experto, la industria responsable del procesamiento de
estos inmensos volúmenes de datos “tiene el potencial de causar un
cambio verdaderamente grande en la vida de los ciudadanos”.
Los especialistas recalcaron las aplicaciones positivas que esta
revolución puede tener para la sociedad, en contraposición con las dudas
sobre el respeto a la privacidad que genera.
“Cada vez que escuchas 'big data', escuchas Gran Hermano. La gente es
incapaz de reconocer los aspectos beneficiosos de estos conjuntos de
datos porque casi inmediatamente se asustan ante los aspectos
relacionados con el Gran Hermano”, explicó Dave Menninger, un ejecutivo
de EMC.
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