"En Nintendo solemos hacer cosas en contra de lo que se espera".
Shigeru Miyamoto, la gran mente creativa de la compañía japonesa y creador de Super Mario y Zelda, respondió así el pasado mes de abril a este periódico a la pregunta de si la época de las consolas no estaba llegando a su fin ahora que estamos inmersos en la era de los 'smartphones' y las tabletas.
Llega el momento de saber si la compañía ha dado en el clavo. Este viernes se lanza en España a partir de 299 euros Wii U, una consola pensada para sobrevivir en ese supuesto mundo sin consolas cuando muchos expertos creen que Nintendo debería dar un giro radical a su negocio. Dejar de fabricar consolas y vender sus juegos para móviles, lo que permitiría ver 'Super Marios' en iPhones, iPads y teléfonos Android compitiendo con Angry Birds y cía en títulos descargables por un euro.
"Ése no va a ser nuestro camino. Queremos mantener el valor monetario de un juego a un nivel alto. De otra forma, no podemos hacer de la creación de juegos un negocio rentable", dijo Satoru Iwata, presidente de Nintendo, en una entrevista a 'Wired' este año.
Así que, ahora que la competencia de la compañía japonesa llega en estéreo, con las tabletas y 'smartphones' por un lado y las tradicionales Playstation, de Sony, y Xbox, de Microsoft, por el otro, Nintendo apuesta por un arriesgado sistema de juego que pivota alrededor de un mando, llamado GamePad, que parece un híbrido entre una tableta táctil y los tradicionales controles.
Este sistema permite, por ejemplo, que el jugador continúe jugando a Super Mario sólo con el GamePad si otra persona de la casa quiere usar la televisión, algo útil ahora que las consolas comparten salón con tabletas y televisores inteligentes.
El GamePad también permite que en una partida multijugador unas personas tengan una experiencia completamente diferentes. El que lo está usando ve un juego y los que usan los controles de la antigua Wii -compatibles con el nuevo modelo-, otro distinto. Es lo que la compañía llama "juego asimétrico".
Repetir el éxito de Wii
El reto para Nintendo no es fácil. El gigante nipón logró un éxito sin precedentes con Wii, de la que se han vendido más de 100 millones de consolas desde 2006, superando ampliamente a Playstation 3 y Xbox 360, que eran mucho más potentes y tenían alta definición. Su mando sensible al movimiento logró expandir la audiencia a personas de más edad y mujeres, colectivos que hasta entonces no habían estado interesados en el sector.
Sin embargo, la situación ha cambiado mucho desde entonces. Nintendo registró este año las primeras pérdidas de su historia, golpeada por las flojas ventas de Wii, que finalmente ha sufrido la falta de títulos de terceras compañías, y la bajada de precio de Nintendo 3DS, su última portátil, para intentar impulsar las ventas.
La paradoja de Nintendo es que está lanzando un sistema altamente innovador -sólo hay que ver lo complejo que resulta explicar el funcionamiento- bajo un sistema de distribución que empieza a estar obsoleto. La venta de juegos en disco y en cajas parece de otra época cuando se le compara con la descarga digital. Eso por no hablar de que los precios de 40 euros o más son complicados de 'colocar' en un entorno de crisis económica como el actual. Más aún si al lado tienes títulos a un euro o gratis en tabletas y teléfonos. Consciente de ello, Nintendo ya ha adelantado que no descarta permitir juegos 'free to play' -gratis pero con micropagos- en algunas ocasiones.
Además de la nueva competencia de Apple, Google y Amazon, Nintendo también tendrá que hacer frente el próximo año a la llegada previsible de nuevas consolas por parte de Sony y Microsoft, que, probablemente, serán más potentes que Wii U.
La firma espera que la creatividad de Miyamoto y el resto de los equipos de 'software' sean los que atraigan a los compradores. En el fondo, Nintendo ha logrado sobrevivir a sus competidores, siempre más grandes en tamaño gracias a sus franquicias exclusivas que sólo pueden jugarse en sus propios dispositivos, un modelo similar al de Apple.
"Todo se reduce en dar a los consumidores nuevas y únicas experiencias que no pueden lograr en ninguna otra parte", afirmó esta semana Reggie Fils-Aime, consejero delegado de Nintendo America al 'New York Times'.
Unidades agotadas en EEUU
De momento, las críticas al dispositivo en EEUU han sido tibias aunque la mayoría señala que es pronto para evaluarlo. Aún faltan comprobar algunas posibilidades de la máquina, como la de mando a distancia para el televisor, o ver si Miiverse, una especie de red social llega a tener calado.
En el lanzamiento en España llegan más de 20 títulos, una cifra más que decente para un debut, aunque faltan títulos de gran peso que demuestren todas las posibilidades de la máquina.
Pese a todo, las ventas al otra lado del Atlántico, donde la consola fue lanzada la pasada semana, fueron más que buenas. Según Nintendo, se vendieron más de 400.000 unidades y se logró colgar el cartel de "Agotada", aunque las compañías son capaces de controlar la distribución y hacer del 'sold out' -sin existencias- una estrategia de marketing relativamente previsible.
Nintendo se enfrenta así a un momento crucial en su historia, que, por extensión, definirá también el futuro del sector de los videojuegos. No es un todo o nada, ya que tiene un 'colchón' de 10.000 millones de dólares en efectivo y navega sin deudas. Pero su apuesta por Wii U, que llega además cuando Miyamoto prepara ya su retirada, definirá si Nintendo puede hacer frente al mundo.
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