Aunque parezca que fue ayer, hace ya diez años que Microsoft lanzó Windows XP al mercado. Más sorprende es el hecho de que hasta principios de mes seguía siendo el sistema operativo más popular de los de Redmond y el más extendido a nivel mundial.
Hoy, justo cuando cumple una década, empieza a decaer en su dominancia y se sitúa como número dos por detrás de uno de sus hermanos menores: Windows 7, que ya ha vendido más de 450 millones de licencias.
Pero, para desesperación de Microsoft, un parcheado Windows XP con una interfaz y aplicaciones familiares para prácticamente cualquier persona que haya trabajado alguna vez con ordenadores, sigue siendo más querido que otro de sus sucesores: Windows Vista.
Así lo reflejan los números de StatCounter: 40,39% del mercado para Windows 7, 38,54% para XP y 11,19% para Vista.
La transición a las versiones más recientes está llevando su tiempo y Microsoft se ha decidido a acelerarla a través de su particular cuenta atrás en el Download Center: el soporte para Windows XP se terminará en 2014. Además, el navegador Internet Explorer 9 no funcionará en XP.
Otra de sus bazas será el lanzamiento de Windows 8, que pretende ser compatible tanto para equipos de sobremesa como para dispositivos móviles con pantalla táctil.
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