Un sentimiento de decepción recorre hoy el medio mundo (o más) habitado por los millones de fans de Apple. Al final, el nuevo iPhone no es más que una versión mejorada del viejo y no hay terminal barato para captar otros mercados y a otros usuarios con menor poder adquisitivo.
Y eso, en el mundo Apple, significa que la presentación de ayer en San Francisco, la primera que hacía el nuevo consejero delegado, Tim Cook, aquella en la que tenía que despejar las dudas sobre el cambio en la primera línea de gestión, creó más incertidumbres de las que aclaró.
En primer lugar está el iPhone 5, ése que ayer no apareció por ningún lado. ¿En qué estadio está? ¿Por qué todavía no está listo a pesar de que su antecesor llega ya con retraso sobre los comportamientos habituales de Apple? ¿Por qué no se pincharon las expectativas de un iPhone 5 cuando sabían ya que no iba a ser ese el anuncio? Tampoco hubo noticia alguna sobre la versión más accesible y de memoria reducida del iPhone 4.
Sobre este último punto, Apple podría haberse contestado a sí misma. Dentro de su habitual hermetismo, la compañía fundada por Steve Jobs acompañó su presentación de ayer con una lista de nuevos precios para los ya antiguos iPhone. La versión 3GS, que muchos daban por muerta, sobrevive y se venderá gratis ligada a compromisos de permanencia con operadoras. El 4 se podrá conseguir por 99 dólares, siempre con las mismas condiciones. Y eso ha llevado a varios analistas a preguntarse si serán esas las armas de Apple para abrir nuevos mercados, si la compañía habrá llegado a la conclusión de que no hay mejor móvil barato que un iPhone viejo, y los usará para combatir las versiones más económicas de sus principales rivales en Asia y los países emergentes.
Hay más incertidumbres. Apple solo hizo referencia al precio en dólares que costará el nuevo móvil sujeto a un compromiso de permanencia de dos años en Estados Unidos con las operadoras de ese país (a partir de 199 dólares la versión de 16 GB). La compañía de la manzana ni siquiera habló expresamente de una versión libre. Pero la habrá y ya se sabe lo que cuesta. La web de Apple en Canadá ha colgado la información sobre la posibilidad de reservar a partir del viernes el nuevo iPhone y ahí señala que libre costará 649 dólares.
En la web de Apple en Estados Unidos nada dice sobre un iPhone 4S libre. Solo hay una ligera referencia a la posibilidad de comprarlo sin ligarlo a una operadora concreta, pero el precio que aparece (549 dólares) señala de forma conjunta al iPhone 4 y al 4S, y claramente indica al primero.
Habrá que esperar para saber cuánto costará en Europa y en España, y cuál será la subvención que aplicarán las operadoras al terminal.
A todo ello se une algo que es más que una incertidumbre. Apple puede haber cometido una de sus pocas equivocaciones desde que en 2007 presentó por primera vez el iPhone, el dispositivo que se ha convertido en la referencia entre los smartphones táctiles. Los analistas aseguran que su timorata presentación de ayer abre la puerta a que fabricantes asiáticos como Samsung o HTC puedan atacarle a la yugular. Estas dos marcas funcionan con el sistema operativo Android, el líder del mercado, y en los últimos meses han logrado reducir la fortaleza inaccesible que había mostrado Apple hasta la fecha y han ganado mercado. Globalmente, las ventas de los iPhone crecieron el 9,1% en el segundo trimestre del ejercicio, según la consultora IHS. Esta alza le da una cuota en el mercado de teléfonos inteligentes del 18,4%. Samsung creció aun más deprisa y alcanza el 17,8% de las ventas. Nokia representa la otra cara de la moneda: cayó un 30%. En España, resulta completamente imposible encontrar el móvil Galaxy SII de Samsung en las tiendas de Movistar, que, además, no esperan recibir mercancía nueva en breve.
"Apple ya no tiene el liderazgo tecnológico", aseguró a Bloomberg un analista de Gartner. Y es que no son pocos los analistas que se han apresurado a afirmar que la presentación de ayer ha disipado los miedos de Samsung, que temía que el hipotético iPhone 5 hubiese frenado el buen momento de sus terminales en el mercado. Una versión mejorada del terminal estrella de (con el mismo diseño exterior de su antecesor) no parece un rival tan temible.
Y eso, en el mundo Apple, significa que la presentación de ayer en San Francisco, la primera que hacía el nuevo consejero delegado, Tim Cook, aquella en la que tenía que despejar las dudas sobre el cambio en la primera línea de gestión, creó más incertidumbres de las que aclaró.
En primer lugar está el iPhone 5, ése que ayer no apareció por ningún lado. ¿En qué estadio está? ¿Por qué todavía no está listo a pesar de que su antecesor llega ya con retraso sobre los comportamientos habituales de Apple? ¿Por qué no se pincharon las expectativas de un iPhone 5 cuando sabían ya que no iba a ser ese el anuncio? Tampoco hubo noticia alguna sobre la versión más accesible y de memoria reducida del iPhone 4.
Sobre este último punto, Apple podría haberse contestado a sí misma. Dentro de su habitual hermetismo, la compañía fundada por Steve Jobs acompañó su presentación de ayer con una lista de nuevos precios para los ya antiguos iPhone. La versión 3GS, que muchos daban por muerta, sobrevive y se venderá gratis ligada a compromisos de permanencia con operadoras. El 4 se podrá conseguir por 99 dólares, siempre con las mismas condiciones. Y eso ha llevado a varios analistas a preguntarse si serán esas las armas de Apple para abrir nuevos mercados, si la compañía habrá llegado a la conclusión de que no hay mejor móvil barato que un iPhone viejo, y los usará para combatir las versiones más económicas de sus principales rivales en Asia y los países emergentes.
Hay más incertidumbres. Apple solo hizo referencia al precio en dólares que costará el nuevo móvil sujeto a un compromiso de permanencia de dos años en Estados Unidos con las operadoras de ese país (a partir de 199 dólares la versión de 16 GB). La compañía de la manzana ni siquiera habló expresamente de una versión libre. Pero la habrá y ya se sabe lo que cuesta. La web de Apple en Canadá ha colgado la información sobre la posibilidad de reservar a partir del viernes el nuevo iPhone y ahí señala que libre costará 649 dólares.
En la web de Apple en Estados Unidos nada dice sobre un iPhone 4S libre. Solo hay una ligera referencia a la posibilidad de comprarlo sin ligarlo a una operadora concreta, pero el precio que aparece (549 dólares) señala de forma conjunta al iPhone 4 y al 4S, y claramente indica al primero.
Habrá que esperar para saber cuánto costará en Europa y en España, y cuál será la subvención que aplicarán las operadoras al terminal.
A todo ello se une algo que es más que una incertidumbre. Apple puede haber cometido una de sus pocas equivocaciones desde que en 2007 presentó por primera vez el iPhone, el dispositivo que se ha convertido en la referencia entre los smartphones táctiles. Los analistas aseguran que su timorata presentación de ayer abre la puerta a que fabricantes asiáticos como Samsung o HTC puedan atacarle a la yugular. Estas dos marcas funcionan con el sistema operativo Android, el líder del mercado, y en los últimos meses han logrado reducir la fortaleza inaccesible que había mostrado Apple hasta la fecha y han ganado mercado. Globalmente, las ventas de los iPhone crecieron el 9,1% en el segundo trimestre del ejercicio, según la consultora IHS. Esta alza le da una cuota en el mercado de teléfonos inteligentes del 18,4%. Samsung creció aun más deprisa y alcanza el 17,8% de las ventas. Nokia representa la otra cara de la moneda: cayó un 30%. En España, resulta completamente imposible encontrar el móvil Galaxy SII de Samsung en las tiendas de Movistar, que, además, no esperan recibir mercancía nueva en breve.
"Apple ya no tiene el liderazgo tecnológico", aseguró a Bloomberg un analista de Gartner. Y es que no son pocos los analistas que se han apresurado a afirmar que la presentación de ayer ha disipado los miedos de Samsung, que temía que el hipotético iPhone 5 hubiese frenado el buen momento de sus terminales en el mercado. Una versión mejorada del terminal estrella de (con el mismo diseño exterior de su antecesor) no parece un rival tan temible.
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