Las novedades se suceden en el mercado de cámaras compactas con objetivos intercambiables, señal de que despierta gran interés entre usuarios y fabricantes. A principios de septiembre, en la feria IFA de Berlín, Panasonic mostró un innovador objetivo retráctil para hacer más pequeñas sus cámaras, mientras Sony y Samsung desvelaban cuerpos muy compactos con sensores de más de 20 megapíxeles. Nikon presentó el pasado mes la Serie 1, más rápida que sus competidoras, y se acaba de poner a la venta la gama Q de Pentax, la más diminuta de las compactas intercambiables. Sin contar con que Olympus, Panasonic y Sony introdujeron la tercera generación de este tipo de cámaras, con varios modelos, justo antes de verano.
Cuando Panasonic y Olympus presentaron, a finales de 2008, las primeras cámaras compactas con objetivos intercambiables, pocos aficionados a la fotografía se las tomaron en serio. La calidad de las imágenes era inferior a las réflex comparables de la época, el visor electrónico era lento y tampoco se ganaba mucho espacio al quitar el espejo del visor óptico del cuerpo. En tres años, sin embargo, se ha demostrado que la idea era buena: los modelos más recientes de Olympus y Panasonic, así como de sus seguidores Sony y Samsung, con sensores más grandes, obtienen fotografías soberbias a precio asequible y tamaño reducido, que rivalizan con las réflex tradicionales con visor con espejo, más voluminosas y caras. Ya solo falta que Canon haga su propuesta en este segmento, que previsiblemente tendrá lugar en enero.
Con la Serie 1 de Nikon, que estará a la venta a finales de octubre, concluye la época en que todas las cámaras de objetivos intercambiables llevaban tres tamaños básicos de sensor. Las réflex profesionales tenían un sensor igual que los negativos de 35 milímetros, mientras que las réflex y compactas destinadas a los aficionados de Canon, Nikon, Sony, Samsung y Pentax llevaban un sensor un tercio más pequeño, conocido como APS-C, y con factor de multiplicación 1,5 o 1,6: un objetivo de 35 milímetros correspondía al tradicional de 50 milímetros.
En las cámaras llamadas cuatro tercios, respaldadas desde sus inicios por Olympus y Panasonic, el sensor es la mitad que el de formato completo. Por eso se multiplica por dos en las ópticas de cuatro tercios: un objetivo de 25 milímetros corresponde al de 50 milímetros de la fotografía tradicional. Ahora, Nikon ha puesto en la Serie 1 un sensor aún más pequeño, de una pulgada, con factor de multiplicación 2,7, y Pentax ha llevado la idea al extremo y ha colocado en su Serie Q un sensor que es la mitad que el de Nikon, con factor 5,5. Ambas deben llevar objetivos específicos.
El tamaño del sensor afecta directamente al de la óptica. Cuanto más pequeño es el sensor, más compacto puede ser el objetivo. Los objetivos cuatro tercios son más pequeños que los de las réflex y los de Nikon 1 aún más; los de Pentax Q son minúsculos. El inconveniente es que si el sensor y la óptica son más pequeños, entra menos luz y la imagen capturada es peor a igualdad de los otros parámetros.
Sony ya demostró hace un par de años con su gama compacta NEX que el cuerpo podía ser muy reducido pese a llevar un sensor muy grande. Lo que resultaba imposible era que los objetivos fueran tan pequeños como los de las cámaras cuatro tercios.
Cuando se creó el formato cuatro tercios, hace una década, con la llegada de las réflex digitales, se pensó que era el compromiso ideal entre tamaño del sensor, de los objetivos y del resultado final. Un criterio que solo siguieron Panasonic y Olympus y que ahora tampoco utilizan Nikon y Pentax cuando se trata de hacer una cámara intercambiable realmente compacta. Queda por ver qué decidirá Canon, el principal fabricante de cámaras, cuando saque su propuesta.
Para evitar comparaciones odiosas incluso con sus propias réflex, Nikon ya se ha apresurado a señalar que lo que busca con la Serie 1 es simplicidad de uso y funciones especiales, como la toma de varias instantáneas consecutivas con un solo disparo y la presentación de la más correcta o un retrato animado en forma de vídeo con los instantes anteriores y posteriores. Su punto fuerte es el enfoque muy rápido y la posibilidad de hacer vídeos a plena resolución y fotos al mismo tiempo. Habrá inicialmente dos cuerpos, J1 y S1, sin y con visor, respectivamente, y cuatro objetivos.
Panasonic también ha reducido el tamaño de su objetivo zoom de tres aumentos para las cámaras de la serie Lumix G a base de hacerlo retráctil: en posición de reposo tiene un espesor de 26,8 milímetros. Como el cuerpo es muy fino, las cámaras con el zoom caben en el bolsillo. Sony, en cambio, ha optado en poner un sensor de 24 megapíxeles en su NEX-7 y Samsung uno de 21,6 megapíxeles en su NX200, comparados con los 10 megapíxeles que tienen los cuerpos de Olympus, Panasonic o la Nikon 1.
La oferta de cámaras compactas con objetivos intercambiables es ya muy amplia. Olympus cuenta con las P3, PL3 y PM3 introducidas a finales de julio, Panasonic con las también muy recientes G3 y GF3, Sony con las NEX-C3 y NEX-5 y las acabadas de anunciar NEX-5n y 7 y Samsung con la NX11 y NX200, a las que se suman la Pentax Q y las Nikon J1 y S1.
La cruz de todas estas propuestas es su precio. Cuestan típicamente entre 600 y 900 euros, dependiendo de si llevan o no visor electrónico y con un zoom de tres aumentos. Esto supone el doble que una compacta avanzada y más cara que una réflex básica. Están a un precio similar a las réflex de gama media.
Desde sus inicios, estas cámaras no han querido rivalizar con las réflex, sino que van destinadas a las personas que quieren hacer fotografías que queden bien sin complicarse la vida; que la cámara lo haga todo y que tenga el mínimo de botones posible. Como señala Nikon, se busca sobre todo a los usuarios insatisfechos con las cámaras compactas. Se entiende que los usuarios de cámaras réflex no las cambiarán ni tampoco comprarán una compacta intercambiable como cámara de apoyo. Lo ideal, especialmente para fabricantes como Nikon que tienen una importante cuota de réflex, es que se cree una categoría nueva de cámaras, que amplíe el mercado.
En España se venderán este año unos 2,2 millones de cámaras, de las cuales el 10,8% son de objetivos intercambiables, según GFK. Pese a ser poco más del 10% en unidades, todas las cámaras con objetivos intercambiables suponen el 35% de la facturación total. De ahí el interés de los fabricantes por animar este mercado.
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