Móviles, tabletas y consolas no son enemigos del estudio, aunque pueden distraer. Apple, que desde hace años hace descuentos a estudiantes y promueve el uso de sus aparatos en el ámbito educativo, cuenta con el aparato estrella, la tableta iPad. El precio, desde 479 euros, no invita a convertirlo en herramienta obligatoria a pesar de tener cada vez un abanico mayor de programas educativos.
CourseNotes ayuda a tomar apuntes, de los de siempre, pero con complementos multimedia. Permite ordenar por asignaturas, fecha e importancia. Muy práctico, cuesta 3,99 euros. Penultimate es parecido, pero adaptado a los que quieren tener la sensación de usar un bolígrafo sobre papel en pantalla. Reproduce el trazo. Eso sí, es más asequible, 1, 59 euros.
inClass coordina el horario e incluye una alarma para no llegar tarde. Y es gratuito. Por 2,39 euros se puede comprar algo más completo, iStudiezPro: un organizador de deberes, horarios y número de horas dedicadas al estudio. En Android Market, tanto para teléfonos como para tabletas se encuentran programas similares, uno de ellos es Homework.
Mercedes Pereda, directora del colegio SEK El Castillo, ha asumido el reto de reducir el peso de la mochila. Los alumnos de primer curso de Secundaria han pasado de cargar una media de cinco kilos a solo dos. "Todo el temario está en la nube, siguen teniendo cuadernos, pero no transportan libros. En clase se conectan con el portátil, que se queda en el centro, y en casa pueden seguir desde donde lo dejaron". Entre las bondades de la tecnología en las aulas destaca que nota a los alumnos más motivados. "Tenemos menos problemas de atención y comportamiento".
En este mismo centro han comenzado a utilizar la tableta de Apple en educación infantil para que los más pequeños dibujen. "Nos ayuda a controlar la grafomotricidad", expone Matilde Castro, coordinadora de Tecnologías de la Información y Comunicación. En Primaria se usa en clase de música, para distinguir los instrumentos. "Hasta creamos conciertos con iPad". Esta experta también aconseja los robots de Lego "por su interés para aprender lógica y programación".
Los alumnos de primer ciclo de Secundaria usan Kinect, un complemento para la consola XBOX 360 de Microsoft para combinar la práctica de idiomas y la coordinación psicomotriz.
En su opinión no tiene sentido excluir los aparatos de espíritu lúdico de la escuela. "Al contrario, son la mejor vía para el aprendizaje. Si aprenden jugando, interiorizan el conocimiento de manera amigable".
En el colegio Los Olmos de Madrid han adoptado la Nintendo DS como parte del programa de matemáticas. Maths Training les ha ayudado a que los números se atraganten menos.
AfterZoom combina la realidad aumentada con la química y el conocimiento del medio. El juego, descargable para Nintendo DSi y 3DS por cinco euros, convierte la cámara en un microscopio de gran poder. Se retrata un alimento, se enfoca y poco después se tiene de manera desmenuzada (y algo novelada) qué microorganismos la componen, con las bacterías que existen en la actualidad. Al momento se convierten en personajes a los que cuidar y dar de comer. Cuanto mejor se conozca la tabla periódica con más acierto se les alimentará.
La pequeña consola de Sony, PSP, tiene entre los más vendidos del catálogo un título dedicado al aprendizaje de inglés: Play English. Cuesta 29,99 euros y se vende en Italia, Alemania y Francia, pero se hizo en España, en los estudios de Tonika y con la guía de Vaughan Systems en el aspecto académico. Destaca por su capacidad para adaptarse al nivel del jugador-alumno.
Ya no es el último grito, pero el ordenador sigue siendo el gran aliado. En la Red sobran los recursos. Google tiene algunos atajos que ayudan. Por ejemplo, si se escribe una fórmula matemática en el buscador, la primera respuesta será el resultado a la cuenta propuesta. Lo mismo sucede con el cálculo de medidas y cambios de moneda. Basta con teclear "300 kilos en libras" o "150 dólares en euros" para obtener el dato actualizado con la cotización del día. Además de contar con un amplio traductor: inglés, francés, alemán... hay uno, el de latín, que puede resultar práctico con unos de los huesos de Secundaria. Muchas de las lecturas obligatorias son clásicos que se leen gratis en GoogleBooks.
Todas estas facilidades abren la puerta a la gran tentación del estudiante, el plagio. Los profesores también pueden encontrar aliados en tres programas que detectan si alguien hizo los deberes por sí mismo o hizo trampas. Entre los más fiables están Plagium, Aprobo y DocCop. En Internet se puede detectar al instante con The CopyScape.
Y los padres que no terminen de fiarse de sus hijos pueden instalar MySpy (solo con móviles que funcionan con Android). De manera discreta, hace una llamada que se descuelga y comprobarán si sus vástagos están en clase o se quedaron en la cama.
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