A pesar de que el euro es un proyecto continental, Alemania -por ser la mayor economía de Europa- pareciera tener la última palabra acerca de su futuro.
Por esa razón, los observadores miran con preocupación el creciente escepticismo en el ambiente político de ese país frente a la necesidad o conveniencia de seguir sosteniendo financieramente a la unión monetaria europea en su forma actual.En particular, las dudas que tendría Alemania frente a la posibilidad de tener que extender más ayuda a Grecia, han contribuido nuevamente a desatar la incertidumbre y la inestabilidad en los mercados.
Luego de una pausa que no se extendió más allá de unas cuantas semanas, los rumores acerca de que Grecia podría entrar en default o suspensión de pagos se han reactivado y van en aumento. En un intento por recuperar la confianza, distintos funcionarios alemanes recalcaron este lunes que la estabilidad de la eurozona y del euro continuaban siendo el objetivo principal.
Sin embargo, otras declaraciones contradicen ese proyecto.
El ministro de Economía de Alemania, Philipp Roesler, por ejemplo, dijo en un artículo publicado por el diario Die Welt este fin de semana, que ya no podía descartarse la posibilidad de llevar a cabo una "suspensión de pagos ordenada" en Grecia para solucionar los problemas del país.
Mientras que Christian Lindner, secretario general de uno de los partidos de la coalición que respalda a la canciller Angela Merkel, sugirió que Grecia podría salir de la eurozona.
Y, como reflejo de esta situación, las bolsas europeas experimentaron fuertes pérdidas el lunes, mientras que el euro perdía terreno frente al dólar y al yen, alcanzando su menor valor en 10 años frente a la divisa japonesa.
Dos mensajes
Joaquín Roy, director del Centro de la Unión Europea de la Universidad de Miami (UM), señaló en conversación con BBC Mundo que las declaraciones que realiza el gobierno alemán deben distinguirse."El mensaje tiene dos partes. Para el consumo interno, no sorprende que la canciller Merkel intente apaciguar a su posible electorado, que naturalmente se niega o está reticente a seguir pagando la factura de otros países", dice.
"Por ello presionan y presionan a ciertos gobiernos, en este caso el griego, para pedirles que hagan algo drástico", aunque continúen diciendo que la estabilidad de la eurozona es lo primordial.
Estas contradicciones se plantean con más insistencia luego de que el pasado viernes el economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), el alemán Juergen Stark, renunciara de manera sorpresiva.
Su salida fue vista como un signo de las divisiones en el BCE sobre qué hacer sobre la crisis europea.
El futuro del euro
Guillermo Calvo, profesor de Economía de la Universidad de Columbia en Nueva York, dijo a BBC Mundo que Alemania está en este problema "le guste o no".Para Calvo, la solución menos conflictiva sería rescatar a Grecia, por tercera vez.
"Si la dejan caer, automáticamente caerán también los bancos alemanes y franceses que tienen mucha deuda griega, les cae el problema a ellos. Por eso digo que ellos están les guste o no. Es una cuestión más bien política", agrega Calvo.
Anteriormente, el multimillonario George Soros, así como diversos líderes europeos y economistas, recomendaron la posibilidad de crear los llamados eurobonos: títulos de deuda emitidos por la UE con el aval de todos los miembros del bloque.
Según Soros, hasta que Alemania no avale la deuda de todos los miembros de la eurozona, la unión monetaria seguirá de crisis en crisis.
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Hablando desde la historia, dice Roy, "no se ve por ninguna parte la posibilidad de que un país de esa envergadura y que tanto ha apostado política y económicamente por la fundación del euro, no lo siga subvencionando y ponga en peligro no sólo la estabilidad de la región, sino su existencia. Eso no tiene visos de suceder. Hay demasiado capital político en juego para algo que así ocurra", concluye.
Por ahora, los analistas consideran que pensar en una desaparición total del euro sería muy alarmista.
Pero el tema de una posible división en la zona euro también está tomando fuerza.
"Ya se está hablando con cierta insistencia de que los países relativamente fuertes pueden crear un 'euro plus' y dejar al resto con el 'euro minus'. Eso sí sería muy grave políticamente", afirma Calvo.
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