Aunque es un ensayo clínico en fase I, se trata sin duda de una buena noticia, que indica que España puede jugar un papel muy importante en el desarrollo de la vacuna del sida. Es la segunda vez en 2011 que científicos españoles consiguen un éxito, al menos parcial, frente al esquivo VIH. Si en febrero investigadores del Hospital Clínic de Barcelona lograban una reducción significativa de la carga viral de un grupo de seropositivos a los que se administró una vacuna, ahora el paso se da en la inmunización más buscada: la preventiva.
Sin embargo, debido a lo inicial de la investigación, aún no se puede hablar de que MVA-B proteja frente al VIH. Pero al menos ha demostrado lo que los investigadores buscaban cuando a principios de 2009 iniciaron el ensayo clínico: la seguridad de la inmunización, basada en el subtipo B del VIH y que utiliza cuatro antígenos, sustancias que desencadenan la generación de inmunidad en el organismo.
El resto, la inmunogenicidad, es una buena noticia que necesitará ser reevaluada en fases posteriores. De ahí la prudencia de los investigadores que, según explicaron en un correo electrónico, prefieren no hablar del resultado hasta que se publique en una revista científica.
La vacuna introduce los antígenos del VIH en el organismo empleando como vector el poxvirus MVA (acrónimo inglés de virus modificado de Ankara), una versión del virus empleado como vacuna de la viruela.
Investigaciones en paralelo
La inmunización sigue la estela de la única vacuna que, hasta la fecha, ha mostrado eficacia para prevenir la trasmisión del VIH, RV144. Este tratamiento, que se probó en Tailandia en un ensayo en fase III, protege del virus a través de la potenciación del sistema inmunológico, como MVA-B.El ensayo RISVAC02 lo coordinaron los especialistas en enfermedades infecciosas Felipe García, del Hospital Clínic de Barcelona, y Juan Carlos López Bernaldo de Quirós, del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. También participó el especialista del Clínic Josep Maria Gatell. Los tres han estado en Boston presentando el trabajo.
En el ensayo han participado 30 voluntarios sanos españoles con una media de 27 años de edad. Los participantes fueron divididos en dos grupos. A 24 de ellos se les administraron por vía intramuscular tres dosis de la vacuna (al inicio, a las cuatro semanas y cuatro meses después). A los otros seis, un placebo. Ni los investigadores ni ellos sabían quién había recibido qué, lo que se conoce como doble ciego.
Los efectos adversos registrados fueron en su gran mayoría leves y, casi todos, reacciones locales a la vacunación. Todos estos datos llevan a los autores a concluir que MVA-B merece una "mayor exploración" como posible candidata a vacuna.
Publico
No hay comentarios:
Publicar un comentario