Deborah McGuinness empezó a trabajar con vinos y tecnología semántica  en los 80, cuando todavía estaba en el instituto. Y ya no pudo dejarlo.  La investigadora del Rensselaer Polytechnic Institute de Nueva York  (Estados Unidos) ha convertido el arte del maridaje en una forma de enseñar a sus estudiantes los fundamentos de las ontologías (en el sentido informático) web,  que se utilizan para definir vocabularios que las máquinas puedan  entender. Su última creación, dice, es “un ejemplo de lo que va a ser la  web 3.0”.
“Necesitaba crear demostraciones de mis teorías que fueran  comprensibles para un gran número de personas. Pensé que tenía que  relacionarlas con un tema que conociese y como siempre he sido una  apasionada de la gastronomía y el vino, me decanté por un sommelier  virtual”, confiesa a lavanguardia.es. “La última versión incorpora las redes sociales, que respiramos día a día, y las plataformas móviles”.
De hecho, su sommelier semántico, que ha bautizado Tetherless Wine Agent  en los papeles académicos, ya funciona en iPhone y está “a punto de  hacerlo en plataformas Android”. El agente virtual utiliza la  información GPS del móvil para saber qué restaurantes y bodegas tiene a  su alrededor el usuario para poder así hacerle recomendaciones sobre los  lugares a los que puede ir, a partir de los comentarios que dejan otros  usuarios en Facebook. También sugiere maridajes y sitios web en los que  compartir información o comprar vino.
Es cierto que ya existen múltiples aplicaciones para smartphones que  ofrecen prestaciones similares. La particularidad de la que presenta  McGuinness es que utiliza el lenguaje de la Web semántica, que a su vez  usa un código comprensible para la mayoría de aplicaciones, lo que  posibilita una relación “más inteligente” entre plataformas y abre las  puertas a la introducción de matices en las recomendaciones.
Sin embargo, admite la investigadora, que ha contribuido de forma  decisiva al desarrollo del lenguaje de ontologías web del Consorcio  World Wide Web (W3C), “está  lejos de poder compararse con un sommelier humano”. Eso sí, “puede  usarse como asistente tanto para comprar como para preguntar en un  restaurante, por ejemplo, si con cierto pescado va mejor un blanco seco o  un Pinot noir”, añade.
Meritxell Falgueras, sommelier y autora de Presume de vinos en 7 días,  está de acuerdo en que este tipo de herramientas pueden ofrecer pistas.  “Pero la complicidad, la sonrisa y la explicación de viva voce del  sumiller enamorado es inimitable”, concluye.
La Vanguardia
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