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2010/04/06

James O’Shea: «El mejor periodismo es el que se paga por su calidad»

Fuente: ABC.

James O’Shea (East St Louis, Illinois, EEUU, 1943) es un periodista jefe de larga trayectoria profesional. Fue director editorial de los grandes diarios de la prensa estadounidense Chicago Tribune y Los Angeles Times, antes de dejar su último cargo para montar The Chicago News Cooperative (CNC), un proyecto periodístico con un enfoque editorial y económico completamente distinto al de los grandes medios tradicionales.
La idea de O’Shea es crear un medio que, partiendo de la filantropía, explore nuevas vías de financiación para ofrecer un periodismo de calidad dirigido a un grupo reducido y exigente de lectores de periódicos. Actualmente, CNC produce periodismo político y de investigación, elabora dos páginas semanales sobre Chicago para The New York Times y ha establecido acuerdos de colaboración con la televisión pública WTTW Channel 11.
En las próximas semanas, CNC pondrá en marcha su sitio web, que esperan se convierta en el eje de su labor informativa. O’Shea explica en una entrevista telefónica su nuevo proyecto, diseñado con las premisas de un profesional que cuenta con una dilatada experiencia en los grandes medios de comunicación.
Cuenta usted que mientras planeaba el proyecto se despertó una noche y decidió que debería ser una cooperativa. ¿Por qué una cooperativa, y no una empresa informativa convencional?
No puedo decirlo con seguridad, sólo sabía que lo que intentábamos hacer tenía que ser diferente. Por otra parte, yo me encontraba entonces en [la universidad de] Harvard, investigando para un libro que estaba escribiendo sobre la malograda fusión entre las corporaciones Chicago Tribune y Times Mirror, que teminó en bancarrota. Y una de las conclusiones que saqué es que hay una cantidad enorme de desconfianza sobre las compañías estadounidenses de medios. Y aunque no sólo se relaciona con el hecho de que sean compañías con ánimo de lucro, esto tiene su relevancia. Porque, sobre todo a mediados de los noventa, hicieron enormes beneficios, no reinvirtieron en sus productos informativos y se limitaron a pasar esos beneficios a los inversores. E incluso cuando reinvirtieron estos beneficios, la percepción del público era que esta gente de las empresas sólo quería conseguir el máximo dinero posible y no reinvertirlo en los periódicos. Así que yo quería buscar un modelo cooperativo donde la consigna no fuera el beneficio y donde el exceso de ingresos fuera reinvertido en el periodismo. De este modo, puede afrontarse mejor la desconfianza creada por las compañías con ánimo de lucro. Sobre todo entre la gente joven. Además, este modelo de me permitiría encontrar el capital inicial entre inversores filántropos, como mejor vehículo para arrancar y conseguir credibilidad, mejor que entre las compañías convencionales.
Usted cree que la crisis de los medios no está tan relacionada con la revolución de Internet como con el hecho de que los medios no hayan servido bien al público.
Muchos desarrollos, como Internet, han tenido un impacto indiscutible en la crisis de los medios. Pero creo que, en el fondo, algo tuvo que echar la bola a rodar. Hubo una razón por la que lectores y anunciantes empezaron a volverse hacia la red. Porque suele haber una razón por la que alguien dice: “Voy a probar algo nuevo y diferente” y normalmente es porque no está contento con lo que recibe. Es como cuando la gente empezó a volverse a los coches japoneses, porque se cansaron de la calidad de los coches americanos. Creo que algo parecido sucede con la industria de los periódicos, que tanto en la parte publicitaria como en la editorial, siguieron cobrando lo mismo o más y dando a la gente menos, así que éstos empezaron a buscar alternativas y encontraron Internet. Y descubrieron que la red tenía ventajas que las organizaciones de noticias convencionales no querían igualar. Así que, en efecto, todo esto jugó un papel importante, pero creo que lo que echó la bola a rodar fue que la gente no estaba satisfecha con el modo en que operaban los medios americanos.
Asegura usted que el “periodismo de servicio público” será el primer objetivo de CNC. ¿Qué significado tiene este servicio público en su cooperativa?
Miré en el mercado y me pregunté: ¿dónde están los huecos?, ¿qué es lo que el público no tiene ya? Y una de las cosas que descubrí es que las compañías de medios estaban recortando en lo que conocemos como periodismo de servicio público, que consiste en exigir responsabilidad al Gobierno, las instituciones y las personas. Y pensé que ahí es dónde debía hacer mi marca, con ese tipo de periodismo, y poner el énfasis en la calidad. Básicamente, se trata de reconocer que mis lectores no serán lectores de masas. No serán los que leían los periódicos que estaban interesados en atraer a todo el mundo, sino sólo la gente interesada en noticias serias, lo que siginificará una menor audiencia, pero creo que más valiosa. Vamos a un grupo interesado en política, educación y periodismo de investigación.
Usted ha establecido acuerdos de colaboración con ‘The New York Times ‘y la cadena ‘WTTW Channel 11′ de Chicago. ¿Son este tipo de colaboraciones con medios tradicionales necesarias para un medio que empieza?
Sí, nuestra afiliación a The New York Times nos dio un capital inicial para arrancar; y asociarnos con WTTW, que es una cadena pública sin ánimo de lucro, nos aportó exenciones de impuestos y que las fundaciones pudieran tenerlas al invertir en nosotros.
¿Cuál es su modelo de negocio?
Tendremos cuatro fuentes de financiación. La primera es la filantropía, la financiación de fundaciones e individuos a través de becas y donaciones. La segunda sería la suscripción: una vez que tengamos listo el web, empezaremos a intentar construir un modelo de suscripción en el que una persona pague 2 dólares (1,5 euros) a la semana para ser miembro de la cooperativa. A cambio de esta suscripción, habrá más interacción entre el público y los periodistas. La tercera fuente será la venta de contenidos, como hemos hecho con The New York Times, que nos aporta dinero para producir dos páginas de noticias de Chicago dos veces a la semana en el periódico. Y la cuarta será la publicidad en Internet. La idea es que a partir de estas cuatro fuentes, en un plazo de cinco años, podamos depender de nosotros mismos, y no de la filantropía.
¿Dentro de cinco años pretenden ser una empresa de medios convencional, o cree que el futuro será sin ánimo de lucro?
Estamos explorando varias opciones. Podríamos convertirnos en una empresa, un nuevo tipo de compañía que existe en Illinois y en otros estados y que se conoce como L3C (sociedad de responsalidad limitada y bajo beneficio). Fue diseñada para promover la empresa social y su principal objetivo es el servicio público, la educación. Si cumples las condiciones requeridas, puedes operar como una compañía convencional, pero con muchos de los beneficios de las empresas sin ánimo de lucro. Estamos estudiando esta fórmula y aunque no conozco ninguna empresa informativa que se haya constituido bajo el modelo L3C, lo tendremos en cuenta. Pero pretendemos ser una empresa sin ánimo de lucro en el futuro inmediato.
Se ha publicado que usted abandonó el ‘Los Angeles Times’ por desacuerdos en el presupuesto con los dueños y por no aceptar nuevos recortes de plantilla. ¿Significan estos recortes que nunca volveremos a ver grandes redacciones ni grandes empresas de medios?
Habrá unas pocas, pero creo que en el futuro veremos operaciones más pequeñas, como la mía. Por ejemplo, es probable que vaya a sobrevivir The New York Times, porque ofrecen lo que LA Times y Chicago Tribune ya no ofrecen: una gran información nacional e internacional, opinión inteligente y ahora también los beneficios de la información local. Así que es posible que se conviertan en el gran periódico nacional. The Wall Street Journal intenta competir en ese mismo nivel, pero no creo que siga siendo sólo un diario económico porque no podrá sobrevivir sólo de eso. En las áreas metropolitanas, organizaciones como la mía empezarán a surgir para servir a varios nichos de la audiencia.
Algunos de los reporteros despedidos de ‘LA Times’ han montado un sitio web para ofrecer sus servicios con el nombre ‘La tienda de periodistas’. ¿No le parece un nombre un poco metafórico para reflejar la difícil situación de los periodistas?
Sí, y sé que muchos de ellos son buenos, pero atravesamos tiempos muy difíciles para los periodistas en Estados Unidos. Un informe del Proyecto para la Excelencia en el Periodismo apunta que en términos de desempleo éste es el peor año de la historia. Yo diría que en el campo del periodismo atravesamos una depresión, no una recesión, en la que el desempleo es probablemente del 30% o del 40%.
¿Cómo serán los periodistas del futuro?
Creo que habrá muchos tipos de periodista. Los periodistas de medios de masas tradicionales y gente que querá participar más, llámelo periodismo ciudadano, buenas fuentes o como quiera. Y no creo que sea malo, porque harán más fácil la labor de informar y de aprovechar Internet de formas que ni siquiera habíamos explorado. En el periodismo del futuro, tendremos más periodismo tradicional pero también más atención sobre el conjunto total para poner las cosas en contexto. La única cosa que se puede ofrecer al público es credibilidad, porque hay tanto ahí fuera, que hay que saber en qué se puede creer, en qué se puede confiar. Y ahí es dónde sobrevivirán las organizaciones que cuenten con una fuerte reputación de credibilidad y transparencia.
¿Qué le parecen los nuevos dispositivos de lectura, como el iPad o el Kindle?, ¿son el medio para recuperar el control?
Esos dispositivos están muy bien y ayudarán a los periódicos y a los editores a resolver su principal problema, que es financiero. Pero en mi opinión el sistema que tenemos ahora es completamente insostenible. Ya no se puede depender de la publicidad para financiar la información. Y hay que encontrar el modo de que los lectores ayuden a pagarla, porque a ellos va dirigida. Creo que hay que incrementar la calidad, porque la gente ya no va a pagar por el mal periodismo. Así que el iPad y estos dispositivos ayudarán a los editores a distribuir noticias, pero deben averiguar cómo obtener el dinero para hacer periodismo de calidad, porque no se puede depender de un dispositivo, de una pantalla informática, para arreglar tus problemas si sigues ofreciendo un periodismo que no tiene valor para la gente. Una de las cosas que intentamos con nuestra cooperativa es replantear la pregunta habitual ¿Pagará la gente por el periodismo?, que creo que es errónea. La pregunta correcta sería: ¿Qué tipo de periodismo valora la gente? Hay que hablar con los lectores y ver qué echan de menos, que quieren, que tipo de periodismo valoran, porque si puedes ofrecer ese tipo de periodismo, pagar por él será una consecuencia de ese valor. Pero es muy superficial seguir planteando que quieres que simplemente la gente pague por el periodismo, cuando lo pueden conseguir gratis. Así, por supuesto que no van a pagar.
Como ex editor jefe de medios tradicionales, ¿cuál cree que es el principal problema: depender de la publicidad, o depender de Wall Street?
El mayor problema ahora mismo es el viejo modelo de negocio, que se sustenta en la publicidad para conseguir el 80% de los ingresos. Esto está cambiando y cambiará dramáticamente a medida que pase el tiempo. Y las decisiones no van a ser más fáciles, sino más difíciles. La cuestión es cómo vamos a pagar por el periodismo del futuro. Porque alguna información podrá ser gratis, pero afrontémoslo: el mejor periodismo que se puede obtener es el que se paga por su calidad. Francamente, creo que Wall Street ya no es un problema para el periodismo: las compañías están en bancarrota, sus acciones siguen bajando… Wall Street ha cogido su dinero y se ha ido. Ahora invierten en bancos y cosas así, arruinando la economía [risas]. Ya no tienen interés por el periodismo.
¿Cree que la sociedad tendrá mejor información en el futuro?
Sí.Tendrá más y mejor información, pero atravesaremos una transición en la que veremos probablemente peor información antes de que mejore.

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