Barack Obama ha decidido mantener parcialmente una de las políticas heredadas de su predecesor George W. Bush: la de buscar gas y petróleo costa afuera, aunque no en todos los sitios que el gobierno republicano había autorizado.
“Hoy estamos anunciando la expansión de la exploración costas afuera de gas y petróleo”, dijo Obama, este miércoles, ante una audiencia integrada principalmente por militares en la base área Andrews, cerca de Washington.“Mi gobierno considerará potenciales nuevas zonas para desarrollo en el Atlántico medio y sur, y en el Golfo de México, mientras estudiamos y protegemos áreas delicadas en el Ártico”, dijo Obama, tras aclarar que no había sido “una decisión tomada a la ligera”.
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En los últimos veinte años la política estadounidense había sido la de no permitir perforaciones en la plataforma marina para evitar derrames y riesgos de contaminación. La única excepción hasta ahora es el Golfo de México.
Aunque la Casa Blanca dejó fuera del proyecto las partes de Alaska que son consideradas más vulnerables, la decisión no parece del agrado de los ambientalistas, muchos de los cuales son seguidores de Obama.
Tras los pasos de Bush
En 2008 el presidente George W. Bush autorizó la exploración en aguas de Alaska, luego de que el Congreso dejara expirar una moratoria que protegía a la región.
Al llegar al poder, Obama ordenó la revisión de esas concesiones, pero en enero pasado, durante el discurso anual ante el Congreso, hizo saber que dejaría que algunos permisos siguieran adelante para ayudar a reducir la dependencia energética estadounidense.
Entre las regiones que quedan abiertas a la exploración está una zona a 75 kilómetros de la costa del estado de Virginia, donde expertos del Departamento del Interior calculan que podrían haber unos 130 millones de barriles de petróleo y 1,14 billones de pies cúbicos de gas natural.
Según fuentes del Departamento, es posible que se abran también para exploración algunas zonas de la plataforma en el estado de Florida, aunque sin alterar la distancia de la costa que exige actualmente la ley, es decir, unos 200 kms de la costa.
El Servicio Geológico de EE.UU. calcula que, en la plataforma atlántica, podría haber 4.000 millones de barriles de petróleo y más de 10.000 millones en el lado del Pacífico.
Datos del Departamento de Energía indican que EE.UU importa 2.000 millones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, países que, salvo Arabia Saudita, son considerados los proveedores menos confiables.
Pese a la retórica antiestadounidense que maneja el gobierno del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, también socio de OPEP, es una fuente segura y cercana para el mercado estadounidense, del que es uno de los cinco principales proveedores.
Credenciales verdes
Este miércoles, el mandatario explicó que su plan mantendrá un equilibrio entre “la necesidad de controlar los recursos energéticos nacionales y la necesidad de proteger los recursos naturales de EE.UU.”
“Protegeremos áreas vitales para el turismo, el ambiente y nuestra seguridad nacional. Y no nos guiaremos por ideología política, sino por evidencia científica”, aseguró Obama.
Obama recalcó sus “credenciales verdes”, haciendo referencia a las inversiones que se han promovido para el desarrollo de autos híbridos y eléctricos, las mejoras para la red eléctrica nacional o el incentivo de granjas solares y eólicas.
Obama usó una vez más el recurso de comparar el desempeño de EE.UU. frente a naciones como China o Alemania, a las que calificó de “líderes” en el desarrollo de energías limpias y reconoció que su anuncio no sería de la satisfacción de muchos.
“Quiero enfatizar que esto es parte de una estrategia más amplia, que nos llevará de ser una economía que se mueve con combustibles fósiles y petróleo extranjero, a una que se basa en combustibles nacionales y energía limpia”, afirmó Obama.
Uno de ellos, Greenpeace, considera que es una decisión equivocada, que “acentúa la adicción estadounidense al petróleo” y trae potencialmente graves riesgos ambientales.
"¿Es este el plan de energía limpia del presidente Obama o la campaña de “perfora, nene, perfora” de la ex gobernadora de Alaska Sarah Palin?", fue la reacción que ofreció a la BBC, Joe Smyth, portavoz de Greenpeace.
“Extender las areas de perforación costa afuera que han estado protegidas por décadas amenaza nuestros océanos y las comunidades costeras que dependen de ellos con devastadores derrames de petróleo, más contaminación y cambio climático”, afirmó Smyth.
El sector “verde” de la sociedad estadounidense es uno de los principales apoyos con los que contó Obama en su campaña presidencial y hasta ahora han aplaudido su retórica sobre las eficiencia y limpieza energética.
Aunque la decisión podría debilitar ese apoyo, también podría ayudarle a Obama reducir la oposición republicana a las leyes sobre energía y cambio climático que esperan ser discutidas por el Congreso.
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