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2010/03/10

Haití: el desafío de reconstruir la economía

Fuente: BBC Mundo.

La principal prioridad tras el terremoto del pasado 12 de enero en Haití fue proporcionar asistencia médica, vivienda y alimento a los damnificados.

El dinero ha ido llegando a la nación caribeña, aunque las organizaciones de ayuda humanitaria aseguran que se trata de uno de los peores desastres naturales a los que han tenido que enfrentarse.

Ha habido críticas por la falta de cooperación entre las diferentes organizaciones y por la lentitud en la entrega de ayuda a los afectados.

"Todos quieren ser los coordinadores y nadie quiere ser coordinado", asegura Paul Collier, de la universidad de Oxford, en el Reino Unido, quien trabajó como asesor de Naciones Unidas para la reconstrucción de Haití después de que el país fuera devastado por un huracán en 2008.

"Para salir de esa situación hay que tener una única autoridad temporal que tome las decisiones", señala Collier.

Y para el futuro a largo plazo del país, los esfuerzos deben centrarse en la reconstrucción y en crear una economía viable.

Espíritu de lucha

En medio de la devastación, el espíritu emprendedor permanece vivo.

"Mi negocio quedó totalmente destruido. Lo perdí todo", cuenta Fritzner Alexander, mientras inspecciona las ruinas de lo que había sido su tienda de accesorios para el baño.

"Pero estoy listo para empezar de nuevo. Siempre puedo cumplir mi objetivo otra vez si trabajo duro para ello", asegura.

Alexander no puede contar en sus amigos para que le presten dinero ya que se encuentran en la misma situación que él, aunque explica que tiene alguna mercancía que no se malogró en el sismo que puede utilizar para empezar de nuevo su negocio.

"El conocimiento todavía lo tengo. Voy a utilizar mi cerebro", afirma.

"Lo siento porque perdí mi negocio y a miembros de mi familia, pero todavía estoy vivo".

Lecciones de Indonesia

Tras el tsunami de 2004 en Indonesia, se estableció un fondo de donantes administrado por el Banco Mundial.

Qaiser M. Khan dirige ese fondo desde Jakarta y en Haití quieren aprovechar su experiencia.

"Estamos aconsejando a nuestros compañeros en la región latinoamericana sobre las cosas que funcionaron en nuestro caso", explica.

"Los donantes que tenían una misma idea, cooperaron con los mismos procesos, los mismos requisitos, la misma manera de informar, el mismo seguimiento, y con un solo canal de comunicación", cuenta.

Pero hubo algunos desacuerdos entre los 15 principales donantes, sobre cuánto se gastaba en el desarrollo de capacidades –como la asignación de recursos humanos, el seguimiento de proyectos o la capacitación de contables- y cuánto en inversión.

"En el periodo inicial el énfasis debía ponerse en la reconstrucción y la recuperación. En las fases finales se debían reforzar las capacidades de las instituciones para que el gobierno pudiera administrar todos los activos que se estaban construyendo", explica Khan.

Problemáticas de la ayuda

Pero existen críticos que no creen que Haití pueda resolver sus problemas simplemente recibiendo ayuda externa.

"Introducir grandes cantidades de ayuda en una economía no es una buena idea", afirma la economista Dambisa Moyo, quien asegura que ayuda que ha sido entregada a países africanos ha hecho más daño que otra cosa.

"Hay una diferencia entre ayuda de emergencia y la ayuda a largo plazo", observa.

Moyo asegura que incluso antes de la actual crisis, Haití se enfrentaba a una serie de desafíos en las esferas política y económica.

"El hecho de que la mayor parte de la financiación del desarrollo venga de la ayuda es problemático", dice la economista.

Moyo cree que hay muchos ejemplos de cómo "desarrollar correctamente" y asegura la parte más importante del desarrollo es la creación de empleo.

"Son necesarias cosas como las inversiones del sector privado, el comercio, la microfinanciación o crear estabilidad y transparencia para poder atraer inversión extranjera", explica.

"A veces me quedo asombrada de la arrogancia los países desarrollados. (...) Tenemos experiencia suficiente para saber que no basta con lanzar dinero a una economía".

"Ello crea corrupción, inflación, incrementa los límites de la deuda, priva de derechos a los ciudadanos, acaba con los emprendedores y fomenta las guerras civiles", concluye Moyo.

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