Hoy hace tres años, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Hank Paulson, tomó una decisión trascendental: permitió que el banco de inversiones Lehman Brothers colapsara.
El gobierno de Estados Unidos había ayudado a rescatar una serie de instituciones financieras, pero los mercados colocaban a más entre la espada y la pared.A Paulson se le agotaban el tiempo y las opciones. No había apoyo político en Washington para seguir gastando dinero para resolver el problema.
Wall Street tendría que aprender a enfrentar las consecuencias de su propia locura.
Hoy, muchos dicen que fue una decisión errada.
La crisis financiera resultante (el mercado de valores se desplomó 43%) obligó a las autoridades a hacer exactamente lo que habían tratado de evitar: comprometer miles de millones de dólares en rescatar el sistema financiero.
¿Va a cambiar?
Ahora volvamos al presente. La "troica" de prestamistas de Grecia –la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo- podría pronto enfrentar un momento decisivo de dimensiones similares.Pese a que lo prometió, el gobierno en Atenas no ha mantenido su promesa de los gastos excesivos y sigue pidiendo dinero.
Los griegos se quejan de que los recortes de gastos exigidos por la troica están destruyendo la economía de su país, lo que a su vez reduce los ingresos fiscales y aumenta la necesidad de más dinero prestado.
Pero Alemania y otros prestamistas creen que los europeos del sur han vivido más allá de sus posibilidades y que es hora de que aprendan a tener disciplina.
¿Realmente se atreverían a cortar el flujo de recursos a Grecia y convertirla en un ejemplo? o, con las protestas diarias en Atenas ¿acaso decidirá Grecia por sí sola retirarse de la mesa?
Y si lo hicieran, ¿desatarían otra crisis global?
Política miope
"En ambos casos, las autoridades que podrían lanzarse al rescate, no quieren comprometerse", dijo el execonomista del Banco de Inglaterra John Gieve.
En parte, eso se debe a lo que llaman "riesgo moral", indicó el experto: cuando rescatar a un banco o a un gobierno temerarios sólo promovería más imprudencias.
Alemania, por ejemplo, tiene un ojo puesto en los tímidos intentos de Italia por implementar medidas de austeridad.
Eso crea una especie de juego de póquer, con cada parte usando la amenaza de catastrofes para ganar concesiones: austeridad vs. rescates.
"Es racional para todo el mundo tomar medidas para fortalecer el sistema", señaló Gieve. "Pero, debido a que lo estás haciendo al borde de un abimso, hay un riesgo de que no todo te salga a pedir de boca".
El principal problema es político. El gobierno alemán sufrió una gran derrota en las elecciones regionales. Los rescates en Grecia no son populares con los votantes alemanes.
"La política no es un proceso racional. La crisis provoca miopia", indicó Jerome Booth, director de investigaciones de la empresa de inversiones Ashmore.
Booth considera que el mayor riesgo es que Grecia se retire: "Todo lo que necesitas es que algún político se pare y diga 'voten por mí y no tendrán que volver a pagar sus deudas'".
Pero incluso si dejara de pagar sus deudas, Grecia tendría que hacerle frente a un terrible trauma.
El año pasado, el gobierno prestó el equivalente a 10,5% de su producción económica anual, sólo para financiar el gasto general del gobierno.
Ese exceso de gasto tendría que cesar inmediatamente. Los bancos griegos colapsarían, carentes de cualquier apoyo externo.
Tras haber cruzado la barrera de la moratoria unilateral, muchos economistas creen que los griegos deberían abandonar el euro.
Una razón es la necesidad de devaluar su moneda para restaurar su competitividad. "Grecia necesita mover su tasa cambiaria en al menos 30% para tener la oportunidad de recuperar empleos", dijo Booth.
Otra razón es que el Banco Central de Grecia podría entonces financiar las continuas solicitudes de préstamos del gobierno imprimiendo de nuevo dracmas. Pero la inflación se dispararía y las importaciones se volverían más caras.
En 2008, bancos de todo el mundo se habían endeudado hasta el extremo y fueron incapaces de absorber las pérdidas que se extendieron desde el mercado inmobiliario estadounidense.
Eso amenazó con una reacción en cadena de bancarrotas, lo cual provocó un deterioro de la confianza en todo el sistema financiero internacional.
La corrida bancaria electrónica resultante fue la causa inmediata de la crisis. Bancos, casas de bolsa, fondos de seguros y los especuladores confiaban plenamente en un suministro seguro de financiamiento barato a corto plazo, que de repente desapareció.
Los bancos han pasado los tres últimos años apretándose el cinturón. Reconstruyeron su capital, es decir, su capacidad para absorber pérdidas.
La dependencia en préstamos a corto plazo también se ha reducido y los bancos centrales están preparados para proporcionar préstamos de emergencia que rescaten el sistema.
Y no habría factor sorpresa
"(A diferencia de Grecia) la agonía de Lehman no duró dos años", señaló Gieve. "Sustancialmente, los bancos ya han descontado las deudas (griegas)".
Notablemente, cuando hicieron las pruebas de solvencia de los bancos, en julio pasado, los reguladores europeos no incluyeron la posibilidad de que un gobierno se declarara en cesación de pagos.
Pero esto sólo ha aumentado la incertidumbre sobre quién sufrirá con mayor intensidad las consecuencias de una moratoria, socavando la confianza en todos los bancos.
Hay evidencia que señala que, durante el verano, los bancos europeos han estado silenciosamente sacando su dinero de Europa, mientras que se ha reportado que para un cierto banco francés es imposible pedir prestado en dólares.
Booth asegura que algunos bancos no podrían soportar las pérdidas generadas por la deuda del gobierno griego, digamos que hasta un 75% su valor original, y un simultáneo colapso de los bancos griegos.
Y una salida griega de la zona euro crearía un inmenso desorden legal: ¿tiene Grecia el derecho de dejar el euro? ¿Podrían las compañías transformar contratos hechos en euros a contratos en devaluados dracmas? ¿Cómo serían reconvertidos los ahorros y las deudas personales?
A diferencia de 2008, ahora hay un segundo y más preocupante canal para un contagio financiero: la deuda gubernamental.
Durante el nerviosismo de las últimas semanas, los mercados han estado diferenciando más claramente entre la segura Alemania y los riesgosos países del sur de Europa. ¿Por qué prestarle a un país que podría seguir los pasos de Grecia o convertir euros en devaluadas liras?
La preocupación de cada líder europeo es que los inversionistas puedan dejar de prestarles a España y a Italia, economías que juntas son más de 10 veces el tamaño de la griega.
Las dos ya han sido puestas en régimen de inyecciones financieras de Banco Central Europeo.
"Se necesita difundir con claridad que otros países no tienen el mismo problema (que Grecia)", dice Booth.
Y el cree que los respectivos programas de austeridad están avanzando bastante en esa dirección.
Gracias a que los salarios aumentaron durante los años de vacas gordas, todos estos países han visto cómo su capacidad de competir con Alemania se ha visto gradualmente minada, pero cómo pertenecen a la eurozona no pueden restaurarla a través de la devalución de su moneda.
Y con Alemania insistiendo en que todos los gobiernos -incluyendo el propio- corten sus gastos, el crecimiento económico se ve bajo amenaza. Eso, a su vez, hace que las deudas sean más difíciles de pagar.
El problema acaba de completerse con la gradual pérdida de confianza en sus bancos, lo que hace que más difícil para ellos conseguir prestado el dinero que necesitan para apoyar su economía.
De hecho, sin el soporte financiero de Alemania, puede estar más allá de las posibilidades de Italia, España -o incluso Francia- rescatar sus bancos mientras permanezcan atados al euro. Lo que sólo socava aún más la confianza.
Sin embargo, el hundimiento de un banco europeo de gran tamaño ahora sería tan inmanejable como en 2008 y con las mismas probabilidades de diseminar una crisis financiera a lo largo y ancho del globo.
Algunos economistas dicen que que las soluciones a la crisis aún están al alcance de Europa. El problema es la poca voluntad de los políticos a tomar los pasos necesarios, pues estos causarían dolor y pérdida de votos.
Entonces, al igual que con Lehman Brothers, la gran pregunta que deben hacerse ahora a los mercados es: ¿cuán grande tiene que llegar a ser la crisis financiera para que produzca coraje político?
¿O es que acaso a los políticos se les acabará el tiempo antes?
En parte, eso se debe a lo que llaman "riesgo moral", indicó el experto: cuando rescatar a un banco o a un gobierno temerarios sólo promovería más imprudencias.
Alemania, por ejemplo, tiene un ojo puesto en los tímidos intentos de Italia por implementar medidas de austeridad.
Eso crea una especie de juego de póquer, con cada parte usando la amenaza de catastrofes para ganar concesiones: austeridad vs. rescates.
"Es racional para todo el mundo tomar medidas para fortalecer el sistema", señaló Gieve. "Pero, debido a que lo estás haciendo al borde de un abimso, hay un riesgo de que no todo te salga a pedir de boca".
El principal problema es político. El gobierno alemán sufrió una gran derrota en las elecciones regionales. Los rescates en Grecia no son populares con los votantes alemanes.
"La política no es un proceso racional. La crisis provoca miopia", indicó Jerome Booth, director de investigaciones de la empresa de inversiones Ashmore.
Booth considera que el mayor riesgo es que Grecia se retire: "Todo lo que necesitas es que algún político se pare y diga 'voten por mí y no tendrán que volver a pagar sus deudas'".
Devaluación
Evidentemente sería muy irracional para Grecia que deje cooperar. Si no recibe los rescates proporcionados por la troica, el país no podrá pedir prestamos.Pero incluso si dejara de pagar sus deudas, Grecia tendría que hacerle frente a un terrible trauma.
El año pasado, el gobierno prestó el equivalente a 10,5% de su producción económica anual, sólo para financiar el gasto general del gobierno.
Ese exceso de gasto tendría que cesar inmediatamente. Los bancos griegos colapsarían, carentes de cualquier apoyo externo.
Tras haber cruzado la barrera de la moratoria unilateral, muchos economistas creen que los griegos deberían abandonar el euro.
Una razón es la necesidad de devaluar su moneda para restaurar su competitividad. "Grecia necesita mover su tasa cambiaria en al menos 30% para tener la oportunidad de recuperar empleos", dijo Booth.
Otra razón es que el Banco Central de Grecia podría entonces financiar las continuas solicitudes de préstamos del gobierno imprimiendo de nuevo dracmas. Pero la inflación se dispararía y las importaciones se volverían más caras.
Reacción en cadena
¿Qué significaría esto para el resto del mundo?En 2008, bancos de todo el mundo se habían endeudado hasta el extremo y fueron incapaces de absorber las pérdidas que se extendieron desde el mercado inmobiliario estadounidense.
Eso amenazó con una reacción en cadena de bancarrotas, lo cual provocó un deterioro de la confianza en todo el sistema financiero internacional.
La corrida bancaria electrónica resultante fue la causa inmediata de la crisis. Bancos, casas de bolsa, fondos de seguros y los especuladores confiaban plenamente en un suministro seguro de financiamiento barato a corto plazo, que de repente desapareció.
Los bancos han pasado los tres últimos años apretándose el cinturón. Reconstruyeron su capital, es decir, su capacidad para absorber pérdidas.
La dependencia en préstamos a corto plazo también se ha reducido y los bancos centrales están preparados para proporcionar préstamos de emergencia que rescaten el sistema.
Y no habría factor sorpresa
"(A diferencia de Grecia) la agonía de Lehman no duró dos años", señaló Gieve. "Sustancialmente, los bancos ya han descontado las deudas (griegas)".
Desorden legal
No obstante, los bancos europeos son ampliamente vistos como el talón de Aquiles del continente, con los precios de sus acciones cayendo 50-70% en los últimos seis meses.Notablemente, cuando hicieron las pruebas de solvencia de los bancos, en julio pasado, los reguladores europeos no incluyeron la posibilidad de que un gobierno se declarara en cesación de pagos.
Pero esto sólo ha aumentado la incertidumbre sobre quién sufrirá con mayor intensidad las consecuencias de una moratoria, socavando la confianza en todos los bancos.
Hay evidencia que señala que, durante el verano, los bancos europeos han estado silenciosamente sacando su dinero de Europa, mientras que se ha reportado que para un cierto banco francés es imposible pedir prestado en dólares.
Booth asegura que algunos bancos no podrían soportar las pérdidas generadas por la deuda del gobierno griego, digamos que hasta un 75% su valor original, y un simultáneo colapso de los bancos griegos.
Y una salida griega de la zona euro crearía un inmenso desorden legal: ¿tiene Grecia el derecho de dejar el euro? ¿Podrían las compañías transformar contratos hechos en euros a contratos en devaluados dracmas? ¿Cómo serían reconvertidos los ahorros y las deudas personales?
Goteo financiero
Economistas aseguran que el daño más grande de una moratoria griega o de una salida griega del euro podría ser el precedente que sentará.A diferencia de 2008, ahora hay un segundo y más preocupante canal para un contagio financiero: la deuda gubernamental.
Durante el nerviosismo de las últimas semanas, los mercados han estado diferenciando más claramente entre la segura Alemania y los riesgosos países del sur de Europa. ¿Por qué prestarle a un país que podría seguir los pasos de Grecia o convertir euros en devaluadas liras?
La preocupación de cada líder europeo es que los inversionistas puedan dejar de prestarles a España y a Italia, economías que juntas son más de 10 veces el tamaño de la griega.
Las dos ya han sido puestas en régimen de inyecciones financieras de Banco Central Europeo.
"Se necesita difundir con claridad que otros países no tienen el mismo problema (que Grecia)", dice Booth.
Y el cree que los respectivos programas de austeridad están avanzando bastante en esa dirección.
Dolores que crecen
Sin embargo, otros economistas advierten que las medidas de austeridad empeoran un problema diferente, que muchos países del sur de Europa comparten con Grecia.Gracias a que los salarios aumentaron durante los años de vacas gordas, todos estos países han visto cómo su capacidad de competir con Alemania se ha visto gradualmente minada, pero cómo pertenecen a la eurozona no pueden restaurarla a través de la devalución de su moneda.
Y con Alemania insistiendo en que todos los gobiernos -incluyendo el propio- corten sus gastos, el crecimiento económico se ve bajo amenaza. Eso, a su vez, hace que las deudas sean más difíciles de pagar.
El problema acaba de completerse con la gradual pérdida de confianza en sus bancos, lo que hace que más difícil para ellos conseguir prestado el dinero que necesitan para apoyar su economía.
De hecho, sin el soporte financiero de Alemania, puede estar más allá de las posibilidades de Italia, España -o incluso Francia- rescatar sus bancos mientras permanezcan atados al euro. Lo que sólo socava aún más la confianza.
Sin embargo, el hundimiento de un banco europeo de gran tamaño ahora sería tan inmanejable como en 2008 y con las mismas probabilidades de diseminar una crisis financiera a lo largo y ancho del globo.
Algunos economistas dicen que que las soluciones a la crisis aún están al alcance de Europa. El problema es la poca voluntad de los políticos a tomar los pasos necesarios, pues estos causarían dolor y pérdida de votos.
Entonces, al igual que con Lehman Brothers, la gran pregunta que deben hacerse ahora a los mercados es: ¿cuán grande tiene que llegar a ser la crisis financiera para que produzca coraje político?
¿O es que acaso a los políticos se les acabará el tiempo antes?
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