Cuando hablamos español, disparamos fonemas por la boca como balas por el cañón de una ametralladora. Tanto es así, que estamos empatados con los japoneses como los más rápidos habladores, con casi ocho sílabas por segundo, muy por delante de las seis que pronuncia un alemán en el mismo lapso de tiempo.
Sin embargo, no se trata de abrumar al interlocutor, sino de hacerle llegar el mensaje en condiciones, para compensar las desventajas del idioma. Porque el español tiene un handicap con respecto a otras lenguas como el chino o el inglés. En castellano, las sílabas contienen mucha menos información que en el idioma mandarín. De este modo, quienes lo hablan tienden a contrapesar ese lastre informativo pronunciando más sílabas por segundo. Es lo que defienden los investigadores del Laboratorio de Dinámica del Lenguaje de la Universidad de Lyon, que publican el resultado de sus pesquisas (PDF) sobre la eficiencia de los principales idiomas en la revista Language.
"El español utiliza pocos sonidos diferentes para codificar la información, por lo tanto, de acuerdo con la teoría de la información, cada unidad contiene menos información. Si nuestra hipótesis es correcta, podemos concluir que el español está utilizando una estrategia de comunicación que da más peso a la velocidad de la voz que a la información de cada sílaba", señala el principal autor del estudio, François Pellegrino.
Frente al castellano, el mandarín muestra un ritmo un 34% más lento, pero con sílabas un 50% más densas. Sin embargo, a pesar de estas diferencias tan notables, las dos lenguas cumplen su función casi a la par: "Al final, su tasa informativa difiere en apenas un 4%", asegura Pellegrino. La medición se realizó haciendo leer 20 textos cortos, traducidos a cada idioma, a diez hablantes de cada lengua.
A lo largo de siglos de desarrollo, cada idioma ha ido evolucionando hacia distintas estrategias comunicativas. En un videojuego, el usuario puede elegir entre una ametralladora que dispara numerosas balas sin parar contra sus enemigos o por un bazuca que lanza demoledores proyectiles pero que tarda más en recargar. En este hipotético juego, el español y el japonés serían las metralletas frente a lanzagranadas como el inglés y el chino mandarín.
Hispánico nipón
La elección de estrategia comunicativa ha emparejado a idiomas muy distantes y distintos. Español y japonés tienen las mismas características en lo que se refiere a sonidos y sílabas, siendo dos de los idiomas con menor variedad. "Las lenguas pueden ser muy diferentes y en cambio mostrar similitudes estructurales", defiende el investigador. Como consecuencia, tanto los idiomas densos como los ligeros se equilibran con la velocidad del habla para transmitir al mismo ritmo informativo, el ajustado para que el interlocutor reciba el mensaje sin perder la atención, pero también sin saturarse.De las mediciones del estudio se deduce que el inglés es el que conlleva una tasa de transmisión de información más alta, frente al japonés, que no es capaz de cubrir sus carencias con la velocidad del habla. Pero los investigadores franceses niegan rotundamente que esto tenga nada que ver con el éxito del idioma de Darwin, y lo atribuyen, sin más, al poder de EEUU y Reino Unido.
Pero a pesar de estas diferencias, mínimas, los investigadores concluyen que todos los idiomas funcionan igual. Porque todos cumplen, no hay ninguno ineficiente. "Nunca una comunidad ha tenido que abandonar un idioma por su invalidez comunicativa. Si hay lenguas que mueren, se debe a razones sociales, no linguísticas", asegura Pellegrino. Y añade: "Todas las lenguas son perfectas para realizar su misión: hablar".
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