Muchos se ha hablado recientemente de los barcos piratas que toman rehenes en alta mar, pero hay otro tipo de piratería de impacto global e igualmente dramático.
"La pesca ilegal a nivel mundial implica pérdidas de entre 10.000 y 23.500 millones de dólares y amenaza la soberanía alimentaria de muchos países en vías de desarrollo", dijo a BBC Mundo María José Cornax, responsable de pesca en Europa de Oceana, una de las principales ONGs dedicadas a la protección de los mares.La piratería de recursos pesqueros priva de ganancias a países y comunidades de pescadores a nivel global, y es una seria amenaza para la conservación teniendo en cuenta que un 85% de los recursos están sobreexplotados o agotados, según Oceana.
Esta semana Estados Unidos y la Unión Europea se comprometieron a combatir la piratería de recursos pesqueros. El acuerdo conjunto fue firmado por María Damanaki, comisionada europea de pesca y asuntos marítimos, y Jane Lubchenco, subsecretaria de comercio para los océanos de EE.UU. e integrante de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de ese país, NOAA.
"El acuerdo es crucial porque entre los principales países importadores del mundo se encuentran Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. Esta última representa el mayor porcentaje de importaciones, un 28%, y ya ha venido blindando sus mercados a la pesca ilegal con un reglamento restrictivo que establece un sistema de trazabilidad", señaló Cornax.
¿Pero qué tan fácil es controlar la pesca ilegal y establecer con certeza que el pescado en los supermercados de Europa o Estados Unidos no proviene de barcos que operan en forma ilegal?
Pabellón de conveniencia
Hay muchos tipos de pesca ilegal. Uno de las más comunes es el de buques bajo pabellón de conveniencia, al margen de acuerdos internacionales."Un ejemplo claro es el atún rojo en el Mediterráneo, que está regido por un acuerdo internacional. Pero hay muchas embarcaciones que pescan al margen, no autorizadas, y las tripulaciones a bordo suelen estar contratadas en condiciones lamentables. Estos barcos roban el pescado a quienes tienen legítimamente el derecho a explotarlo, es decir, los estados ribereños o que comparten el stock", dijo Cornax.
Otro fenómeno frecuente es la pesca en África occidental, donde los estados carecen de recursos para implementar medidas de control eficientes.
"Allí se ven embarcaciones faenando bajo pabellones de conveniencia como St Kitts y Nevis, Panamá, Belice, o muchos barcos chinos, que entran en aguas de los países de África occidental y roban el pescado".
De acuerdo a Oceana, "los pabellones pueden llegar a ser incluso de países que no tienen costa, como Bolivia o Mongolia, que tienen barcos abanderados".
Los registros de pabellón se obtienen directamente de cada país de bandera, que tiene en teoría la responsabilidad de controlar que se cumplan requerimientos internacionales.
Trazabilidad
Violar las normas y cometer fraude es, de acuerdo a Cornax, "una práctica bastante común. A veces un mismo operador puede tener un buque legal y otro ilegal, abanderado en cualquier país, y simplemente se traspasa el pescado de un buque a otro y se hace pasar como legal".Es posible utilizar sofisticados equipos de satélite para controlar actividades en alta mar, pero ello sería prohibitivo para muchos países.
"Una forma sencilla para empezar es que los estados que exportan el pescado a Estados Unidos garanticen ellos mismos el origen, cuál es el barco que lo ha pescado o si viene de otro país, es decir, que se certifique el origen para que cuando llegue a la aduana estadounidense sea posible comprobarlo", señaló la representante de Oceana.
En cuanto a los consumidores, algunas organizaciones de protección oceánica recomiendan "limitar el kilometraje" del pescado, señalando que mientras más cercano sea el recurso más fácil será determinar si es legal o ilegal.
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