Los guionistas de El origen del planeta de los simios pueden ver cómo el argumento de su película, precuela de la epopeya de Charlton Heston, se deshace como un azucarillo gracias al Gobierno de EEUU, que quiere frenar de golpe la experimentación con chimpancés. En el filme, estrenado hace un mes en España, el uso de estos grandes simios para dar con la cura del alzhéimer desencadena una serie de catástrofes. Una situación hipotética que podría convertirse directamente en irreal cuando la oficina de Pesca y Vida Salvaje de EEUU revise, como ha anunciado, el nivel de protección de los chimpancés para que se les considere una especie "en peligro de extinción" y no sólo "amenazada", como hasta ahora.
Esta medida afectaría a los dos millares de chimpancés que se encuentran en cautividad en EEUU en la actualidad, de los que la mitad se emplean en investigaciones científicas relacionadas con todo tipo de males, desde la hepatitis C y la lepra hasta el cáncer. La revisión por parte del departamento de Pesca y Vida Salvaje arrancó ayer mismo con el inicio de un periodo abierto a las aportaciones de todas las partes interesadas.
El organismo federal da este paso en respuesta a la iniciativa conjunta de prestigiosas instituciones de conservación animal, como el Instituto Jane Goodall, la Sociedad Humana de los Estados Unidos, la Asociación de Zoológicos y Acuarios y la Sociedad para la Conservación de la Vida Salvaje.
En los últimos años, el número de estudios basados en la experimentación con grandes simios se ha reducido sustancialmente, en gran parte debido a que algunas importantes compañías farmaceúticas han renunciado a estas prácticas. Hoy en día, sólo se tiene noticias de que se realicen este tipo de experimentos en EEUU y Gabón, aunque hay muchos países (como España) en los que no está expresamente prohibido o se contempla esta posibilidad en sus normas. Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda tienen vetado este método de investigación.
Esta medida afectaría a los dos millares de chimpancés que se encuentran en cautividad en EEUU en la actualidad, de los que la mitad se emplean en investigaciones científicas relacionadas con todo tipo de males, desde la hepatitis C y la lepra hasta el cáncer. La revisión por parte del departamento de Pesca y Vida Salvaje arrancó ayer mismo con el inicio de un periodo abierto a las aportaciones de todas las partes interesadas.
El organismo federal da este paso en respuesta a la iniciativa conjunta de prestigiosas instituciones de conservación animal, como el Instituto Jane Goodall, la Sociedad Humana de los Estados Unidos, la Asociación de Zoológicos y Acuarios y la Sociedad para la Conservación de la Vida Salvaje.
Dudas sobre su utilidad
Por otro lado, a finales de año, el Instituto Nacional de Salud hará público un estudio encargado para determinar si el uso de chimpancés en investigaciones biomédicas aporta mejores resultados, al margen de las consideraciones éticas. "La experimentación con estos animales no sirve de ayuda para dar con la cura de enfermedades humanas", asegura el director ejecutivo del Proyecto Gran Simio, Pedro Pozas. Y añade: "Hay métodos más rápidos, limpios, eficientes y económicos, como el cultivo de células humanas".En los últimos años, el número de estudios basados en la experimentación con grandes simios se ha reducido sustancialmente, en gran parte debido a que algunas importantes compañías farmaceúticas han renunciado a estas prácticas. Hoy en día, sólo se tiene noticias de que se realicen este tipo de experimentos en EEUU y Gabón, aunque hay muchos países (como España) en los que no está expresamente prohibido o se contempla esta posibilidad en sus normas. Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda tienen vetado este método de investigación.
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