Después de 20 años de litigios, un fallo de la Organización Mundial del Comercio podría poner fin a la disputa entre México y Estados Unidos sobre la importación y comercialización de atún mexicano en el mercado estadounidense.
Según expertos y organizaciones ecologistas, se trata del último ejemplo de cómo el medio ambiente y su protección se han mezclado con los intereses económicos en las relaciones bilaterales de estos vecinos.Y es que EE.UU., a través de su Ley de Protección de los Mamíferos Marinos, había negado desde 1990 al atún mexicano la etiqueta de "dolphin safe" (seguro para los delfines), alegando que las técnicas de pesca mexicanas con redes de cerco dañaban a los delfines.
Según el organismo internacional, Washington está poniendo "más trabas comerciales de las necesarias" a la hora de conceder dicha etiqueta, obstaculizando así la entrada de productos mexicanos a su mercado.
Aunque EE.UU. estudia apelar la decisión, México ya celebra como si David hubiera ganado a Goliat.
"El fallo es un éxito rotundo para México y para su industria pesquera", afirmó el secretario de Economía de México, Bruno Ferrari.
"Las medidas que se adoptaron en EE.UU. no sólo afectaron a los productores mexicanos, sino también violaron los lineamientos de la OMC y el espíritu del comercio libre y justo", dijo el alto funcionario.
Camarones y tortugas
El del atún es solo uno en la larga lista de conflictos comerciales entre ambos países con argumentaciones de daño al medio ambiente, especialmente en el sector pesquero.En abril de 2010, EE.UU. impuso un embargo al camarón mexicano, alegando que la flota no cumplía con los requerimientos para la protección de la tortuga marina.
Agencias del gobierno estadounidense como la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica alertaron de que las tortugas estaban quedando atrapadas en las redes con las que se pescaban los camarones, algo rechazado por los mexicanos.
Aunque finalmente el embargo se levantó después de seis meses, los productores de camarones mexicanos denunciaron pérdidas de hasta US$90 millones, especialmente en los estados pesqueros de Sinaloa o Tamaulipas.
Grupos ecologistas advirtieron entonces que conflictos comerciales como el del camarón podrían repetirse en el futuro por la "mala política pesquera" mexicana.
"Nuestro país carece de una política estratégica para manejar de forma sustentable sus pesquerías, lo que está provocando una fuerte crisis económica en el sector pesquero, en su mayoría constituido por pequeñas cooperativas regionales", reza un informe de Greenpeace sobre la situación de la industria en México.
Sin embargo, explicaron los ecologistas, detrás del embargo estadounidense no había intereses medioambientales. Estos eran más bien económicos.
"Obedecía más a razones comerciales que afectan al sector pesquero. EE.UU. también comercializa especies en donde se usan métodos de pesca que son destructivos, como la pesca de arrastre", según la organización internacional.
¿Proteccionismo a cuenta del medio ambiente?
Recientemente, la mexicana Secretaría de Agricultura Ganadería Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (Sagarpa) anunció que este año prevé alcanzar ventas récord de langostas mexicanas en el mercado internacional luego de la certificación de las prácticas de 1.200 cooperativistas pesqueros locales.
La certificación, según las autoridades, es una garantía de que la captura de langosta en México se realiza con respeto al entorno ecológico y facilita el comercio de este producto al exterior.
Y evitará, seguramente, futuros reclamos de los vecinos del norte como las del camarón o el atún.
A pesar de que en 1994 entró en vigor un Tratado de Libre Comercio entre ambos países, lo que EE.UU. ha hecho en casos como esos suponen en realidad "medidas abiertamente proteccionistas", según Antonio Gazol, profesor de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Washington utiliza frecuentemente al medio ambiente y a las organizaciones ecologistas como escudo para proteger sus productos", le dice a BBC Mundo.
"No solo ocurre con la pesca. Cuando la cosecha de jitomate en EE.UU. era abundante, decían que los mexicanos estaban contaminados, cuando la cosecha allí era baja, los dejaban pasar", señala.
Por eso, dice, la del atún y su respeto a los delfines "es una decisión importante". Se trata de "una señal de que la OMC no solo atienda el poderío económico de las grandes potencias, sino a los que tienen razón".
La certificación, según las autoridades, es una garantía de que la captura de langosta en México se realiza con respeto al entorno ecológico y facilita el comercio de este producto al exterior.
Y evitará, seguramente, futuros reclamos de los vecinos del norte como las del camarón o el atún.
A pesar de que en 1994 entró en vigor un Tratado de Libre Comercio entre ambos países, lo que EE.UU. ha hecho en casos como esos suponen en realidad "medidas abiertamente proteccionistas", según Antonio Gazol, profesor de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Washington utiliza frecuentemente al medio ambiente y a las organizaciones ecologistas como escudo para proteger sus productos", le dice a BBC Mundo.
"No solo ocurre con la pesca. Cuando la cosecha de jitomate en EE.UU. era abundante, decían que los mexicanos estaban contaminados, cuando la cosecha allí era baja, los dejaban pasar", señala.
Por eso, dice, la del atún y su respeto a los delfines "es una decisión importante". Se trata de "una señal de que la OMC no solo atienda el poderío económico de las grandes potencias, sino a los que tienen razón".
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