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2011/09/02

Carrera contra el enemigo oculto del corazón


Una mujer de 56 años acude a las urgencias del hospital más cercano a su domicilio aquejada de dolor en el pecho. La exploración clínica revela que la paciente no tiene nada y es enviada a casa, probablemente con el consejo de descansar y tomarse la vida con más calma. La visitas se repiten más veces y, de nuevo, el electrocardiograma de rigor no revela ninguna anomalía. En una de esas ocasiones, un médico decide prescribir una prueba de diagnóstico por imagen, en concreto una ecografía de estrés tridimensional. En esta ocasión, no se envía a casa a la mujer. Las imágenes de su corazón, precisas, muestran que algo no va bien. Para definir qué es, el equipo de imagen del hospital opta por otra prueba, una tomografía axial computerizada (TAC) de 64 cortes. Se ve entonces que la mujer presenta una lesión coronaria importante, que había pasado desapercibida a los métodos tradicionales de detección.
Esta experiencia pone de manifiesto cómo la tecnología se ha convertido en una aliada imprescindible del médico para diagnosticar la enfermedad cardiovascular antes de que sea demasiado tarde. El caso, que se llevó en el Hospital Clínico de Madrid, fue seleccionado por el comité científico del Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, que concluyó ayer en París con la asistencia de más de 30.000 especialistas, para su transmisión en directo a los asistentes a una de las sesiones.

Intervención en directo

En la sede del congreso, el director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), Valentín Fuster, y el jefe de la Unidad de Imagen del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid, José Luis Zamorano, dirigieron la sesión en la que se explicó cómo los especialistas Covadonga Fernández-Golfín y Marcos Alberca diagnosticaban a la mujer española la lesión oculta gracias a la tecnología.
"Los hospitales de primera fila en Europa, y también en España, ya disponen de esta tecnología; el problema es lo que tarda en adoptarse", reflexiona Zamorano, que insiste en que se trata de instrumentos "que está demostrado que son rentables", lo que explicaría que los grandes hospitales públicos se permitan adquirirla a pesar de su coste. "La justificación presupuestaria viene dada por la precisión del diagnóstico y el carácter no invasivo del mismo", afirma Zamorano.
El presidente de la sección de imagen cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología, Río Aguilar Torres, comenta que la fuerte asociación entre tecnología y cardiología no es una novedad. "El desarrollo tecnológico está íntimamente ligado al de la especialidad", apunta Aguilar, que explica que la mayoría de las tecnologías utilizadas en la práctica clínica, como la ecocardiografia, ha sido ideada por los propios cardiólogos.
En el congreso de París, los stands dedicados a empresas de tecnología sanitaria tienen una importancia similar a los de los grandes laboratorios farmacéuticos. Los médicos asistentes asisten a demostraciones en directo donde pacientes ficticios (y contratados) se someten a ecografías públicamente.
Para Zamorano, lo más destacable de estos avances es que "con la imagen no invasiva se llega a un diagnóstico preciso y se gana tiempo". El presidente de la Sociedad Española de Cardiología, Carlos Macaya, apunta por su parte a otro beneficio del uso de la tecnología en esta especialidad. "Se está desarrollando para facilitar el intervencionismo", explica. En realidad, una característica complementa a la otra. El poder ver con precisión lo que ocurre en las entrañas del corazón a través de aparatos hace innecesario, en muchas ocasiones, que el paciente se tenga que someter a cirugía abierta, cuyo objetivo era permitir al cirujano tener una mejor visión.
Aguilar reconoce el apoyo de la industria: "Nos miman, porque saben que vamos a dar buena salida a sus productos". Pero el especialista tiene muy claro que la tecnología puntera que se adquiere en los hospitales no corresponde a un capricho de los cardiólogos. "Al final, la pregunta que predomina es si esa nueva tecnología va a ser buena para los pacientes. Sólo si la respuesta es afirmativa se apoya su implantación".
En la actualidad se busca reducir la radiación de algunas pruebas
Este cardiólogo pone como ejemplo la ecografía 3D o, incluso, la 4D. "Está claro que mejora el diagnóstico, porque permite ver el corazón en movimiento. Pero, además, es inocua", explica. Aguilar apunta a que, a pesar de los avances en tecnología asociada a la cardiología, hay hueco para mejorar. Es lo que sucede, por ejemplo con el TAC. "Esta prueba permite ver las arterias coronarias sin tener que introducir un catéter [lo que la diferencia del método tradicional] pero no se puede decir que no sea invasiva porque, mínimamente, lo es, ya que sabemos que la radiación ionizante puede tener riesgos", explica el especialista.
Por este motivo, se está trabajando en diseñar protocolos y máquinas que irradien cada vez menos a los pacientes. "Se busca más eficacia diagnóstica con menor irradiación y que se puedan hacer en el menor tiempo posible, también para poder usarlas en pacientes que no puedan permanecer quietos", subraya Aguilar.
El experto concluye que la tecnología en cardiología ha ido evolucionando también en objetivos. "Ya no se trata sólo de conseguir que los pacientes no se mueran, sino de buscar la calidad de vida", comenta, haciendo referencia a aparatos que vigilan a pacientes de riesgo, otras de las novedades presentadas en París.

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