Consumismo extremo. Así describe Mar Alarcón la sociedad en la que estamos metidos. Los recursos son limitados, dice, y hay que optimizarlos. "Tenemos que aprender alguna lección de esta crisis". Convencida de que cada vez hay más gente concienciada como ella, acaba de lanzar Social Car, una de las primeras empresas españolas de alquiler de coches entre particulares a través de Internet. La idea, conocida en inglés como P2P car sharing, ya funciona en Estados Unidos, Reino Unido y Alemania. Ahora varios emprendedores prueban suerte en España.
La propuesta tiene su lógica: si solo utiliza el coche unas horas a la semana, ¿por qué no alquilarlo y sacar un dinero extra? Si necesita un vehículo pero no puede o quiere comprarlo, ¿por qué no tomar uno prestado por horas a un precio más económico de lo habitual? Social Car pone en contacto a unos y otros a través de Internet. Alarcón, abogada de 35 años y antes fundadora de una consultora medioambiental en China, cree que todos ganan. Se reduce el tráfico y la contaminación, los propietarios de los vehículos hacen dinero y los conductores ahorran.
Darse de alta en Social Car es gratuito, pero el dueño del vehículo debe cancelar su seguro existente y contratar otro nuevo. "En España está prohibido tener dos pólizas distintas bajo una misma matrícula, una de propiedad y otra de alquiler. Por eso ofrecemos una especial que cubre ambos usos", explica Alarcón. El coche debe tener la ITV en regla y su valor debe ser inferior a 50.000 euros. Los conductores necesitan al menos un año de antigüedad de carné y menos de seis puntos de penalización.
Cumplidas las formalidades, el resto es sencillo. Los propietarios tienen libertad para escoger disponibilidad y precio, aunque hay tarifas recomendadas. Por ejemplo, 45 euros al día el vehículo pequeño o 60 el mediano. "Sale más o menos un 20% más barato que ir a una compañía tradicional", asegura Alarcón. Social Car se embolsa un 15% de comisión. El pago se realiza en la web por tarjeta de crédito.
Las previsiones de Social Car son conservadoras, 50.000 registros y 1.000 vehículos disponibles en un año, aunque su inversión ha sido por todo lo alto, un millón de euros.
La idea del P2P car sharing se extiende por otros países y funciona en Estados Unidos con Getaround y Relay Rides, participada por Google. También en Francia, Reino Unido y Alemania.
En España, además de Social Car, lo intenta una segunda empresa, MovoMovo, fundada por los valencianos Santi Breu y Rubén Baeza. En cuatro meses se han dado de alta 60 propietarios y 800 conductores que han acordado entre sí 40 alquileres. Cifras modestas, pero es el comienzo. "Nos fijamos en Airbnb, que pone en contacto a desconocidos para alquilar su casa y pensamos que algo similar podría funcionar con los coches en España", explica Breu.
La filosofía de MovoMovo es similar a la de Social Car, pero el funcionamiento es diferente. No requieren cambiar la póliza de seguro a los propietarios del coche. "Hemos hablado con las aseguradoras y la gran mayoría cubre el alquiler a un tercero, solo piden una antigüedad igual o superior a la del dueño", asegura Breu. El pago tampoco se realiza en su web, sino en mano entre propietario y conductor. "Queremos fomentar la interacción social entre la gente, tanto online como en persona".
Reconocen que aún no saben cómo ganarán dinero. "Quizás ofrezcamos el servicio a otras empresas de alquiler para rentabilizar su flota cuando cae la demanda, o puede que cobremos comisión. Primero queremos experimentar y ver qué le parece a la gente", explica Baeza.
La ventaja de MovoMovo, de momento, son sus precios, una media de 30 euros por día para vehículos pequeños. Lo malo, los cabos legales no están tan atados como en Social Car. Sea como fuere, ya existe otra opción si su coche coge polvo en el garaje: alquilárselo al vecino.
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