Cuando John Feaver era una de las figuras del tenis británico allá por las décadas de los años 70 y 80, los jugadores cortos de dinero debían vender camisetas y raquetas a la par de jugar torneos para poder subsistir.
Recordado por su devastador servicio -llegó a sumar 42 aces en un partido de Wimbledon-, Feaver, hoy con 59 años, debía completar su equipo pidiendo zapatos gratuitos.Sin embargo, después de aquellos días de penurias en el deporte, en el último cuarto de siglo se ha convertido en un exitoso jugador en el mundo de los negocios.
Feaver es actualmente jefe de asociaciones comerciales de la organización benéfica para el deporte Street Games, y director de la Fundación Peter Jones (creada por un conocido empresario británico) y de la Academia Nacional de Empresas.
"Lanzamos esta academia para jóvenes de entre 16 y 19 años", explica.
"Es para aquellos que están bien en el colegio pero que quizás no les gusta estar ahí o no están seguros de lo que la educación puede hacer para ellos".
"Son jóvenes que quieren ser emprendedores, comenzar sus propios negocios, no ir a la universidad a estudiar carreras tradicionales".
Y añade: "Los estudiantes son competitivos, realmente quieren marcar una diferencia".
Entre tanto, un gran número de negocios que Feaver lanzó en su periodo de transición del deporte a la empresa, a mediados de los 80, siguen robusteciéndose.
Del críquet al tenis
"Yo no era un gran jugador, pero ésa era mi carrera", confiesa.
"En realidad empecé con una beca de críquet y me pasé al tenis cuando tenía 16 años".
"Mi principal ventaja era mi potente servicio".
Afortunadamente, sus piernas también eran rápidas fuera de la cancha y en 1985, durante una cena en Japón para promover Wimbledon, ágilmente sacó ventaja de un comentario casual de otro invitado.
"Empecé a hablar con alguien que decía que había trabajado para Yamaha. En aquel momento yo no sabía que esa empresa fabricaba raquetas y palos de golf", recuerda Feaver.
"No tenían un representante en el Reino Unido e inmediatamente me ofrecí para hacer el trabajo".
"Por suerte ellos djeron que sí y, como yo ganaba un porcentaje de la facturación, hice bastante dinero con el emprendimiento y pronto pagué mis deudas", recuerda.
Algo que también fue posible porque, según él mismo explica, ser un tenista de bajo ránking lo mantenía lejos del glamour del jet-set.
Con frecuencia participaba en torneos de dobles asociándose con jugadores devaluados. Una vez en Italia le tiraron monedas al enfrentar al favorito local.
No obstante, fue en el circuito del tenis masculino donde descubrió su espíritu emprendedor: comenzó a vender raquetas y camisetas de Fred Perry y Slazenger para pagar sus gastos de viaje.
"Solíamos llevar las camisetas a Europa y ofrecerlas cuando jugábamos allí", cuenta.
"Una vez más, deporte y negocios se cruzaron. El fundador de la compañía, Frank Van Wezel, se mostró feliz de asociarse conmigo", dice.
"Me convertí en el representante en el Reino Unido, firmé acuerdos con los jugadores británicos que pude y el negocio floreció. Hoy en día sigo trabajando para Hi-Tech".
Entre tanto, había visto cómo Yamaha transfería a la cadena de tiendas departamentales Beales la concesión que hasta entonces le había pertenecido a él.
Después de esos primeros emprendimientos comerciales, Feaver se detuvo a reflexionar sobre lo que había aprendido del mundo empresarial.
"Realmente, el aprendizaje fue un enorme", asegura el ex tenista.
"Lo que aprendí fue: aprovecha tus fortalezas, haz negocios con las personas en las que confías, no dejes que la situación te supere y sé honesto".
"La lealtad es muy importante", completa.
Y afirma que, habiendo aplicado la disciplina del deporte a los negocios, la vida en el ámbito empresarial le resultó más fácil que en la cancha de tenis.
"No muchas personas pueden jactarse de ello", dice. "Le gané en la final del certamen para menores de 21 años y en los cuartos de final del torneo masculino".
"En ambas ocasiones lo vencí 6-4 en el tercer set".
De regreso al mundo de los negocios, su siguiente emprendimiento -luego de los acuerdos para vender equipo deportivo- fue en el área de la consultoría: trabajó para el gigante estadounidense de las relaciones públicas Hill & Knowlton.
También desempeñó cargos altos en el organismo rector del tenis en el Reino Unido, la Lawn Tennis Association (LTA), donde llegó a ser director comercial, primero, y director internacional, después.
"Esto ocurrió porque los contacté y les dije que quería poner a su disposición mis hablilidades en los negocios", recuerda.
Un ex profesional de otra época como él no ha pasado por alto las grandes cantidades de dinero que hoy mueven el tenis y otros deportes.
"Puede que hoy en día el público mida el éxito de un deportista según cuánto gane o los acuerdos que firme con grandes patrocinadores", afirma.
"Pero en realidad lo que importa es cuántos partidos y torneos se ganen y cómo uno se presente a sí mismo. Cualquier profesional de nivel le dirá eso".
Pero hay algo que no ha cambiado, según su experiencia: la presión que sufren los jugadores de bajo ránking para sobrevivir económicamente.
"Además, uno no puede acceder a ciertos torneos si no está en los alto de la clasificación", comenta.
"Por eso, cuando escucho a tenistas quejarse de las presiones de estar en la cumbre, pienso que deberían echar una mirada a las penurias financieras de aquellos que se encuentran en los escalones más bajos del deporte".
BBC Mundo
"En realidad empecé con una beca de críquet y me pasé al tenis cuando tenía 16 años".
"Mi principal ventaja era mi potente servicio".
Afortunadamente, sus piernas también eran rápidas fuera de la cancha y en 1985, durante una cena en Japón para promover Wimbledon, ágilmente sacó ventaja de un comentario casual de otro invitado.
"Empecé a hablar con alguien que decía que había trabajado para Yamaha. En aquel momento yo no sabía que esa empresa fabricaba raquetas y palos de golf", recuerda Feaver.
"No tenían un representante en el Reino Unido e inmediatamente me ofrecí para hacer el trabajo".
Empresa redituable
El destino lo encontró pronto vendiendo raquetas y bicicletas a clientes británicos, y poco tiempo después se dirigió nuevamente a la firma japonesas para pedir un mercado más grande: Europa."Por suerte ellos djeron que sí y, como yo ganaba un porcentaje de la facturación, hice bastante dinero con el emprendimiento y pronto pagué mis deudas", recuerda.
Algo que también fue posible porque, según él mismo explica, ser un tenista de bajo ránking lo mantenía lejos del glamour del jet-set.
Con frecuencia participaba en torneos de dobles asociándose con jugadores devaluados. Una vez en Italia le tiraron monedas al enfrentar al favorito local.
No obstante, fue en el circuito del tenis masculino donde descubrió su espíritu emprendedor: comenzó a vender raquetas y camisetas de Fred Perry y Slazenger para pagar sus gastos de viaje.
"Solíamos llevar las camisetas a Europa y ofrecerlas cuando jugábamos allí", cuenta.
"Deporte y negocios"
Y cuando contactó a un compañía llamada Inter (hoy conocida como Hi-Tech) para solicitarle tres pares gratuitos de zapatos de tenis, Feaver puso los pies en otra oportunidad comercial."Una vez más, deporte y negocios se cruzaron. El fundador de la compañía, Frank Van Wezel, se mostró feliz de asociarse conmigo", dice.
"Me convertí en el representante en el Reino Unido, firmé acuerdos con los jugadores británicos que pude y el negocio floreció. Hoy en día sigo trabajando para Hi-Tech".
Entre tanto, había visto cómo Yamaha transfería a la cadena de tiendas departamentales Beales la concesión que hasta entonces le había pertenecido a él.
Después de esos primeros emprendimientos comerciales, Feaver se detuvo a reflexionar sobre lo que había aprendido del mundo empresarial.
"Realmente, el aprendizaje fue un enorme", asegura el ex tenista.
"Lo que aprendí fue: aprovecha tus fortalezas, haz negocios con las personas en las que confías, no dejes que la situación te supere y sé honesto".
"La lealtad es muy importante", completa.
Y afirma que, habiendo aplicado la disciplina del deporte a los negocios, la vida en el ámbito empresarial le resultó más fácil que en la cancha de tenis.
Triunfos famosos
La carrera de Feaver en el circuito de la ATP transcuirrió entre 1973 y 1986. Uno de los puntos sobresalientes de su modesta trayectoria es que logró vencer a Bjorn Borg dos veces en una semana en el torneo de Beckenham, a mediados de los 70."No muchas personas pueden jactarse de ello", dice. "Le gané en la final del certamen para menores de 21 años y en los cuartos de final del torneo masculino".
"En ambas ocasiones lo vencí 6-4 en el tercer set".
De regreso al mundo de los negocios, su siguiente emprendimiento -luego de los acuerdos para vender equipo deportivo- fue en el área de la consultoría: trabajó para el gigante estadounidense de las relaciones públicas Hill & Knowlton.
También desempeñó cargos altos en el organismo rector del tenis en el Reino Unido, la Lawn Tennis Association (LTA), donde llegó a ser director comercial, primero, y director internacional, después.
"Esto ocurrió porque los contacté y les dije que quería poner a su disposición mis hablilidades en los negocios", recuerda.
Cuestiones de dinero
Durante el torneo de Wimbledon de este año, que comienza el lunes, Feaver será director de relaciones con los jugadores, un puesto que ha ocupado en los últimos 21 años.Un ex profesional de otra época como él no ha pasado por alto las grandes cantidades de dinero que hoy mueven el tenis y otros deportes.
"Puede que hoy en día el público mida el éxito de un deportista según cuánto gane o los acuerdos que firme con grandes patrocinadores", afirma.
"Pero en realidad lo que importa es cuántos partidos y torneos se ganen y cómo uno se presente a sí mismo. Cualquier profesional de nivel le dirá eso".
Pero hay algo que no ha cambiado, según su experiencia: la presión que sufren los jugadores de bajo ránking para sobrevivir económicamente.
"Además, uno no puede acceder a ciertos torneos si no está en los alto de la clasificación", comenta.
"Por eso, cuando escucho a tenistas quejarse de las presiones de estar en la cumbre, pienso que deberían echar una mirada a las penurias financieras de aquellos que se encuentran en los escalones más bajos del deporte".
BBC Mundo
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