La guerra entre Apple y Samsung ya no tiene marcha atrás y lo que empezó con una demanda por copiar el estilo puede acabar con importantes consecuencias económicas para la compañía que resulte perdedora en este litigio.
Samsung ya había contestado a la demanda de Apple presentando denuncias en Corea del Sur, Japón y Alemania, en las que acusaba a los de Cupertino de violar cinco patentes utilizadas en el Galaxy Tab y en el Galaxy S.
Pero en el cómputo general la firma coreana va perdiendo ya que la justicia ha desestimado su petición de ver el iPad 3 y el iPhone 5 antes de que salgan al mercado. Sin embargo, Samsung no se da por vencida y al parecer ha interpuesto una nueva demanda contra Apple ante la Comisión Internacional del Comercio de EE.UU.
Esta demanda se dirige contra los “dispositivos electrónicos móviles, incluidos los dispositivos de comunicación inalámbrica, dispositivos de procesamiento de datos y música, y tablets” de la compañía que dirige Steve Jobs.
Según informa el experto en patentes Florian Mueller, Samsung estaría tratando de conseguir por la vía judicial que se prohíba la importación de iPhone, iPad y iPod.
El enfrentamiento de estos dos gigantes en los tribunales ha cobrado fuerza en cuestión de semanas y puede acabar, si es que no ha hecho ya, con las importantes relaciones comerciales que ambas compañías han mantenido hasta la fecha. Sin ir más lejos, se rumorea que Apple ya ha descartado a Samsung como fabricantes de los nuevos chips para sus próximos dispositivos, y éste podría ser sólo el principio.
En este sentido Mueller considera que Samsung se ha visto en la necesidad de elegir entre su negocio de chips y el de venta de dispositivos móviles de la familia Galaxy declinándose por este último porque les reporta mayores beneficios.
the INQUIRER
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