Una de las mayores atracciones del primer día de actividades en Campus Party fue la presentación la diadema de Tan Le, la cual permite mover objetos con la mente. Este desarrollo de la neuroingeniera australo-vietnamita promete abrir las puertas del cerebro a la tecnología, para moldear al mundo con el pensamiento.
El dispositivo traduce las ondas cerebrales y las convierte en acciones, para manipular cosas tanto virtuales como electrónicas. Los curiosos de la tecnología podrán experimentar con él, a lo largo de Campus Party, en la Zona Expo, pabellón de juegos y nuevas tecnologías abierto a todo público.
El invento tiene aplicaciones en la ingeniería y en la salud. Tan Le relató la historia de una mujer cuadrapléjica que carga videos en YouTube, con solo pensarlo. Hace diez años, un accidente de tránsito causó la pérdida de la movilidad de todo su cuerpo, impidiendo incluso que sostuviera su propia cabeza. "Lo más satisfactorio era verla capaz de hacer cosas, de sonreír", agregó.
Con la diadema es posible mover una montaña en un juego virtual e incluso desplazarse de un lugar a otro, en una silla de ruedas electrónica. En sus inicios laborales, Le trabajó como una voluntaria que buscaba trabajo en Australia para extranjeros que no hablaban inglés; esa es la chispa humana que ha orientado su carrera.
La vietnamita se describió a sí misma como una pragmática sedienta de historias de personas cuyas vidas hayan sido transformadas por la tecnología. "El desarrollo de Australia y las necesidades de algunas regiones de Vietnam me impulsaron a crear un instrumento que sirva a los dos mundos", señaló.
Emotiv, empresa fundada por la científica, se dedica al desarrollo de interfaces cerebro-computador. Antes tuvo un negocio de desarrollo de software y telecomunicaciones que vendió cuando tenía 26 años. Hoy la revista de negocios Fast Company la considera una de las mujeres más influyentes de la tecnología.
Entender el cerebro: obsesión de una refugiada
La empresaria llegó a Australia, como una refugiada que huía de Vietnam con su familia cuando tenía 4 años, después de la devastación de la guerra. Durante su crianza, sus padres se esforzaron por incorporarla a ella y su hermana a la nueva cultura, sin perder sus valores tradicionales.
"Mientras mi hermana jugaba con muñecas, yo lo hacía con carros y juguetes electrónicos". Esto es lo que Le considera el inicio de su vocación por la tecnología. "Me cautivó estudiar la neuroplasticidad, para entender cómo el cerebro se transforma según las experiencias individuales".
"Desde pequeña me impresionó cómo un cerebro podía aprender tantas cosas; cómo con su plasticidad absorbía información", cuenta Le, cuya curiosidad por la mente nació del estímulo de sus padres a aprender sus dos lenguas maternas (inglés y vietnamita).
"Cuando tenía veintitrés años fue claro para mí que quería ser parte del proceso del desarrollo de nuevas tecnologías, en lugar de marginarme de él", comentó. Su avidez por este campo de estudio fue alimentada, no sólo por el deseo de generar sistemas de control cerebral como el de la diadema, sino por la voluntad de aprender más sobre el complejo funcionamiento del cerebro humano.
El Tiempo
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