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2011/06/27

¿Es la eurozona un estadio de béisbol de los sueños?

Es difícil imaginar una película en la que Jacques Delors, uno de los padres del euro, sea interpretado por el actor estadounidense Kevin Costner.
Pero, aunque raro, no es imposible porque ambos tienen algo en común.

En la película, "Campo de sueños" ("Field of Dreams"), a Costner le piden que construya un estadio de béisbol en el medio de la nada. Él sólo escucha una voz que le dice: "Constrúyelo y ellos vendrán".
En el proceso de creación de la eurozona, Jacques Delors y sus colegas políticos asumieron la misma actitud: "Constrúyanla y ellos vendrán… juntos".
La teoría establecía que aunque la eurozona iba a estar conformada por diferentes países y sistemas económicos, dichas naciones iban a estar unidas por el simple hecho de tener la misma moneda. Eso conllevaría a una economía unificada y gigante que, a su vez, le abriría las puertas a una integración política.
Pero, para muchos, el planteamiento era como poner el carruaje delante del caballo.

Dudas

En su momento, economistas eminentes y funcionarios de bancos centrales de Europa expresaron sus temores frente a la eurozona por no considerarla un área monetaria óptima.
Y, ¿qué es eso? Un área donde los beneficios por tener una sola moneda (euro, dólar o libra) superan sus costos.
Es sorprendente cuántos países tienen su propia moneda y no son un área monetaria óptima.
Se suele decir que Estados Unidos es un lugar donde áreas como Great Plains o las Grandes Llanuras (un territorio que se extiende por varios estados de Estados Unidos y provincias de Canadá) estarían mucho mejor, en teoría, con su propia moneda.
Existe, sin embargo, una gran diferencia entre Estados Unidos y la eurozona.
Estados Unidos tiene un gobierno nacional que puede y, de hecho lo hace, mover dinero y recursos a gran escala desde las partes más ricas del país hacia las menos favorecidas.
La Unión Europea también lo hace hasta cierto punto, pero su gasto, aunque cuantioso, se ve opacado por el gasto de los gobiernos de cada país.

El equipo

A medida de que se fue conformando, surgió un problema sobre quienes entrarían a la eurozona y las razones para hacerlo.

Existe un grupo de países en Europa cuyas economías se han estado compenetrando por décadas.
El núcleo de la eurozona podría incluir a Alemania, Francia, Austria, Holanda, Finlandia y dos países que aún no se han integrado.
También hay razones de peso para que se le hubiera dado la bienvenida a Suecia y Dinamarca.
En esa lógica de integración estaban las bases para erigir una eurozona fuerte y estable, pero eso no fue lo que pasó.
En cambio, a muchos otros países se les permitió entrar al grupo pese a que no cumplían con ninguno de los criterios que fueron pautados para obtener la membresía.
Los principios establecían que los préstamos anuales no podían exceder el 3% del Producto Interno Bruto y la deuda total no podía pasar del 60%, pero esas directrices se debilitaron al aceptar compromisos en la arena política.
Ahora sabemos, por ejemplo, que Grecia manipuló sus estadísticas para poder ingresar al bloque.

Las reglas

La esperanza era que una vez Grecia estuviera en la eurozona, enderezaría su camino y se volvería super eficiente para poder competir con Alemania.
El gobierno de Atenas, en cambio, se dio cuenta de que podía sacar prestado más dinero a tasas bajas. Aprovechó la oportunidad velozmente y volvió a mentir.
Esa es la razón por la cual se ha llegado a este punto crítico, en el que Grecia está luchando desesperadamente por hacer reformas financieras y recortes presupuestarios que le permitan conseguir nuevos rescates y así no caer en la quiebra.
En este punto, la eurozona podría considerar una alternativa: los países que no conforman el núcleo podrían salirse del bloque y, de esa manera, la eurozona se volvería más pequeña, pero con países que tienen mucho más en común.
Se empujaría a Grecia y a otros países a ser más eficientes y a que los países ricos les transfieran, con cierta regularidad, vastas sumas de dinero, de la misma manera que lo hace Washington con el resto de Estados Unidos.
Esa estrategia implicaría una cooperación política y económica mucho más cercana y un presupuesto más sustancioso.
El público no vería esta opción con buenos ojos, pero como Jacques Delors y Kevin Costner parecieran saber muy bien, una vez construyes algo, hay más interés por parte de todos de hacerlo funcionar, que de destruirlo.

BBC Mundo

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