En abril de 1970, cuando tenía 4 años, el padre de Jeffrey Lo-vell regresó del espacio. El niño exigió las prometidas rocas lunares, pero su padre, Jim, comandante del Apolo 13, traía las manos vacías. De hecho, tenía mucha suerte de estar vivo. Dos días después del despegue, uno de los tres tanques de combustible reventó a más de 300.000 kilómetros de la Tierra. "La misión número 13 se lanzó a las 13:13 hora central de EEUU. En mi país ese número da muy mala suerte, debía haberlo sabido desde el primer momento", bromeaba Lovell hace unos días, de visita en España para participar en el Festival Starmus, que se celebra estos días en Tenerife. Aquella explosión impuso un reto igual o mayor que aterrizar en la Luna: modificar la trayectoria de la nave, sin apenas electricidad, para lograr dar la vuelta usando la gravedad de la Luna como freno, una pirueta que nunca se había improvisado antes. Era abril de 1970, y medio mundo siguió la crisis por televisión.
¿Cómo consiguieron Lovell y sus compañeros volver sanos y salvos a la Tierra? "Cuando nos aproximábamos a la Luna, el centro de control nos dio las instrucciones a seguir, que debíamos copiar al detalle. Miré a ambos lados de mi sitio y vi que mis dos compañeros no estaban prestando ninguna atención. Cada uno tenía una cámara en la mano. Señores', dije, ¿qué es lo que están haciendo?' Ellos me miraron sorprendidos y dijeron: Vamos a sacar unas fotos de la cara oculta de la Luna, claro", relata Lovell. La moraleja de su odisea: "Con buenos líderes, trabajo en equipo e iniciativa se puede conseguir todo".
¿Por qué decidió hacerse astronauta?
Tendría que remontarme a los comienzos de mi carrera. Yo era un piloto de pruebas de las Fuerzas Aéreas. Ir al espacio era una extensión de mi trabajo. Cuando llegué a laNASA empecé a investigar, desarrollar y probar nuevas naves espaciales.
Es decir, veían un anuncio en la pared y simplemente se presentaban.
La NASA le pidió voluntarios a la Marina y a las Fuerzas Aéreas. Revisaron el tipo de gente que tenía, sobre todo los que contaban con títulos de ingeniero, y me mandaron una carta, preguntando si estaría interesado en ello.
¿Qué estaba haciendo cuando la URSS logró sus primeros éxitos en el espacio?
Estaba en la Marina. La NASA me rechazó la primera vez que me presenté. Tuve mucha envidia Yuri Gagarin, por lo que había hecho, pero también vi que el verdadero avance de la aeronáutica sería ir al espacio.
Y usted lo consiguió, aunque no salió del todo bien. ¿Cómo recuerda la explosión que dio lugar a la odisea del Apolo 13'?
Fue una especie de Big Bang. La nave se sacudió adelante y atrás y nos dejó sin varios controles. Se encendieron un montón de luces. Al principio no teníamos ni idea de cuál era la causa. Después nos percatamos de que probablemente había sido una explosión en los tanques de oxígeno. Hacía mucho frío. No podíamos expulsar nada de la nave, así que tuvimos que buscar formas para almacenar la orina, en vez de tirarla al espacio. Así que usamos todo tipo de métodos durante los cuatro días que tardamos en volver.
¿Cuál fue el más imaginativo?
Esa fue sólo una de las cosas que tuvimos que hacer. Las técnicas que usamos para poder volver a casa eran totalmente manuales, nada de ordenadores.
¿En qué momento de aquel viaje hasta la Luna y de vuelta supo usted que sobreviviría?
En el Apolo 13, el único momento en el que estuvimos seguros de haberlo conseguido fue cuando nuestra nave se zambulló en las aguas del Pacífico y no se hundió. Porque tuvimos todo tipo de crisis, incluido el sistema que dispara los paracaídas, que había estado muy frío durante cuatro días porque no podíamos malgastar electricidad en mantenerlos calientes. Si no llegan a salir no podríamos haber hecho un aterrizaje seguro.
¿Cuál era el ambiente dentro de la nave?
Todo el mundo tenía un trabajo que hacer y todos lo hicieron. Nuestro espíritu era positivo. Teníamos que tenerlo, porque, si no, nos hubiésemos puesto en posición fetal esperando un milagro. Si ese hubiese sido el caso aún estaríamos ahí arriba, esperando.
¿Cuál es el mejor y el peor recuerdo que le queda de aquello?
El mejor fue aterrizar. El peor, cuando ocurrió la explosión. No habíamos pensado en la manera de volver a casa y sabíamos que teníamos muy poco tiempo.
Ustedes eran un grupo de élite. ¿Había mucha competencia?
Había competición por ir a la Luna, pero era una rotación. El hecho de que el Apolo 11 llegase primero a la Luna se debió a esa rotación. Si no hubiésemos tenido suerte en los Apolo 8 [en el que él estaba a bordo] , 9 y 10, el 11 no hubiera aterrizado, habría sido otro viaje de prueba y el aterrizaje en la Luna hubiera venido después.
¿Cómo se siente por no haber podido pisar la Luna?
Estaba muy decepcionado de no haber llegado a la Luna. Pero ahora, creo que nuestra misión fue un triunfo del ingenio humano para trabajar juntos y traernos de vuelta a salvo. Eso fue un triunfo de nuestras actividades espaciales, aunque no hiciéramos ni uno solo de nuestros experimentos.
¿Qué ve ahora cuando mira a la NASA, comparada con lo que era en sus tiempos?
La visión espacial de la NASA hoy está totalmente equivocada. Ya no hacemos misiones ni construimos la tecnología necesaria para llevarlas a cabo. Ahora sólo hacemos tecnología sin ningún propósito.
¿Le ha explicado esto a Charlie Bolden [jefe de la NASA]?
Sí. Tres de nosotros escribimos un editorial en varios periódicos explicando lo que pensamos.
Su compañero Charlie Duke dice que las actividades espaciales de hoy, centradas en la Estación Espacial Internacional (ISS), son rutinarias, y que por eso no hay mucho interés en el espacio. ¿Qué cree que es necesario hacer para que eso cambie?
Tenemos que rejuvenecer nuestras actividades espaciales. El último vuelo del shuttle [las actuales naves espaciales de la NASA] es el próximo mes. Después de esto, la ISS será una estación rusa. Ahora Estados Unidos va a estar en la segunda o tercera clase de la ISS. Vamos a tener que buscar la manera de volver a ser líderes de nuevo. China ha hecho ya varios lanzamientos, está haciendo planes para ir a la ISS o tal vez también a la Luna. India también está avanzando. Y Rusia ya tiene los medios para seguir yendo a la ISS. Nuestro programa se ha reducido a ser básicamente tecnológico, hasta el punto de que podría ser absorbido por el departamento de ciencia de una universidad. Hasta que no volvamos a tener el sentimiento de explorar de nuevo, como hemos hecho en mi país en el pasado, estaremos en la segunda fila.
¿A dónde cree que se debería ir ahora, a la Luna o a Marte?
Ahora se habla de ir a Marte o a un asteroide. No hablan de la Luna, pero yo creo que es viable. Apenas hemos pasado un par de días allí, hay mucho que ver y que aprender de ella. Además, aprenderemos de la Tierra, porque la Luna es como un antiguo almacén con información de los orígenes del sistema solar. Tiene información sobre cómo era la Tierra durante sus primeros mil millones de años de vida.
Si le dieran la oportunidad, ¿volvería a la Luna?
Nunca me darían la oportunidad, soy demasiado viejo. Sí, me gustaría volver, pero aquellos días se han ido para siempre.
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