Twitter ha puesto en marcha una ofensiva de control sobre las actividades de su ecosistema. Los desarrolladores ya no tienen margen de error y deben cumplir todas las normas. La última recomendación, que no se creen nuevos clientes de la plataforma. Tras la sorpresa inicial, el equipo ha explicado este rechazo en base a un criterio: la innovación.
El pasado viernes la compañía publicó una actualización de las condiciones de servicio de su API. Sigue siendo abierta y, por tanto, mientras se cumplan estas reglas cualquier aplicación va a encontrar su sitio. Sin embargo, las normas llegaron acompañadas de una recomendación dirigida a todos los desarrolladores que estén planteando trabajar en el ecosistema de la red de microblogging. Que se lo piensen dos veces antes de crear un cliente de Twitter.
«Los desarrolladores nos preguntan si pueden crear aplicaciones cliente que imiten o reproduzcan la experiencia general de usuario de Twitter. La respuestas es no», decían los comentarios adjuntos a la publicación firmados por el responsable de la API de Twitter, Ryan Sarver.
Rebajar la tensión
En los entornos de desarrollo de Twitter esta medida no fue bien recibida. Aún menos tras los cierres de algunos servicios que llevan años en funcionamiento sin ningún tipo de cambio, una actitud que en algunos círculos se ha considerado como una estrategia agresiva por recuperar cuota de negocio frente a la competencia directa.
Por eso, Sarver volvió a comparecer online junto a su compañero Raffi Krikorian, jefe del servicio de aplicaciones, para detallar las medidas y acotar las declaraciones realizadas la semana pasada. Lo primero, definir qué es un cliente de Twitter; lo segundo, a qué público va dirigido. Sarver comenzó matizar sus palabras escogiendo delicadamente quiénes no se encuentran comprometidos con esta recomendación.
«No considero que Instagram o Foursquare estén en ese grupo», dijo aludiendo a lo que cree que son clientes de Twitter puros, es decir, aquellos que tiene en su función primaria realizar lo mismo que su programa. «Estamos hablando específicamente de clientes para usuarios. HootSuite y Seesmic se centran más en empresas y marketing», añadió sacando de la cesta otro grupo de servicios semejantes.
¿A quién va dirigida la recomendación?
Raffi tuvo ante sí la tarea de explicar qué criterios se van a seguir para determinar qué uso de la API es más o menos adecuado, sin olvidar que se trata de una API abierta. «Me encanta ver que toda la innovación traiga contenido a Twitter», afirmó para después poner algunos ejemplos de lo que les gusta, como una cafetería francesa que sirve panecillos horneados con forma de «tweets» o unas plantas que avisan con un mensaje de que necesitan ser regadas.
«Por favor, innovad. No os limitéis a apostar vuestro dinero simplemente en hacer una llamada a la API para coger el timeline de los usuarios y renderizarlo», añadió. Las condiciones del servicio de la API de Twitter están para cumplirse. Y parece ser que ahora más que nunca.
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