The Creeper nació casi al tiempo que Arpanet, la hermana mayor de internet. De hecho surgió de los mismos laboratorios. En 1971, un equipo de ingenieros y programadores de la empresa BBN Technologies estaban moldeando Arpanet. En BBN trabajaba Robert Khan, coautor del protocolo TCP/IP (el sistema de comunicación de internet) junto a Vinton Cerf. También, desde BBN, Ray Tomlinson envió el primer correo electrónico. Un tercer hombre para la historia es Bob Thomas. Trabajaba diseñando Tenex, el primer sistema operativo de la red. En la primavera de 1971, The Creeper empezó a hacer de las suyas. Al encender el terminal, además de su mensaje burlón, el programa mandaba imprimir un archivo y, a mitad del proceso, lo detenía, buscaba otra máquina Tenex y saltaba a ella. Era un virus particular, no infectaba otros equipos sin haber dejado antes limpio el anterior. Thomas explicaría después que su objetivo no era hacer daño alguno, "sólo demostrar que era posible la movilidad de un programa", se puede leer en la web de BBN Technologies. Lo que no anticipó es que había abierto una puerta imposible de cerrar. Su colega Tomlinson rediseñó el programa para que pudiera autorreplicarse. "Recuerdo aquellas modificaciones y las veo como una escalada en una carrera de armamentos", dice. De hecho, su equipo también tuvo que crear The Reaper ("la segadora", en inglés), cuya misión era borrar The Creeper ("la enredadera", también en inglés). La eterna lucha había comenzado.
Programar a bajo nivel
"Ahora la mayoría del malware tiene un fin lucrativo, hay auténticas mafias por detrás de la producción actual con ramificaciones de todo tipo, criminal, espionaje industrial, sabotaje...", explica Bernardo Quintero, uno de los fundadores de la consultora de seguridad Hispasec Sistemas y creador de algún que otro virus (siempre con motivaciones pedagógicas). "Pero, en sus orígenes, la creación de virus tenía otras motivaciones, como la investigación en la programación a bajo nivel, el reto que suponía crear un espécimen vivo que pudiera ir replicándose de sistema a sistema y, en muchos casos, también había un componente de ego entre los propios creadores de virus por ser el primero en desarrollar una nueva técnica o alcanzar mayor número de infecciones".A esta época romántica pertenecen los virus de los años 80. En la década anterior, los continuadores de The Creeper siguieron confinados a los laboratorios; no había ordenadores personales. El primero en salir del confinamiento fue Elk Cloner. Creado por un adolescente californiano de 15 años, el virus se ponía en marcha al arrancar el sistema desde el disquette. Entonces, el sistema operativo no iba dentro del ordenador. Elk Cloner marcó dos tendencias y, visto desde hoy, desmonta un mito. Por un lado era molesto aunque inofensivo. Por otro, revela la mezcla de chulería y habilidad técnica del creador. El programa mostraba un pequeño poema de amor pero sólo cada 50 infecciones. El mito desmontado es la idea de Steve Jobs (el fundador de Apple), repetida como si fuera un mantra, de que sus sistemas no tienen virus. Elk Cloner sólo infectaba los Lisa II, el segundo ordenador de Apple.
Tuvieron que pasar cuatro años para que apareciera el primer virus para PC. Diseñado por dos hermanos paquistaníes, Brain tenía la particularidad de que incluía sus datos personales dentro del código, donde daban hasta su número de teléfono. Con motivo de su 25 aniversario, el jefe de investigación de la empresa de antivirus F-Secure, Mikko Hypponen, fue a visitarles a Lahore el mes pasado. "Fue increíble. Fui a Pakistán, a la dirección que aparece dentro del código del virus, llamé a la puerta y los hermanos que escribieron Brain hace 25 años abrieron la puerta. Cuando Amjad y Basit crearon el virus en 1986, el mundo era un lugar muy diferente. No tenían ninguna mala intención al crear lo que resultó ser el primer virus de PC", explica.
Con la popularización de los ordenadores surgieron los primeros virus dañinos, como Viernes 13 o Concept, que borraban archivos. Incluso alguno, como CIH, de 1998, eran capaces de dañar físicamente el ordenador. "En los 90 los protagonistas todavía eran grupos altamente cualificados, que se picaban entre ellos para demostrar quién era el mejor", explica el responsable de la unidad de e-crime de S21Sec, David Barroso. "Pero la aparición masiva de códigos maliciosos empezó en 2000", añade. Buena parte de la culpa la tiene la democratización de internet. "De esta época son los gusanos I love you y similares, que infectaron a millones de equipos personales y de empresas", comenta. Los virus informáticos tienen algo de biológico. Se adaptan a los cambios en el entorno para mantener su capacidad de infección. Si a comienzos de la década el vector era el correo, desde que en 2008 hiciera su aparición Koobface, la nueva vía de contagio son las redes sociales. "Como antes hacían con los del correo, ahora usan tus contactos en las redes", explica Barroso.
Involución
La democratización también se ha extendido a la creación. Desde mediados de la década pasada, empezaron a circular por la red no ya virus, sino programas para hacerlos. "Hoy cualquiera puede hacer uno", dice Barroso. En esto también coinciden desde Hispasec. "En algunos aspectos ha existido una cierta involución técnica. En los primeros años los creadores debían tener conocimientos de ensamblador para poder desarrollar un virus", sostiene Bernardo Quintero.
Pero, al mismo tiempo, se está produciendo malware muy sofisticado al servicio de empresas (para el espionaje industrial), mafias organizadas (para el robo de dinero) y hasta gobiernos. El virus Stuxnet, aparecido el año pasado, es considerado por la mayoría de los expertos el programa malicioso más sofisticado que ha existido. "Nunca se había visto algo igual", cuenta Luis Corrons, de Panda Labs. "Tenía el objetivo de entrar en lugares que ni siquiera tienen internet", añade. Stuxnet aprovechaba cuatro vulnerabilidades no conocidas y una firma digital certificada. Su transmisión era por USB. "Cuando se supo que atacaba sistemas Scada de Siemens todo empezó a cobrar sentido", explica Corrons.
El virus había sido diseñado para alterar las revoluciones de los centrifugadores de uranio de una central nuclear. Aunque generarían el mineral, se obtendría de mala calidad, inservible como combustible, pero los datos que dejaba parecerían buenos. Stuxnet paralizó temporalmente la central nuclear iraní de Natanz. Pero no ha sido hasta hace unos días que el jefe del Ejército israelí reconoció ufano que había sido su unidad, con la colaboración de EEUU, la que creó el virus. "Sin esa confesión, jamás se habría sabido quién había sido", concluye Corrons.
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