Con crecimiento negativo en el último trimestre, uno de los programas de austeridad más drásticos de la Unión Europea (UE), aumento del déficit, inflación y desempleo récord, el ministro de Finanzas del Reino Unido, George Osborne, anunció este miércoles en el Parlamento un "presupuesto para el crecimiento económico".
"El presupuesto de emergencia del año pasado fue para rescatar las finanzas de la nación y rectificar los errores del pasado. El de hoy es para el crecimiento", señaló Osborne al parlamento.El ministro anunció una reducción del impuesto corporativo del 2 % y el equivalente a unos US $350 millones para asistir a unas 10 mil personas a que puedan adquirir su primer hogar.
Sin embargo, el mismo Osborne reconoció que el Reino Unido crecería menos de lo que se había calculado.
Según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria el crecimiento no será del 2,1% sino del 1,7% debido a la inflación y la sorpresiva contracción económica del último trimestre.
Precisamente esa contracción de un 0,6%, que el gobierno atribuyó de forma poco creíble "al frío excesivo" del pasado diciembre, es la que hace dudar a muchos del futuro del actual plan económico.
Más pobres que nunca
Desde que asumió el poder en mayo de 2010, la coalición conservadora-liberal demócrata anunció una disminución del gasto público de US$130.000 millones para los próximos cuatro años, la eliminación de una serie de beneficios sociales y el aumento del impuesto al consumo, conocido como VAT.Esta estrategia de ajuste ha recibido fuertes críticas en las últimas semanas.
Y no sólo de la oposición laborista, los sindicatos y los estudiantes. También la misma Confederación de Empresarios Británicos -que apoya el programa de austeridad- ha dicho que el gobierno no tiene una estrategia de crecimiento.
Un estudio conjunto del prestigioso Instituto de Estudios Fiscales y la BBC, dado a conocer esta semana, muestra que los británicos han sufrido entre 2008 y 2011 la peor caída de ingresos en los últimos 30 años.
En este retroceso económico, los pobres son los más afectados (caída del ingreso del 2,1%, equivalente a unos US$900 al año), mientras que los ricos también han perdido, pero tienen un mayor poder de absorción.
El impacto se siente en distintos sectores.
Los jubilados reciben un 2,4% menos de ingresos, las familias con niños un 1,1% menos y las que no tienen hijos un 1,8%.
Pero quizás el dato más alarmante no se encuentra presente en este estudio, porque todavía no ha sucedido.
Los recortes de US$130.000 millones recién empiezan a implementarse: sólo a fin de año las estadísticas reflejarán cabalmente el impacto del ajuste.
Infierno o paraíso
Según el gobierno, esta estrategia de ajuste es imprescindible para lidiar con el principal legado del gobierno previo: un déficit fiscal que supera el 58% del Producto Interno Bruto.La coalición conservadora-liberal demócrata ha advertido que, si no se adoptan estas medidas, el Reino Unido corre el peligro de caer en una crisis a la griega.
Desde la oposición laborista y círculos keynesianos responden que hay que lidiar con este déficit, pero mucho más gradualmente, y alertan que el gran riesgo para el país es caer en el peor de los infiernos.
El primer círculo del infierno es un estancamiento económico con inflación. El segundo, una deflación: caída de precios sin crecimiento, que achica ganancias hasta ahogar toda inversión.
El escenario internacional no ayuda: el aumento de los precios del petróleo y de los productos primarios constituye una continua presión inflacionaria y una permanente erosión de los ingresos y la capacidad de consumo.
Peor aún, estos escenarios económicos empeorarían el paisaje fiscal que se quería resolver: a menor crecimiento, mayor déficit.
En este sentido, entre el laberinto de estadísticas que ha precedido al anuncio del presupuesto, un dato llama la atención: en febrero el déficit fiscal aumentó.
Según los conservadores, esto sucedió "a pesar del ajuste". Según los críticos, ocurrió "por los ajustes".
La diferencia es fundamental. No sólo para el Reino Unido, sino también para todos los otros países del mundo desarrollado embarcados en estrategias de ajuste.
BBC Mundo
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