La organización que gestiona los dominios de Internet, ICANN, popularmente conocida como el Gobierno de Internet, está bajo la presión, precisamente, de los Gobiernos nacionales que quieren tener un mayor peso en la toma de decisiones. Esta semana celebra en San Francisco su cumbre anual, y en la reunión se vive el enfado de los Ejecutivos por su plan de multiplicar el número de dominios.
ICANN fue creada en 1998 con el impulso del Departamento de Comercio de Estados Unidos que delegó en este organismo la citada gestión. Por razones históricas, Estados Unidos controlaba el gobierno técnico de Internet y creó ICANN para dar entrada a la comunidad de internautas, empresas y Gobiernos en el mismo. Pero sigue conservando la titularidad y periódicamente renueva el contrato con ICANN. El próximo mes de septiembre debe hacerlo. Enfrente tiene a un grupo de países, desde China a India, que reclaman que la gestión de Internet recaiga en una agencia de Naciones Unidas, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Un horizonte que preocupa a otros Gobiernos que temen que Internet caiga en manos de dictaduras que censuran la Red y que la toma de decisiones se aletargue en un complejo procedimiento diplomático.
En la reunión de San Francisco, Vinton Cerf, uno de los padres de Internet, manifestó su apoyo a la actual organización técnica de la Red que, eso sí, podría mejorar su carácter multilateral.
Pero el proyecto de ICANN de multiplicar el número de dominios de primer nivel (como .com o .org) e introducir varios centenares de nuevos dominios (desde .orange a .xxx o .gay) ha molestado a todos. Incluso a Estados Unidos. Inicialmente, la Administración de Obama planteó el derecho de veto de los Gobiernos en este tipo de decisiones. En San Francisco no ha vuelto a hablar de ello, pero sí que apuesta por ampliar el carácter multilateral de la organización, un movimiento que Amadeu Abril, que acude a la reunión como consultor de CORE, interpreta como una manera de apaciguar las críticas gubernamentales y conseguir su apoyo para renovar el contrato con ICANN. Los Gobiernos intervienen en ICANN a través de un consejo, el GAC. Hace un par de semanas, en una reunión en Bruselas, formularon una serie de objeciones a la introducción de nuevos dominios. Estados Unidos, en esta fase preliminar a la renovación del convenio, ha pedido la opinión de la comunidad de Internet sobre este futuro, pero nadie duda de que va a mantener su apoyo a ICANN.
Para João Damas, una de las 13 personas responsables de la seguridad del sistema de nombres de dominios (DNS, en sus siglas en inglés), las críticas al proyecto de multiplicar los dominios de la Red son comprensibles ya que "sería desastroso" porque favorecería la fragmentación de Internet. La gestión técnica de los DNS (mecanismo que traduce las direcciones que escribe el internauta a los números que entienden las máquinas) se basa en una única estructura en forma de árbol, con nodos principales de los que dependen otros. Es así, pero nada impediría, comenta, que si un Gobierno quisiera bloquear el acceso, por ejemplo, a un dominio como .tibet cayera en la tentación de organizar su propio árbol de DNS rompiendo la unidad técnica de la Red y "excluyendo los dominios molestos".
ICANN ha elaborado una lista con una serie de puntos que centran los desacuerdos manifestados por los Gobiernos con su proyecto de más dominios. Estos reclaman, entre otros aspectos, mayor influencia en la toma de estas decisiones y, en otro punto, mayor protección de marcas y toponimias. Las multinacionales se verían obligadas a registrarse en todos los dominios para evitar la ocupación de uno de ellos con su nombre por parte de terceros si no está muy claro quién está autorizado a registrar el dominio de una marca. En el caso de topónimos, el conflicto surge a la hora de decidir quién tiene autoridad para registrar, un caso, un dominio como ".danubio".
El Pais
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