Si Edison visitara hoy Cataluña no lo encontraríamos junto a la Sagrada Familia sino paseando por el Miba, el Museo de ideas e inventos de Barcelona, un espacio pionero que ha abierto hoy sus puertas lleno de verdaderos ingenios pero también de provocadoras "frikadas" con ganas de estimular la mente.
La 'ciudad de los prodigios' retratada en la novela homónima de Eduardo Mendoza tiene ahora un pequeño museo en consonancia, un recinto de dos plantas ubicado junto al ayuntamiento con cabida para centenares de ideas, algunas geniales y otras más que peregrinas: un despertador que salta de la mesilla para evitar que el durmiente lo pueda apagar de un manotazo, folios de papel arrugado para escribir currículos que acabarán en la papelera o macetas con ruedas que se mueven en búsqueda del sol.
Son ejemplos de los "fondos" del Miba, proyecto salido de la cabeza de Pep Torres, un reconocido e inquieto inventor barcelonés que ha habilitado los 600 metros cuadrados de este espacio en áreas diferenciadas, la primera de ellas dedicada a prototipos "como si se tratara de una feria de inventos" y en donde se puede ver la silla Vespa, hecha con el frontal de la famosa moto por Jesús y Carles Bel.
Por medio de un tobogán -aunque también hay una convencional escalera- se accede al Reflexionarium en la planta sótano, que acoge otro montón de "buenas ideas" en palabras de Torres: pulseras detectoras de radiación solar para evitar quemaduras, patines para deslizarse por moquetas, espráis que pueden recubrir alimentos de pintura dorada comestible, un pelador de huevos duros, bolsas de plástico que sirven de duchas para excursionistas...
Entre las que más han llamado la atención figura la fregona dotada con micrófono, las chanclas sin tiras que no dejan marca del sol, la recreación de un bloque de falsa grasa humana para colocar junto a la nevera y evitar tentaciones o la llamada báscula de los famosos, donde la aguja en vez de medidas en kilos te indica que tu peso va desde el de la abeja Maya o "Naranjito" al de Paquirrín o Falete.
Torres señala que muchas de estas ideas -que forman parte del Espacio Absurdo- son como las del profesor Frank de Copenhague, de la revista infantil TBO, en las que la risa y lo cómico son ingredientes esenciales.
Entre ellos está la silla con freno para reclinarse sin peligro que el glotón Homer Simpson ideó en el legendario capítulo en que quiso emular al propio Edison.
El museo incluye inventos para un futuro posible en el año 2300, con una marcada carga de crítica social -como la 'mumless clinique', un dispositivo que evitará la gestación de los bebés en el útero materno-,junto a la que se encuentra el "archivo subversivo" que recopila una serie de "malas ideas" para la industria y el poder, como la media de nylon que nunca se rompía, el motor de agua, wikileaks....
"Lo importante no son los inventos del pasado como la primera lavadora, sino ver el futuro, estimular al visitante, a aquellas personas que tengan ideas o proyectos, y que al salir del museo piensen: lo voy a intentar yo también", dice Torres.
Entre los inventos que se pueden ver en el Miba hay algunos del propio Torres, con un marcado humor catalán, como la silla con palanca para colocarse supositorios.
La entrada al museo, que se abrirá al público mañana y que espera recibir unos 80.000 visitantes en su primer año, tendrá un coste de siete euros para adultos, cinco para los niños y será gratuito para los jubilados.
Por si hay dudas acerca de si la visita merece o no la pena, se ha instalado una periscopio junto a la entrada que permite echar un vistazo a los productos que se muestran, la mayor parte de los cuales se comercializan en la tienda del museo, y que irán siendo sustituidos por otras novedades.
El museo se ubica en un palacio del siglo XIX que fue sede de ICV hasta hace poco tiempo. De hecho, los ecosocialistas dejaron como herencia un antiguo atril al que Torres ha buscado una utilidad. "Lo hemos colocado con una web-cam on line porque no hay idea más peligrosa que un atril donde la gente pueda decir lo que le dé la gana, porque la idea más peligrosa es la libertad", afirma Torres.
Este emprendedor remarca que el museo, que ha supuesto una inversión de 350.000 euros, no ha tenido ninguna subvención pública.
"Resultaría un poco frívolo pedir 6.000 euros para instalar un tobogán, cuando hay tanta gente en paro", ha subrayado Torres, que advierte a quienes se acerquen a los lavabos de las risas que sus genitales pueden provocar en los integrantes de El Tricicle, que aparecen en una pantalla que se activa al ponerse frente a los urinarios.
Canarias7
La 'ciudad de los prodigios' retratada en la novela homónima de Eduardo Mendoza tiene ahora un pequeño museo en consonancia, un recinto de dos plantas ubicado junto al ayuntamiento con cabida para centenares de ideas, algunas geniales y otras más que peregrinas: un despertador que salta de la mesilla para evitar que el durmiente lo pueda apagar de un manotazo, folios de papel arrugado para escribir currículos que acabarán en la papelera o macetas con ruedas que se mueven en búsqueda del sol.
Son ejemplos de los "fondos" del Miba, proyecto salido de la cabeza de Pep Torres, un reconocido e inquieto inventor barcelonés que ha habilitado los 600 metros cuadrados de este espacio en áreas diferenciadas, la primera de ellas dedicada a prototipos "como si se tratara de una feria de inventos" y en donde se puede ver la silla Vespa, hecha con el frontal de la famosa moto por Jesús y Carles Bel.
Por medio de un tobogán -aunque también hay una convencional escalera- se accede al Reflexionarium en la planta sótano, que acoge otro montón de "buenas ideas" en palabras de Torres: pulseras detectoras de radiación solar para evitar quemaduras, patines para deslizarse por moquetas, espráis que pueden recubrir alimentos de pintura dorada comestible, un pelador de huevos duros, bolsas de plástico que sirven de duchas para excursionistas...
Entre las que más han llamado la atención figura la fregona dotada con micrófono, las chanclas sin tiras que no dejan marca del sol, la recreación de un bloque de falsa grasa humana para colocar junto a la nevera y evitar tentaciones o la llamada báscula de los famosos, donde la aguja en vez de medidas en kilos te indica que tu peso va desde el de la abeja Maya o "Naranjito" al de Paquirrín o Falete.
Torres señala que muchas de estas ideas -que forman parte del Espacio Absurdo- son como las del profesor Frank de Copenhague, de la revista infantil TBO, en las que la risa y lo cómico son ingredientes esenciales.
Entre ellos está la silla con freno para reclinarse sin peligro que el glotón Homer Simpson ideó en el legendario capítulo en que quiso emular al propio Edison.
El museo incluye inventos para un futuro posible en el año 2300, con una marcada carga de crítica social -como la 'mumless clinique', un dispositivo que evitará la gestación de los bebés en el útero materno-,junto a la que se encuentra el "archivo subversivo" que recopila una serie de "malas ideas" para la industria y el poder, como la media de nylon que nunca se rompía, el motor de agua, wikileaks....
"Lo importante no son los inventos del pasado como la primera lavadora, sino ver el futuro, estimular al visitante, a aquellas personas que tengan ideas o proyectos, y que al salir del museo piensen: lo voy a intentar yo también", dice Torres.
Entre los inventos que se pueden ver en el Miba hay algunos del propio Torres, con un marcado humor catalán, como la silla con palanca para colocarse supositorios.
La entrada al museo, que se abrirá al público mañana y que espera recibir unos 80.000 visitantes en su primer año, tendrá un coste de siete euros para adultos, cinco para los niños y será gratuito para los jubilados.
Por si hay dudas acerca de si la visita merece o no la pena, se ha instalado una periscopio junto a la entrada que permite echar un vistazo a los productos que se muestran, la mayor parte de los cuales se comercializan en la tienda del museo, y que irán siendo sustituidos por otras novedades.
El museo se ubica en un palacio del siglo XIX que fue sede de ICV hasta hace poco tiempo. De hecho, los ecosocialistas dejaron como herencia un antiguo atril al que Torres ha buscado una utilidad. "Lo hemos colocado con una web-cam on line porque no hay idea más peligrosa que un atril donde la gente pueda decir lo que le dé la gana, porque la idea más peligrosa es la libertad", afirma Torres.
Este emprendedor remarca que el museo, que ha supuesto una inversión de 350.000 euros, no ha tenido ninguna subvención pública.
"Resultaría un poco frívolo pedir 6.000 euros para instalar un tobogán, cuando hay tanta gente en paro", ha subrayado Torres, que advierte a quienes se acerquen a los lavabos de las risas que sus genitales pueden provocar en los integrantes de El Tricicle, que aparecen en una pantalla que se activa al ponerse frente a los urinarios.
Canarias7
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