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2011/03/21

La notable ausencia de Lula

En el almuerzo oficial que ofreció el sábado la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, a su invitado y homólogo estadounidense, Barack Obama, hubo una ausencia notable: la del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
"Es el momento de Dilma", fue la explicación que ofreció el ex mandatario, quien habría optado por un bajo perfil para no restarle protagonismo a la primera mujer presidenta de Brasil y de quien es considerado el "mentor".
Por otra parte, algunos simpatizantes del gubernamental Partido de los Trabajadores (PT), del que Lula es líder histórico y fundador, han convocado manifestaciones contra la visita de Obama en Río de Janeiro.
Y aunque el PT ha desautorizado las manifestaciones como un acto de "incoherencia política", algunos creen que la actitud de Lula incentiva a los más radicales de un partido que hasta hace una década se definía como antiimperialista.

Cuestión de ego

A tres meses de salir de la presidencia, Lula parece que no se ha acostumbrado a no ser ya el centro de las atenciones en Brasilia, de acuerdo con la evaluación de algunos conocedores de la política local.
"Yo creo que Lula está acostumbrado a ser el protagonista y no le iba a gustar en un escenario donde la protagonista era Dilma", le dijo a BBC Mundo Jose Augusto Guilhom, politólogo de la Universidad de Sao Paulo.
Para Guilhom, el problema puede haber sido doble en esta ocasión porque Lula hubiera estado entre dos grandes figuras que centran la atención internacional y nacional: la primera mujer presidenta brasileña y el primer negro que llega a la Casa Blanca.
Muchos han tratado de hacer una lectura de las consecuencias políticas del gesto de Lula, tratando de evaluar que impacto podría tener en el relanzamiento de las relaciones con Brasil que Obama dice aspirar.
"Esto sólo tiene consecuencias, pero para la imagen de Lula, porque en general a los brasileños no nos gusta esa falta de cortesía de rechazar la invitación de una presidenta", dijo Guilhon.
La Casa Blanca, mientras tanto, no comentó con BBC Mundo la ausencia en el evento del ex presidente brasileño, a quien un tiempo atrás Obama había dicho admirar.

Beneficios diplomáticos

Pero si la ausencia de Lula en el almuerzo en honor de Obama fuera indicio de un alejamiento con su antigua pupila, algunos piensan que podría ayudar a reencauzar la relación bilateral.
Bajo los últimos años del gobierno de Lula, Brasil llegó a rozar con Washington por su intención de mediar en la crisis generada por el programa nuclear iraní.
El brasileño incluso viajó a Teherán y junto con el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se retrataron con el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejadh, tras pactar un acuerdo que esperaban que satisficiera a la comunidad internacional.
Pero el plan no prosperó y Lula resintió el rechazo de sus colegas de Europa y EE.UU. Luego Brasil votó en contra de la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para imponer sanciones al gobierno iraní.

Un callado García

José Augusto Guilhon afirma que aunque "Dilma no tiene aun una política exterior definida, ya Marco Aurelio (García) no habla. Ni siquiera se acercó a Obama en el almuerzo".
Marco Aurelio García sigue siendo el asesor de la presidencia brasileña para temas de política exterior, un cargo creado por Lula. En su momento, llamó la atención que una persona sin experiencia diplomática aconsejara el presidente de un país cuya cancillería se precia de ser de las más capaces del continente.
En la reciente votación en el Consejo de Seguridad sobre Libia, Brasil se abstuvo –junto a China, Rusia, Alemania e India–. Y aunque no se plegó a Washington "al menos no se opusieron", como le dijo a BBC Mundo una fuente de la Casa Blanca.
Y eso, en Washington, con seguridad se recibe como el signo de que sin Lula en la escena vendrán mejores tiempos en la relación.

BBC Mundo

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