Hace tres años era uno de los regalos más comunes cuando se viajaba a Estados Unidos. Las cámaras Flip, nacidas en 2005, fueron un complemento perfecto para los primeros vídeoblogs. Del mismo tamaño que una cámara de fotos y con un característico botón rojo permitían grabar vídeo de forma sencilla y con alta calidad. Después, basta desplegar el puerto USB que traen en el propio cuerpo del aparato y descargar el contenido en el ordenador. Esta facilidad de uso también implica algunas restricciones: no hay cargador, la batería se llena a través del cable USB, conectándolo al ordenador, y no se puede ampliar la memoria, tampoco extraerla. La cámara puede traer cuatro u ocho gigas de espacio para grabar alrededor de una y dos horas respectivamente. Graban en formato MP4 y con una definición de 720 píxeles (se considera este el estándar de alta definición).
En teoría no hace falta saber demasiado para obtener buenos resultados y compartir el resultado. Estas cámaras de poco más de 100 gramos solo hacen vídeo. Permiten tomar fotogramas para usarlo como una imagen gracias a un programa, pero no es su cometido.
En 2007, la empresa de telecomunicaciones Cisco adquirió la empresa de los creadores y se lanzó a una comercialización masiva. En 2009 comenzó la comercialización en Europa. Primero en Reino Unido, en 2010 llegaron a Francia y Alemania, y, a partir de 2011 se van a vender en los Noruega, Finlancia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y España. Miguel Bullón, responsable del producto en España explica el motivo: "hemos ido poco a poco, viendo la reacción de los mercados".
Sin embargo, llama la atención que los creadores de este segmento de mercado hayan tardado tanto en llegar a Europa. Incluso da la sensación de que llegan tarde. JVC, Sony y Kodak han lanzado aparatos muy parecidos, aunque con lentes algo menos luminosas. Además, la mayoría de los teléfonos avanzados de Nokia, muchos terminales con Android y, sobre todo, el iPhone graban con alta definición y comparten el contenido en YouTube. El teléfono de Apple incluso es capaz de editar contenidos.
Michèle Marinesco, responsable en Europa de Flip, insiste en que la facilidad de uso es su mejor aliada, así como el sistema para compartir vídeos y los programas para editar. La cámara incluye un software que se instala la primera vez que se conecta a un ordenador. Es compatible con Windows y Macintosh y permite cortar, pegar, incluir títulos en los vídeos o poner una banda sonora de fondo. El sistema FlipShare, que incuye aplicación para iPhone e iPad, gestiona los vídeos de la cámara y permite compartirlos de manera pública o con quien se desee. En realidad se trata de un servicio de almacenamiento online, en la nube, FlipShare, sin límite de espacio para poder albergar los vídeos y decidir si se dejan para que cualquiera los pueda ver o solo con parte de la agenda de contactos.
"Ya sabemos que YouTube lo permite", explica Marinesco, "pero no lo hacen con la misma facilidad ni calidad". Como dato curioso añadió que la mayor parte de los vídeos compartidos no superan los tres minutos y las tomas suelen ser de un minuto. Así como que las mujeres son más activas en este servicio.
Las cámaras Flip llegan en tres modelos y con varios complementos. Trípodes, auriculares y carcasas para personalizar la cámara y cable HDMI para poder ver las grabaciones directamente en la televisión. El modelo de cuatro gigas, la denominada Mino HD cuesta 149 euros. La de ocho, 179. El modelo, algo más voluminoso, Ultra HD, cuenta también con ocho gigas de capacidad pero permite cambiar la batería.
El Pais
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