La historia del baloncesto está plagada de míticos nombres como Kareem Abdul Jabbar, Larry Bird, Michael Jordan o Shaquille O'Neal, figuras que con sus triples in extremis, pases de ensueño y mates que desafiaban la mismísima ley de la gravedad, se convirtieron en ídolos de muchas generaciones y todo un emblema para la mejor liga del mundo, la NBA.
Pero hubo un tiempo en el que, por encima de estrellas individuales, un equipo formado exclusivamente por jugadores afroamericanos del neoyorquino barrio de Harlem maravilló al mundo entero. Hablamos de los Harlem Renaissance Big Five o New York Rens. Precisamente el nombre lo adoptaron del salón de baile Harlem Renaissance, situado entre la calle 138 y la séptima avenida de Nueva York, que les sirvió como cancha de juego en sus primeros encuentros.
Como en aquella época los jugadores negros no podían jugar en las ligas profesionales, comenzaron su andadura recorriendo el país, de costa a costa, en busca de amistosos. Su palmarés durante las décadas de los años veinte y treinta es demoledor; en la temporada 1932-33 completaron un balance de 112 partidos ganados y 8 derrotas, consiguiendo 88 victorias consecutivas, marca que nunca ha sido superada después por un equipo profesional. En 1939, por fin, se consagró como el primer equipo formado por negros que lograba un campeonato oficial al batir en la final del World Basketball Tournament de Chicago a los Oshkosh All-Stars por 34-25.
Tal y como podemos leer en la bitácora Naufrablogs, 62 años después de su desaparición, está a punto de estrenarse un documental que resume la obra y milagros de los Rems. La pieza, se antoja interesante, sabiendo que uno de los guionistas es el gran Abdul Jabbar y que el trailer presenta a estos magos del balón y la canasta como «el equipo de baloncesto más grande sobre el que jamás hayas oído hablar».
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